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Luisa Hipólita, la única antepasada de Carolina de Mónaco que ha gobernado el principado
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Soberana mediterránea

Luisa Hipólita, la única antepasada de Carolina de Mónaco que ha gobernado el principado

A lo largo de la historia del Principado de Mónaco, solo una mujer ha ocupado su trono. Hablamos de Luisa Hipólita, la princesa que reinó sobre la Roca del Mediterráneo

Foto: Retrato de la princesa Luisa Hipólito, única soberana de Mónaco, por François de Troy. (Cortesía/Colección del Palacio de Versalles)
Retrato de la princesa Luisa Hipólito, única soberana de Mónaco, por François de Troy. (Cortesía/Colección del Palacio de Versalles)

La vida de un pequeño principado como Mónaco, de apenas 2 km², levanta pasiones e interés desde hace siglos por áreas como su posición geográfica, su economía o sus cambios políticos. Sin embargo, si hay algo (o alguien) que hace que los ojos de todo el planeta se giren hacia el país del Mediterráneo, es su familia real (oficialmente la familia del príncipe).

Todo lo que rodea a Grace Kelly, como su pasión por la literatura irlandesa, el capricho inmobiliario de Pierre Casiraghi o los vestidos de invitada más elegantes de Carolina de Mónaco, lleva un aura de elegancia, pero también de misterio y de escándalo. Una expectación que no es nueva, ya que a lo largo de toda su historia ha sido punto de encuentro y de noticia, como pudo comprobar la princesa monegasca Luisa Hipólita, la única mujer que ha gobernado el principado.

placeholder Retrato de la princesa Luisa Hipólito, única soberana de Mónaco, por Jean-Baptiste Santerre. (Cortesía/Palacio del Príncipe de Monaco)
Retrato de la princesa Luisa Hipólito, única soberana de Mónaco, por Jean-Baptiste Santerre. (Cortesía/Palacio del Príncipe de Monaco)

Nos remontamos al siglo XIV, cuando Mónaco pasó a ser oficialmente un territorio independiente bajo el reinado de la familia Grimaldi tras varias décadas de vaivenes entre diversos poderes. Una situación que desde entonces solo ha cambiado en un corto periodo durante el siglo XIX, cuando se anexionó a Francia. Sin embargo, desde aquel 1314 en el que un miembro de los Grimaldi llegó al trono de la Roca, únicamente la princesa Luisa Hipólita lo ha gobernado siendo mujer.

Viajamos hasta el 10 de noviembre de 1697, el día del nacimiento de la segunda hija de los seis hijos que tuvieron los príncipes Antonio I de Mónaco y María de Lorena. Sin embargo, ninguno de ellos sobrevivió a la infancia, convirtiéndose ella en la única heredera. Aunque su hermano ilegítimo por parte de padre, Chevalier de Grimaldi, tuvo un papel muy activo en la política del país en la época. Al estilo del hijo de María Calderón con Felipe IV, Juan José de Austria.

Una boda para el poder

Así, su juventud en el Palacio del Príncipe de Mónaco estuvo marcada por las intrigas por saber si sería ella la que gobernaría o un familiar masculino vinculado a Francia o Italia, los dos países que más influencia tenían. Finalmente, como se refleja en las crónicas del Nuevo Museo Nacional de Mónaco, el terminó medio llegó en un acuerdo que logró Antonio I para su única hija viva. Luisa Hipólita podría reinar tras casarse con un francés: el protegido del rey Luis XIV, Jacques François Goyon, conde de Matignon y parte de una familia noble de Bretraña.

