La peor cara del príncipe Andrés, desvelada por su criada: ira y altivez del "niño mimado"

Cuando la imagen del príncipe Andrés no puede estar más por los suelos debido a las acusaciones de abuso sexual, su posible futura presencia en un juzgado y a la retirada de sus títulos reales por decisión de su querida madre, entra ahora en escena una antigua empleada del hermano del príncipe Carlos para añadir otra mancha más sobre él.

Charlotte Briggs es una mujer de 47 años que comenzó a trabajar en el palacio de Buckingham en 1996, cuando tenía 21 años. A los seis meses se le encargó ser la criada de Andrés, un puesto que, asegura, "nadie quería" porque era por todos conocida la tendencia que el hijo de Isabel II tenía a protagonizar pataletas con el personal. En aquel momento, Andrés tenía 36 años y se había divorciado recientemente de Sarah Ferguson. Su excriada asegura que con frecuencia se volvía loco, sufría ataques de ira y esperaba que todo se hiciera por él.

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Briggs ha ofrecido detalles en 'The Sun' sobre cómo fue su convivencia con él. Lejos de sentirse mal por ellos, asegura que le importa "un carajo lo que sienta el Príncipe Andrés". Y añade: "Es un hombre horrible y desagradable".

Habiendo regresado al palacio después de su divorcio, el duque se había instalado, en aquel momento, en el "piso de la guardería", donde él, el príncipe Carlos, el príncipe Eduardo y la princesa Ana solían jugar cuando eran niños.

A pesar de ser un hombre adulto que incluso había servido al ejército, se negaba a hacer nada por sí mismo. "Teníamos que arreglar su cama, quitar los peluches que había sobre ella, colocar las cortinas, su pijama... Él era una manzana podrida y se comportaba como un mocoso malcriado”, cuenta la excriada.

Con respecto al asunto de colocar correctamente las cortinas de su oficina, Briggs recuerda un episodio muy llamativo. En una ocasión, el príncipe llamó desde allí para que enviaran a una sirvienta para cerrarlas correctamente. Para Charlotte Briggs, esto supuso tener que ponerse un vestido de noche y subir cuatro tramos de escaleras para cerrar las cortinas frente a las que Andrés se encontraba sentado a unos pocos metros de distancia. Briggs asegura que el príncipe le gritó por el hecho de que había dejado un pequeño espacio abierto en la parte superior. "¿No puedes hacer nada bien?", desvela que le dijo el príncipe, fuera de sí. "Este hombre luchó por su país en las Malvinas, pero no podía ponerse en pie para cerrar las cortinas él mismo. Fue completamente ridículo, pero decía mucho sobre él", añade.

En cuanto a los peluches de la cama de Andrés que menciona su excriada, se da la circunstancia de que a principios de esta semana, el exguardia de palacio Paul Page habló sobre ellos. Fue él quien desveló que Andrés tenía una cama sobre la que reposaban unos 50 o 60 osos de peluche. También, que a las criadas se les proporcionaba una imagen plastificada de cómo debían estar colocados. De esta forma, la persona encargada de servir al príncipe, podría colocar cada oso cuidadosamente en su posición correcta. Todo tenía que estar dispuesto al milímetro para no enfadar al hijo de la reina.

Briggs asegura que lloró en muchas ocasiones por la actitud "exigente y autoritaria" que mostraba el príncipe.

A pesar de los malos ratos que pasó en palacio por culpa de Andrés, Briggs aclara que el resto de la familia real, como los hermanos del duque, Carlos y Eduardo, así como otros miembros de la realeza que conoció durante su tiempo en Buckingham, fueron "maravillosos".