Palma quiere recuperar a su infanta: "La generación que creció con ella nunca la culpó"

El 30 de enero de 2013, día en el que el juez José Castro imputó 29 delitos por enriquecerse con dinero público a Iñaki Urdangarin, el ayuntamiento de Palma recuperó como nombre oficial la denominación de La Rambla para una de las vías públicas más importantes de la capital balear y que desde 1998 había cambiado su topónimo por la Rambla de los Duques de Palma de Mallorca.

Esas placas habían significado hasta entonces el mayor reconocimiento en la isla para el matrimonio Urdangarin Borbón, que también había recibido la Medalla de Oro Extraordinaria del Govern Balear presidido por un Jaume Matas que acabaría siendo condenado también por el caso Nóos. Pero su posterior retirada, justificada desde el consistorio palmesano por la “conducta poco ejemplar hacia el título y el nombre de la ciudad” que había mostrado el yerno del rey Juan Carlos y tras constatar una "indignación ciudadana" por esa "falta de consideración", supuso también la caída en desgracia de la infanta Cristina, el ojito derecho de la sociedad balear.

Sin calle y sin título –Felipe VI se lo revocó a su hermana en junio de 2015 tras su imputación-, no volvió la hija pequeña de los Reyes eméritos a pisar las islas más allá de los duros meses del juicio que acabó condenando a su marido y que le impuso a ella una cuantiosa multa económica.

Ese idilio que había mantenido desde pequeña con Mallorca, donde pasaba sus vacaciones de Pascua y de verano, se rompió sin posibilidad de alcanzar una solución… Al menos hasta ahora. El anuncio de la “interrupción matrimonial” que ha llegado tras la publicación de unas fotografías de Iñaki Urdangarin en actitud cariñosa con otra mujer puede suponer un nuevo inicio, la posibilidad de que Mallorca y Cristina vuelvan a enamorarse.

“Creo que sería muy bien recibida. La generación mallorquina que creció con ella nunca la culpó de lo ocurrido, más bien apoyó esa lealtad a su marido, incluso en los momentos más difíciles”, explica el fotógrafo Julián Aguirre, que desde hace más de 30 años sigue las andanzas de la infanta Cristina en sus veranos en la isla.

Recuerda Aguirre fotografiar a la hija de los Reyes eméritos en el Club Náutico de Cala Nova, donde aprendió a navegar, o su participación en varias ediciones de la Copa del Rey de Vela de Palma. También las tardes de playa con Rosario Nadal, Kyril de Bulgaria y otros muchos amigos, y sus confidencias con el medallista Pepote Ballester.

“La hemos visto salir a bailar con su hermano Felipe, cuando aún era Príncipe de Asturias, por Portals y también por Gomila, compartir largas sobremesas... Realmente, siempre se ha llevado muy bien con el actual Rey y creo que esta ruptura matrimonial les ha vuelto a acercar. Y luego también influye el papel de su madre, la reina doña Sofía, que siempre ha apostado por mantener unidos a sus tres hijos”, apunta el 'paparazzi'.

En manos de Felipe y Letizia

En el extremo opuesto, la opinión del periodista Matías Vallés. “Su relación con Palma está rota y no tiene arreglo. De hecho, creo que el divorcio lo ha fastidiado aún más porque ha vuelto a estropear la relativa calma que se había instalado en Zarzuela”.

Incide Vallés, además, en la imposible relación que mantiene la infanta Cristina con la reina Letizia: “No se llevan bien, son incompatibles”. Y va más allá. “Felipe VI solo contempla el futuro de Marivent como el refugio para el retiro de doña Sofía y poco más. Habría que preguntarse ahora qué va a pasar también con los pabellones que se levantaron dentro del palacio en Mallorca y que alojaban a las diferentes hermanas, los maridos y los hijos, y que ahora no se utilizan. Veo muy difícil su regreso, incluso aunque los Reyes no volvieran más a la isla”, sentencia.

Sus veranos, en el aire

Si la exduquesa de Palma renunció por obligación a sus veranos en Mallorca y los cambió por las playas de la localidad francesa de Bidart para estar con su hasta ahora marido y su familia política, cabe preguntarse dónde pasará sus vacaciones a partir de ahora.

“Quizás no coincida a la vez en la isla con Felipe y Letizia por un tema de imagen, pero sí podría compartir tiempo con doña Sofía o su hermana Elena. Los hijos son ya mayores y vuelan más por libre”, se plantea Julián Aguirre.

Desde la Hermandad Monárquica en Baleares, según su presidente, José Fernández, recibirían la noticia del regreso de Cristina “a su isla” con los brazos abiertos: “El que es indigno de la familia es él. La Infanta siempre ha tenido nuestro apoyo y estaríamos felices de que pudiera recuperar su título de duquesa de Palma”.

Una posibilidad, la de recuperar el título o incluso una placa con su nombre, que no entran a valorar desde el Ayuntamiento de Palma, encabezado por el socialista José Hila. “En relación con el ducado, no entraremos a valorar una decisión que adoptó la Casa Real en su momento. Si la voluntad de la infanta Cristina es volver a Mallorca, puede regresar cuando quiera”, señalan a Vanitatis.

El portavoz del Partido Popular en el Parlament Balear, Toni Costa, recuerda que “la Familia Real siempre ha sido bienvenida a Baleares. Es público que su majestad Felipe VI es un enamorado de nuestras islas, donde ha veraneado desde muy joven, y siempre estamos encantado con su presencia”.

“En el caso de la infanta Cristina -recuerda Costa-, es una ciudadana libre que puede venir a disfrutar de las islas. El papel que le corresponda a partir de ahora está en manos de la Casa del Rey”.