La idea principal de Antonio I era que su heredera se casara con algún primo Grimaldi, pero las malas finanzas de la mayoría de los candidatos hizo que se decidiera por la opción francesa. Por lo que, el 20 de octubre de 1795, Luisa Hipólita le dio el 'sí, quiero' a Goyon. Eso sí, bajo la condición de que él asumiría el apellido Grimaldi y aceptaría ser consorte.

placeholder Retrato de la princesa Luisa Hipólito, única soberana de Mónaco, por François de Troy. (Cortesía/Colección del Palacio de Versalles)
Retrato de la princesa Luisa Hipólito, única soberana de Mónaco, por François de Troy. (Cortesía/Colección del Palacio de Versalles)

La pareja principesca de Mónaco tuvo en total 9 hijos, aunque su matrimonio no fue muy feliz. Especialmente por las continuas ausencias del conde de Matignon, que prefería residir en el Palacio de Versalles (actualmente con una espectacular zona de hotel) con varias amantes oficiales de las que se tienen bastantes pruebas. Mientras la princesa Luisa Hipólita vivía a caballo entre París y Mónaco, donde regresó definitivamente el 4 de abril de 1731, tras la muerte de su padre, Antonio I.

Convirtiéndose en una princesa muy popular entre el pueblo, como ocurrió en épocas posteriores con Catalina la Grande o con Alfonso XII. Un cálido recibimiento que no fue igual para su marido, y príncipe consorte, cuando viajó desde Versalles para instalarse en su nuevo hogar. Provocando nuevo enfriamiento en la pareja.

Un gobierno breve

Más allá de lo personal, Luisa Hipólita contó con su mencionado hermano Chevalier de Grimaldi como consejero y rápidamente asumió sus deberes reales. Sin embargo, no llegó a cumplir su primer año como soberana. A finales de ese mismo 1731 falleció por la viruela, dejando el poder en manos de su marido, Jacques François Goyon. El francés no duró tampoco mucho, ya que sus escándalos y lo poco que parecía interesarse en la corte mediterránea le llevaron a perder todos sus apoyos.

Viéndose obligado a abdicar en su hijo mayor, el príncipe Honoré III, al año siguiente. Un soberano que, como curiosidad extra, vio como su mujer, María-Catalina de Brignole-Sale, logró divorciarse legalmente de él. Todo por amor, para tener una larga relación de 48 años con el príncipe Luis V de Condé, con el cual acabaría casándose. Siendo una de esas historias románticas en la realeza como el noviazgo de los príncipes Bertil y Lilian de Suecia.

placeholder La princesa Luisa Hipólita de Mónaco en uno de lo sellos que llevan su imagen. (Cortesía/Museo de Sellos y Monedas de Mónaco)
La princesa Luisa Hipólita de Mónaco en uno de lo sellos que llevan su imagen. (Cortesía/Museo de Sellos y Monedas de Mónaco)

Por su parte, la princesa Luisa Hipólita fue enterrada en la catedral de San Nicolás, dentro de la cripta familiar de la Casa Grimaldi, siendo aún muy recordada en el país. Así, encontramos sellos, premios y el paseo princesa Luisa Hipólita, en el barrio playero de Larvotto. La historia de la única princesa soberana monegasca es curiosa, pero no deja de ser la tónica común.

Las leyes sálicas que prohíben de todo modo que las mujeres asciendan al torno han existido en diversas familias reales, y en Japón sigue existiendo, como vemos en el caso de la princesa Aiko. Además de la histórica preferencia por el hombre frente a sus hermanas (que en España se refleja como la Pragmática Sanción) son causa de ello. Aunque las futuras reinas del siglo XXI en Europa sí serán en su mayoría mujeres: la princesa Leonor en nuestro país, Amalia en Holanda, Ingrid Alexandra en Noruega y Victoria en Suecia. No así en Mónaco, donde será el príncipe Jacques el heredero, en este caso por ser el primogénito.

La vida de un pequeño principado como Mónaco, de apenas 2 km², levanta pasiones e interés desde hace siglos por áreas como su posición geográfica, su economía o sus cambios políticos. Sin embargo, si hay algo (o alguien) que hace que los ojos de todo el planeta se giren hacia el país del Mediterráneo, es su familia real (oficialmente la familia del príncipe).

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