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Kate Middleton recuerda a lo mejor de Lady Di en su visita a Jamaica
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ESPONTÁNEA Y NATURAL

Kate Middleton recuerda a lo mejor de Lady Di en su visita a Jamaica

En un momento en el que la Casa Real británica necesita referentes, la mujer del príncipe Guillermo se ha convertido en uno de sus principales activos

Foto: La duquesa de Cambridge, durante su visita en Jamaica. (Reuters/Toby Melville)
La duquesa de Cambridge, durante su visita en Jamaica. (Reuters/Toby Melville)

Estamos en un momento muy delicado de imagen para la familia real británica, que está haciendo un 'rebranding' paulatinamente para prepararse ante los cambios que se avecinan, no demasiado lejanos en el horizonte. Son numerosos los frentes en los que tienen que trabajar los distintos equipos de comunicación para que la institución siga con los altos índices de aprobación con los que ha contado durante el longevo reinado de Isabel II, que solo se vieron socavados por la muerte de Diana de Gales, a la que hubo que ofrecer un funeral de Estado y que obligó a la reina a dar la cara loando las virtudes de su exnuera con la que tantas diferencias había mantenido.

Desde el púlpito de la abadía de Westminster, su hermano Charles Spencer, además de arremeter contra la prensa por el acoso al que la había sometido desde que trascendiera su noviazgo con el príncipe Carlos y ella era una tímida trabajadora de una guardería, subrayó una cualidades de la bautizada como 'princesa del pueblo' que, con matices y teniendo en cuenta la evolución sociológica en estos casi 25 años de su muerte, son extrapolables ahora a su nuera Kate Middleton.

placeholder Diana de Gales, en Brixton en 1983. (Getty)
Diana de Gales, en Brixton en 1983. (Getty)

"Era la esencia de la compasión, el deber, el estilo y la belleza", decía el ahora tachado de oportunista por el rédito económico que se le atribuye por la utilización de la memoria de la princesa de Gales. También destacaba las causas sociales que la convirtieron en un referente: "Sin tu sensibilidad otorgada por Dios, viviríamos aún en la ignorancia sobre lo que padecen los enfermos de sida, afectados por el virus VIH; el clamor de los desamparados, el aislamiento de los leprosos y la destrucción al azar de las minas terrestres".

Un referente para sus nueras

Sin duda, son icónicas y disruptivas las imágenes de Diana de Gales abrazando a enfermos de sida en un momento en el que había un enorme desconocimiento de cómo cursaba el virus y la enfermedad, su entendimiento con la ahora canonizada madre Teresa, su empeño en poner el foco en los devastadores efectos de las minas antipersona y su sintonía con Nelson Mandela, otro de los grandes iconos del siglo XX, en su caso por razones de mucho mayor fuste.

Aunque todos estos atributos han sido objeto de exégesis de lo más variopintas, pues hay quienes llegan a acusarla de una utilización de sus labores filantrópicas para llamar la atención y para forzar una visión maniquea de la familia real británica, en la que los villanos eran los Windsor y ella la heroína, su figura sigue siendo un referente para sus dos nueras, Kate y Meghan, que bien a través de sus estilismos o en sus declaraciones han tenido muy presentes lo que significa en el imaginario colectivo la suegra a la que no llegaron a conocer, pero que reverencian porque así se espera de ellas.

placeholder Los duques de Cambridge, en la cuna del reggae. (Reuters/Chris Jackson)
Los duques de Cambridge, en la cuna del reggae. (Reuters/Chris Jackson)

Durante su estancia en Jamaica hemos visto a una Kate Middleton tan espontánea y cercana como es habitual en ella y redefiniendo ciertas normas de protocolo que se han ido quedando obsoletas. No solo por el paso del tiempo, sino por la redefinición de los usos sociales y también cómo es percibida una institución en la que algunos de sus miembros más insignes han socavado los conceptos de ejemplaridad desde los instintos más básicos (aquellos audios infamantes del príncipe Carlos dirigidos a su entonces amante, Camila Parker-Bowles, o las infidelidades de la princesa Ana y su entonces marido Mark Phillips) a problemas con la justicia a consecuencia de los mismos (el acuerdo extrajudicial del príncipe Andrés y Virginia Giuffre lleva implícita la sombra de la culpabilidad) o la comercialización de títulos y honores a cambio de donaciones por la que está siendo investigada la fundación del príncipe Carlos.

placeholder Diana, en Gales en 1981. (Central Press/Hulton Archive/Getty)
Diana, en Gales en 1981. (Central Press/Hulton Archive/Getty)

Otra de las vertientes que no debemos pasar por alto son las acusaciones de Meghan y Harry de racismo en el núcleo duro de los Windsor en la entrevista que concedieron a su amiga y vecina en Los Ángeles, la todopoderosa Oprah Winfrey, que supuso una crisis reputacional muy grande que todavía no está del todo resuelta. Así que las imágenes de Kate Middleton, sin más barreras que las estrictamente necesarias por cuestiones de seguridad, con los habitantes de Jamaica contribuyen subliminalmente a horadar esas acusaciones que los Sussex no han podido demostrar, aunque aparentemente son verosímiles.

Lejos de la imagen de estrellas de Hollywood que ahora proyectan Harry y Meghan (y sus controvertidos contratos millonarios con plataformas de streaming como Netflix, Apple Tv+ o Spotify), Kate Middleton se muestra como si fuera una mujer de clase media cuando su agenda así lo aconseja y como la futura mujer de rey que será cuando la ocasión requiere que saque lo mejor de su joyero real o se envuelva en lentejuelas para asistir a eventos mundanos y que contribuyen también a que no se pierda ese halo simbólico en términos estéticos de la monarquía.

placeholder Kate Middleton, en otra imagen de su visita. (Reuters/Chris Jackson)
Kate Middleton, en otra imagen de su visita. (Reuters/Chris Jackson)

Kate Middleton, que nos está recordando en estos días de tour caribeño, con escalas en Belice, Jamaica y Bahamas, a lo mejor de Lady Di, tiene ciertas ventajas con respecto a su inimitable suegra. Aparentemente, su matrimonio no es disfuncional como el de Carlos y Diana, el cuento de hadas devenido en película de terror; tiene a la prensa a su favor, también para enfatizar el contraste con sus cuñados, en guerra abierta con los tabloides británicos, y no arrastra problemas de salud como la bulimia, que verbalizó por primera vez su biógrafa no oficial Lady Colin Campbell, y que con tanta crudeza retrata 'Spencer', la película del chileno Pablo Larraín, que podría reportar su primer Oscar a la otrora vampírica Kristen Stewart.

Estamos en un momento muy delicado de imagen para la familia real británica, que está haciendo un 'rebranding' paulatinamente para prepararse ante los cambios que se avecinan, no demasiado lejanos en el horizonte. Son numerosos los frentes en los que tienen que trabajar los distintos equipos de comunicación para que la institución siga con los altos índices de aprobación con los que ha contado durante el longevo reinado de Isabel II, que solo se vieron socavados por la muerte de Diana de Gales, a la que hubo que ofrecer un funeral de Estado y que obligó a la reina a dar la cara loando las virtudes de su exnuera con la que tantas diferencias había mantenido.

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