La princesa Rebecca Victoria Románov nos habla de su compromiso con los animales

La princesa Rebecca Victoria Románov (Bettarini de soltera) ha visitado un centro de recuperación de osos próximo a Moscú. El orfanato se dedica a criar cachorros abandonados o que hayan perdido a su madre, a curar osos enfermos o que hayan sido víctimas de abusos.

El objetivo que persiguen no es otro que conseguir que los animales puedan volver a la libertad una vez restablecidos. “Desafortunadamente, no siempre es posible en cuanto que algunos de ellos han tenido contactos demasiado cercanos con seres humanos y eso perjudica su reinserción en la naturaleza. Las osas abandonan a sus cachorros cuando un humano se acerca demasiado al nido. Es un problema frecuente”, manifiesta la esposa de Jorge Románov.

La princesa Rebecca Victoria, a través de la fundación imperial que dirige y que creó en 2013 junto al gran duque Jorge de Rusia, nos habla con entusiasmo de su experiencia. “Ha sido un honor poder conocer de cerca los temas relacionados con la salvaguardia de estos animales tan fuertes, pero tan frágiles al mismo tiempo, porque sus hábitats van desapareciendo a causa del cambio climático y de la intervención humana. Eso conlleva que cada vez más animales salvajes se acerquen a los pueblos habitados en búsqueda de comida, poniendo en riesgo su vida y la de los humanos. El gran duque Jorge y yo promovemos el respeto a los animales y sus ecosistemas, que están amenazados por el calentamiento global y la presencia humana.”

A la pregunta de si no tenía miedo de estar tan cerca de un oso de 250 kilos, la princesa responde que “tuve la suerte de nacer en una familia que no solamente ama a los animales, sino también que los respeta en su dignidad como tales. Por eso sabía que el oso tenía que evaluarme primero y que solo si me aceptaba podríamos sacar las fotos, y así fue. También hay que decir que este oso está acostumbrado a la presencia humana, puesto que ha crecido en un zoológico privado. Desafortunadamente, esto le impide volver a una vida completamente salvaje, pero tiene la suerte de disfrutar de un gran territorio en el bosque y vivir su vida en libertad".

Asimismo, sostiene que "es importante que la gente entienda que los animales no son juguetes, sino seres que sienten y sufren al estar maltratados o enjaulados. Y que no todos los animales pueden ser animales de compañía. También quiero subrayar el hecho de que en circunstancias naturales el oso puede ser agresivo, con lo cual si una persona quiere pasear por el bosque, que tome nota de las consignas de seguridad en caso de encuentro con animales salvajes".

La nuera de la gran duquesa rusa añade: "Y si se encuentran cachorros, antes de tocarlos mejor preguntar a un centro de recuperación de animales qué es lo que hay que hacer”.

A propósito de la fundación imperial, en la que está muy implicada, manifiesta: “Nuestra fundación ayuda a proyectos caritativos en Rusia. Nuestros programas son muy variados, ayudamos mayoritariamente a niños discapacitados”.

La princesa también es directora de las relaciones externas del primer banco de alimentos de Rusia, Foodbankrus, que distribuye cada año comida y bienes de primera necesidad a 1,5 millones de personas que están viviendo momentos difíciles. “Por primera vez, hace un año hemos firmado un acuerdo con el grupo Purina y distribuido comida a las perreras. Estoy muy satisfecha del éxito de nuestras iniciativas y de las colaboraciones que tenemos con las más grandes empresas de alimentos rusas e internacionales. También quiero agradecer a todo el equipo y los 10.000 voluntarios que colaboran con nosotros a través de Rusia", concluye Bettarini, cuya boda con Jorge Románov el pasado 24 de septiembre convirtió San Petersburgo en el centro de todas las miradas internacionales (la boda civil se celebró en Moscú).

Hija del embajador italiano Roberto Bettarini, contaba a Vanitatis cómo vivían los meses previos a su boda y destacaba su deseo de retomar una de sus grandes pasiones, la escritura: "Tengo un par de libros en los que estoy trabajando, pero ahora mismo no puedo hacer mucho porque necesito concentración y en estos momentos no es posible. Hemos seguido, como te decía al principio, con nuestros proyectos solidarios y nuestros trabajos, pero con los preparativos de la boda ha supuesto en ocasiones que hayamos tenido que estar ocupados hasta los domingos por la noche. Cuando todo esto pase, volveremos a nuestro ritmo normal, más relajado, y a seguir haciendo lo que siempre hemos hecho".

La suya fue una boda, por cierto, en la que estuvieron muy implicadas las autoridades rusas, lo cual evidencia la importancia que daban a un acontecimiento de esta trascendencia: "La colaboración suya siempre se ha tenido durante muchos años. La gran duquesa lleva 30 años trabajando en Rusia, llevando diversos proyectos y viajando por todo el país, donde es recibida por la Administración con mucho cariño. Que el Gobierno se haya puesto a nuestra disposición no es algo nuevo. No me sorprende, aunque a decir verdad lo que sí sorprende es que nos están ayudando aún más de lo que nosotros esperábamos", nos contaba Rebecca Románov.