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El motivo por el que Mako de Japón tiene que devolver su tiara y sus joyas tras su boda
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DEVUÉLVEME MIS JOYAS

El motivo por el que Mako de Japón tiene que devolver su tiara y sus joyas tras su boda

La sobrina de Naruhito tendrá que renunciar a mucho más que su estatus real y la asignación que se le da a los miembros de la familia imperial

Foto: La princesa Mako, en una imagen de archivo. (Reuters)
La princesa Mako, en una imagen de archivo. (Reuters)

Japón, una de las monarquías más antiguas del mundo y, sobre todo, una de las más tradicionales, si no la que más. De ahí que lo que en Occidente nos parecería una historia de amor más que habitual en los tiempos que corren, allí la relación de la sobrina del emperador Naruhito y su prometido, Kei Komuro, se ha convertido desde sus inicios en objeto de polémica. Las tradiciones de la dinastía han obligado a la novia a hacer grandes renuncias para poder casarse: su estatus real, una cuantiosa asignación económica o, entre otras cosas, una tiara y varias joyas que la princesa Mako tendrá que devolver tras su boda.

Mako y Kei Komuro se conocieron hace unos años, se enamoraron y anunciaron su compromiso en 2017. Lo que suponía una noticia feliz en el seno de la familia imperial, se tornó en asunto de debate, crítica y casi escándalo en el país. El motivo, que un exnovio de la madre de Kei Komuro contó a los medios de comunicación que la familia aún le debía cierto dinero. No era una gran cantidad, pero suficiente para que supusiera un auténtico escándalo, ya que en la cultura japonesa se considera una grave deshonra tener una deuda personal con otro ciudadano, por muy pequeña que sea.

placeholder La princesa Mako y Kei Komuro, cuando anunciaron su compromiso. (EFE)
La princesa Mako y Kei Komuro, cuando anunciaron su compromiso. (EFE)

Bien, pues por esta cantidad de dinero, la princesa Mako no va a poder pronunciar su 'sí, quiero' hasta el 26 de octubre, tres días después de cumplir los 30 años y cuatro años después de haber anunciado su compromiso. Las críticas de los medios de comunicación y de la opinión pública hicieron que se ralentizaran los preparativos, quizá con la intención soterrada de la familia imperial de que finalmente los novios desistieran y terminaran su relación.

No solo no ha sido así, sino que Mako se ha mostrado más firme que nunca en su decisión y sigue dispuesta a renunciar a todas las ventajas que conlleva ser la hija del príncipe heredero, la nieta mayor de los emperadores eméritos y la sobrina del actual emperador. Las tradiciones japonesas están muy arraigadas y, al igual que aún no se permite a las mujeres acceder al trono, tampoco se permite a un miembro de la familia imperial casarse con un plebeyo sin perder sus privilegios reales. Pero, además, Mako ha hecho más sacrificios de los que ya de por sí contemplan las leyes imperiales.

placeholder La princesa Mako, con su familia. (Reuters)
La princesa Mako, con su familia. (Reuters)

Sin ir más lejos, ha comunicado su determinación de renunciar a más de 150 millones de yenes -más de un millón de euros-, que le correspondería al casarse con Kei Komuro, ya que es una especie de 'garantía' que da la Casa a las mujeres que salen de la institución por casarse, como ella, con un plebeyo. Pero el hecho de que sea dinero que sale de las arcas públicas y de que el pueblo no esté muy a favor de su matrimonio ha llevado a que Mako quiera renunciar a él, quizá en un intento de calmar los ánimos.

Pero quizá lo que más le duela perder sea la tiara y las joyas que Mako de Japón tendrá que devolver a la Casa Imperial tras su boda, ya que llevan junto a ella diez años. Como todas las chicas que nacen dentro de la familia, recibió un conjunto de joyas al cumplir la mayoría de edad, que en el país nipón es 20 años. En su caso, se trata de un conjunto compuesto por collar, broche, pendientes, brazaletes y tiara. Todas las piezas está realizadas solo con diamantes, obedeciendo así a la tradición de la dinastía de que las tiaras solo estén compuestas por piedras preciosas de color blanco, a diferencia de otras casas reales, en las que las amatistas, las aguamarinas, las esmeraldas o los rubíes están más que presentes en su joyero.

placeholder La princesa Mako, con el conjunto de diamantes que tendrá que devolver. (Gtres)
La princesa Mako, con el conjunto de diamantes que tendrá que devolver. (Gtres)

El conjunto fue encargado a la joyería Wako, una de las más prestigiosas de Tokio. Mako lo lució por primera vez al cumplir los 20 años, cuando visitó a sus abuelos, los emperadores Akihito y Michiko, como parte de los diferentes eventos que se organizaron para celebrar su mayoría de edad. Pero también pudo lucirla en la cena de gala que se celebró tras la entronización del emperador Naruhito. Allí la vimos, junto a su madre y su hermanas, todas vestidas de blanco, el color tradicional para las damas en este tipo de eventos.

Pero esta imagen de Mako engalanada con ese espectacular conjunto de pulsera, collar, pendientes, pulsera, broche y tiara, si ya no es muy frecuente, va a serlo aún menos. De hecho, no la volveremos a ver. Porque el regalo que la Casa Imperial le hizo por su mayoría de edad es uno de esos privilegios a los que la princesa tendrá que renunciar tras su boda. Las joyas tendrán que volver a su legítimo propietario, puesto que, al casarse con una persona que no tiene sangre real, no tiene permitido llevárselas en la maleta hacia Nueva York, donde se instalará tras unirse a Kei Komuro en matrimonio y, con ello, abandonar la familia real.

Japón, una de las monarquías más antiguas del mundo y, sobre todo, una de las más tradicionales, si no la que más. De ahí que lo que en Occidente nos parecería una historia de amor más que habitual en los tiempos que corren, allí la relación de la sobrina del emperador Naruhito y su prometido, Kei Komuro, se ha convertido desde sus inicios en objeto de polémica. Las tradiciones de la dinastía han obligado a la novia a hacer grandes renuncias para poder casarse: su estatus real, una cuantiosa asignación económica o, entre otras cosas, una tiara y varias joyas que la princesa Mako tendrá que devolver tras su boda.

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