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Ausencias y presencias reales de la 'reboda' de Flora Ogilvy, sobrina de Isabel II
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FAMILIA REAL BRITÁNICA

Ausencias y presencias reales de la 'reboda' de Flora Ogilvy, sobrina de Isabel II

La nieta de la princesa Alexandra ha celebrado un nuevo enlace, esta vez con muchos más invitados que la ceremonia civil, en otoño del año pasado

Foto: Los recién casados (por segunda vez). (Getty)
Los recién casados (por segunda vez). (Getty)

Casi un año después de su primera boda, Flora Ogilvy, sobrina de la reina Isabel II, ha vuelto a dar el 'sí, quiero' a Timothy Vesterberg, al que podemos considerar su marido por partida doble. La pareja se casaba en septiembre del año pasado, en una ceremonia en el palacio de St. James totalmente privada, de la que la propia novia informó a través de sus redes sociales. Ya avisó entonces que esperaba celebrarlo al año siguiente. Y así ha sido: un enlace completamente distinto, con una novia mucho menos minimalista y una 'reboda' que ha contado con presencia real (aunque también con ausencias).

Los novios han elegido la iglesia de St. James, un lugar muchísimo menos privado, ya que se encuentra en pleno centro de Londres. Hasta allí ha llegado la novia con su hermano Alexander, el encargado de acompañarla al altar, donde ya la esperaba su marido. Testigos del momento de su nueva unión han sido numerosos invitados reales. Aparte de sus padres, James y Julia Ogilvy y su abuela, la princesa Alexandra de Kent, el enlace ha contado con el príncipe Eduardo, hijo de Isabel II, y su esposa, la condesa de Wessex, una de las invitadas mejor vestidas, escogiendo el que se ha convertido en el color más utilizado de la celebración, el rosa.

placeholder Los condes de Wessex, junto a la princesa Michael de Kent. (Getty)
Los condes de Wessex, junto a la princesa Michael de Kent. (Getty)

No ha faltado tampoco la princesa Michael de Kent, recién recuperada de unas dolencias consecuencia del coronavirus; lord Frederick Windsor y Sophie Winckleman, cuyas dos hijas, Maud e Isabella, han ejercido de damitas de honor; lady Helen Taylor; o la condesa de St. Andrew junto a sus hijas Marina y Amelia Windsor. Pero también hay que destacar las ausencias, ya que no han estado ni el príncipe Carlos con Camilla, ni la princesa Ana, ni la propia Isabel II, a pesar de que su prima Alexandra, abuela de la novia, ejerce de cuando en cuando de representante de la Casa Real.

placeholder La novia, llegando a la iglesia con su hermano. (Getty)
La novia, llegando a la iglesia con su hermano. (Getty)

Y si la celebración ha sido mucho menos minimalista que la pequeña ceremonia con la que se casaban en 2020, marcada por la pandemia, el atuendo nupcial de Flora también ha seguido en la misma línea. La novia ha escogido un diseño bordado de la diseñadora de alta costura británica Phillipa Lepley, especializada en moda nupcial. Los elementos más característicos eran las mangas transparentes y el escote corazón, además de un velo bordado a juego. Tampoco han faltado en esta 'reboda' las joyas familiares, ya que la novia no ha dudado en lucir la tiara Ogilvy, realizada con perlas y adornos florales de diamantes.

Esta es la gran primera boda real pospandemia que celebran los Windsor. La princesa Beatriz de York, nieta de Isabel II, tenía pensado casarse por todo lo alto en 2020 con Edo Mapelli, con el que ahora está esperando su primer hijo. Sin embargo, el coronavirus se lo impidió, por lo que a la hija del príncipe Andrés y Sarah Ferguson no le quedó más remedio que celebrar su enlace de forma privada, contando únicamente con la presencia de la familia más próxima. Los siguientes fueron los grandes protagonistas de este viernes, que también se vieron obligados a celebrar su unión de forma muy reducida. Al menos, han podido resarcirse celebrándolo como siempre habían querido, a lo grande y junto a toda su familia y amigos.

Casi un año después de su primera boda, Flora Ogilvy, sobrina de la reina Isabel II, ha vuelto a dar el 'sí, quiero' a Timothy Vesterberg, al que podemos considerar su marido por partida doble. La pareja se casaba en septiembre del año pasado, en una ceremonia en el palacio de St. James totalmente privada, de la que la propia novia informó a través de sus redes sociales. Ya avisó entonces que esperaba celebrarlo al año siguiente. Y así ha sido: un enlace completamente distinto, con una novia mucho menos minimalista y una 'reboda' que ha contado con presencia real (aunque también con ausencias).

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