El Festival de Lavanda que está a 1 hora de Madrid: campos teñidos de morado con conciertos al aire libre para desconectar

• La ruta de cascadas que además de ser preciosa tiene puentes de madera y saltos de agua: una ruta fácil para disfrutar en familia
• El balneario más viral de España: en plena naturaleza con cueva y cascada termal ideal para descansar y desconectar en la naturaleza

Imagina esto: un mar de lavanda en flor, un cielo naranja de atardecer, una copa de vino en la mano y de fondo suenan Los Secretos. No es una fantasía provenzal, es Brihuega, y ocurre cada julio a apenas una hora de Madrid. Allí se celebra el Festival de la Lavanda, una cita que convierte la música en directo en una experiencia sensorial completa.

En su edición 2025, el festival se celebra los días 11, 12, 18 y 19 de julio en los llamados Campos de la Batalla, un paraje natural que este año se ha ampliado para acoger a más asistentes sin perder su atmósfera íntima. Según confirma la web oficial del festival, los conciertos empiezan al caer el sol, pero las puertas se abren a las 18:30 h para poder pasear entre flores antes de que arranque la música.

¿Y qué música? Este año el cartel lo forman Los Secretos, Iván Ferreiro, El Arrebato y Beret, cada uno con su noche, cada uno con su banda sonora para ver caer el día sobre un campo morado. Pero el festival no es solo eso: hay zonas de food trucks, DJ sets, terrazas con vistas, talleres y mercadillos que hacen de la experiencia algo más que un concierto.

La estética es parte del encanto. La organización sugiere vestir de blanco, un guiño estilístico que contrasta con la lavanda y convierte cualquier foto en postal. Eso sí, lleva zapato cómodo y protección solar: el lugar es rural, el calor es real.

Las entradas están disponibles en distintos formatos, desde la entrada general hasta opciones preferente y VIP que incluyen acceso a zonas reservadas, picnic y otros extras. Si estás pensando en asistir, mejor no dejarlo para última hora: el aforo es limitado y la demanda, alta.

No es un festival de masas, ni pretende serlo. Es una escapada pensada para quienes buscan algo más que música: un momento para frenar, para respirar hondo, para sentir que el verano puede oler a lavanda y sonar a canciones con historia. Porque a veces, basta una puesta de sol y un campo morado para cambiar el ritmo.