La sociedad británica, contra el príncipe Andrés: aparecen pintadas en un palacio de Isabel II

Era cuestión de tiempo que el descontento generalizado que hay en Reino Unido por el duque de York y su implicación en el conocido como escándalo Epstein se hiciera evidente. Aunque la Corona británica ha intentado pasar de puntillas por este tema, los últimos acontecimientos no le han dejado otra que reaccionar. Lo que no esperaban, quizá, es que la polémica protagonizada por el tercer hijo de la monarca llegara a afectar de forma física a las propiedades reales. La primera que ha sufrido los daños colaterales ha sido Holyroodhouse, uno de los palacios de Isabel II, en el que han aparecido pintadas.

El domingo por la mañana, los muros exteriores de este palacio escocés amanecían con pintadas de color blanco, con el duque de York como objetivo. "Paedo home" -'hogar de un pedófilo'- era lo que podían leer claramente todos los que pasearan por los alrededores. Y, claro, no se trata de una casa cualquiera. Es una de las diferentes residencias oficiales a disposición de Isabel II repartidas por suelo británico. Y aunque no es en la que más tiempo pasa, apenas una semana al año a principios de verano, se trata de un lugar histórico, con casi nueve siglos de antigüedad.

Así que no es raro que la policía ya haya puesto todo en marcha para intentar dar con la persona o personas que han sido responsables de estas pintadas. No por el contenido de las mismas, del que no se ha comentado nada, sino por el continente, al haber alterado la imagen de una joya del patrimonio cultural del país. Incluso, los agentes ya han hecho un llamamiento público para que cualquiera que pudiera ver algo entre la tarde del sábado y la madrugada del domingo, cuando se realizaron estos grafitis, se ponga en contacto con la policía.

Este acto de vandalismo es una muestra más de lo deteriorada que está la imagen del príncipe Andrés desde que saliera a la luz el escándalo Epstein y se conociera su vinculación con él. Pero su reputación ha caído en picado especialmente en los últimos meses, cuando Virginia Giuffre, la mujer que lo acusa de haber abusado de ella siendo menor, le interpuso una demanda por la que tendrá que sentarse en el banquillo, puesto que el juez que lleva el caso entendió que no había motivo para desestimarla y archivar la denuncia.

Pero tener que ir a juicio y declarar ante el juez no es el único efecto negativo para el duque de York que ha tenido estar implicado en la trama Epstein. Aunque ha contado con el respaldo personal de la reina Isabel desde que se conociera su posible vinculación, las decisiones oficiales han ido por otro camino. Y el pasado jueves la monarca tenía el primer gran gesto contra su hijo: le retiraba todos los honores militares y los patrocinios reales. Un punto de inflexión en Buckingham, pero que para los expertos llega con años de retraso, ya que se sabe desde hace tiempo de la amistad del príncipe Andrés y el magnate, y han pasado ya dos años desde que el nombre de este Windsor se viera vinculado a la trama sexual que ha acabado en los juzgados.

La decisión obedecía en cierta forma al clamor popular, ya que una de las maneras en las que se ha manifestado el descontento de los británicos por este asunto ha sido a través de una carta de más de 152 veteranos del ejército que pedían a la monarca que hiciera precisamente eso, quitarle los honores militares. Pero no ha sido la única petición que le ha llegado a la reina Isabel, ya que desde la ciudad de York también se ha solicitado que le revoque el ducado de York, título que le concedió al casarse con Sarah Ferguson y que ella todavía lleva.

El palacio de Holyroodhouse

Esta propiedad real que ha sido víctima de vandalismo por culpa del príncipe Andrés es una de las residencias oficiales que la reina Isabel tiene para ella en toda Gran Bretaña. Está situada en la capital escocesa, Edimburgo, al final de la Milla Real, la calle más icónica de la ciudad. Es habitual que la reina Isabel pase una semana al año en este castillo desempeñando compromisos oficiales en Escocia. También sirvió de residencia oficial para los duques de Cambridge el pasado mayo, cuando hicieron una gira por el país, en un intento de calmar el movimiento independentista.

Situado al final de la Royal Mail, es uno de los lugares de visita obligada en Edimburgo, ya que cuando no hay presencia real está abierto al público, como sucede con otras residencias oficiales de la reina Isabel y que no son propiedad privada, sino del Estado. Se pueden visitar los apartamentos históricos del siglo XVI de María Estuardo y los llamados apartamentos de Estado, que son utilizados para cuestiones oficiales. Los apartamentos privados de la reina y los demás miembros de la familia real siempre está cerrados, como es habitual en los otros castillos.

Pero aunque esta zona privada permanezca cerrada, aún hay mucho que ver en todo el recinto. Construido sobre un antiguo monasterio fundado en el siglo XII, el edificio, tal y como lo conocemos hoy, cuenta con una superficie de más de 8.000 metros cuadrados y tiene 289 habitaciones. Y aún queda buena parte de la abadía original, hoy en ruinas. Pura historia británica que este fin de semana ha sufrido las consecuencias del escándalo del príncipe Andrés.