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El adiós a la soltería de Mako de Japón: última cita oficial, reencuentro y despedidas
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El adiós a la soltería de Mako de Japón: última cita oficial, reencuentro y despedidas

La hija del príncipe heredero tiene unos días muy ajetreados antes de dar el 'sí, quiero'. Tras haberse reunido con su prometido y asistir a su último acto oficial, visitará a sus tíos y sus abuelos

Foto: La princesa Mako, en una imagen de archivo. (Reuters)
La princesa Mako, en una imagen de archivo. (Reuters)

No son días precisamente tranquilos para la princesa Mako. Si ya una novia que cuenta los días para su boda experimenta los nervios propios de ver la fecha tan cercana, en su caso esa sensación es aún mayor. No solo por el interés mediático que tiene el enlace y todo lo que conlleva, al tratarse de la sobrina del emperador de Japón y la hija del príncipe heredero, sino por la intensa agenda que le espera de aquí a que se convierta en una mujer casada. De momento, el adiós a la soltería de Mako de Japón está teniendo de todo: ya ha vivido su última cita oficial como parte de la familia imperial y se ha reencontrado con su prometido después de tres años. Pero ahora le espera la peor parte: las despedidas de su familia.

De momento, el domingo la princesa Mako asistía a su último compromiso oficial como miembro de la familia imperial. Hablamos del llamado Kannamesai-Kensho-no-Gi, o Festival de la Cosecha, que se celebra en el Palacio Imperial de Tokio. Asistió el emperdador Naruhito, así como el príncipe Fumihito y su esposa, la princesa Kiko, con sus dos hijas. La gran ausente de la cita fue la emperatriz Masako, que no pudo participar por problemas de salud.

placeholder La princesa Mako, en una imagen reciente. (Reuters)
La princesa Mako, en una imagen reciente. (Reuters)

La gran anécdota de la jornada la protagonizó una mujer que se encontraba entre el público para darle la bienvenida a la familia del príncipe heredero, que hizo su entrada en coche. No dudó en acercarse a la ventanilla y decirle a Mako: "Te deseo mucha felicidad".

Unas palabras que no dejan de ser significativas, dado que gran parte de la opinión pública se ha opuesto a la boda de Mako con su prometido, Kei Komuro, debido a los problemas ecónomicos que desveló un exnovio de la madre, y que sirvieron para que la boda se haya retrasado durante tres años. Precisamente, el hecho de no tener el apoyo popular ha llevado a la princesa a renunciar a los 150 millones de yenes que le correspondían por casarse con un plebeyo y tener que abandonar por eso la familia imperial. Es una compensación que se le entrega al verse obligada a renunciar a sus privilegios reales, pero que ella también ha rechazado para no echar más leña al fuego, ya que ese dinero procede de las arcas públicas.

placeholder La princesa Mako, en una imagen de archivo. (Reuters)
La princesa Mako, en una imagen de archivo. (Reuters)

Con estos gestos, ha quedado claro que uno y otro estaban más que dispuestos a luchar para poder casarse, aunque fuera tres años después de anunciar su compromiso, como ha sido el caso. Quizá con lo que no contaban es que también pasarían tres años sin verse. Y es que la pareja se reencontraba por primera vez este lunes, después de haberse despedido en agosto de 2018, cuando Kei abandonaba Japón para estudiar Derecho en Nueva York. Los problemas que tuvieron para casarse y los que añadió la pandemia hicieron que no se hayan podido ver hasta ahora.

Su cita fue en Akasaka, la residencia oficial de los príncipes herederos y sus tres hijos. La reunión duró más de tres horas y en ella, lógicamente celebrada a puerta cerrada, se entiende que Kei Komuro anunció oficialmente a los padres de Mako su intención de casarse con ella. El joven abogado había regresado a Japón el pasado 27 de septiembre, pero ha estado en cuarentena más de dos semanas, por lo que no ha sido hasta ahora cuando ha tenido esa esperada reunión con su prometida y sus padres.

placeholder Kei Komuro, en su regreso a Japón. (Reuters)
Kei Komuro, en su regreso a Japón. (Reuters)

A partir de ahora, comienza la cuenta atrás para la pareja, que se casará el próximo martes en una ceremonia civil muy sencilla, tras la que darán una rueda de prensa, ya como el matrimonio Komuro. Aunque antes Mako todavía tendrá que cumplir con dos tradiciones familiares. Primero, el día 22 de octubre se reunirá con sus tíos paternos, el emperador Naruhito y la emperatriz Masako. Dos días más tarde, la víspera del enlace, hará lo propio con sus abuelos, los emperadores eméritos Akihito y Michiko, con la intención de informarles sobre su matrimonio.

Ya el día 26 la princesa Mako y Kei Komuro se convertirán en marido y mujer y se marcharán a Nueva York, donde él sigue estudiando y además ha conseguido un trabajo en un bufete de abogados. Mako viajará entonces a Estados Unidos ya sin el título de princesa, sin su estatus real y sin el conjunto de joyas que la familia imperial le regaló por su mayoría de edad, a las que también tendrá que renunciar para poder casarse con la persona que ha elegido.

No son días precisamente tranquilos para la princesa Mako. Si ya una novia que cuenta los días para su boda experimenta los nervios propios de ver la fecha tan cercana, en su caso esa sensación es aún mayor. No solo por el interés mediático que tiene el enlace y todo lo que conlleva, al tratarse de la sobrina del emperador de Japón y la hija del príncipe heredero, sino por la intensa agenda que le espera de aquí a que se convierta en una mujer casada. De momento, el adiós a la soltería de Mako de Japón está teniendo de todo: ya ha vivido su última cita oficial como parte de la familia imperial y se ha reencontrado con su prometido después de tres años. Pero ahora le espera la peor parte: las despedidas de su familia.

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