Amalia de Holanda no fue la primera: las princesas que eligieron Madrid

La princesa Amalia de Holanda ha convertido Madrid en uno de sus destinos lúdicos preferidos. En nuestra capital, la joven parece encontrarse a gusto al pasar mucho más desapercibida que en su país. Cuando regresó el pasado 9 de febrero de la gira institucional que ha realizado con su padres por el Caribe, retomó sus estudios en la Universidad de Ámsterdam y el primer fin de semana que tuvo libre viajó a la capital de España, tal y como publicó Vanitatis en exclusiva. La heredera y su grupo eligieron un local que no forma parte del circuito de moda en el que suelen moverse Victoria Federica y sus amigas influencers. Un lugar donde se había citado con su grupo de amigos, tanto españoles como holandeses.

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Amalia habla correctamente español, lengua materna, y por lo tanto no habría problema si en un futuro tuviese previsto instalarse en Madrid y completar sus estudios. No sería extraño, tal y que como la propia princesa confesaba públicamente al finalizar su primer viaje oficial: “Voy a ser muy sincera. Todavía lo estoy pasando muy mal. Echo de menos la vida normal, la vida de estudiante. Andar por la calle, poder ir a una tienda”. En Madrid podría disfrutar más de esa invisibilidad.

Sin embargo, esta situación también la vivieron antes otras princesas europeas que decidieron vivir en Madrid durante una temporada. Era la época en la que el rey Felipe era un joven atractivo y sin novia oficial para la Casa Real. En realidad, ya existía Isabel Sartorius y después Gigi Howard y más tarde Eva Sanum. Todas ellas fueron parejas del heredero a pesar de la negativa de Zarzuela de facilitar información sobre el tema sentimental del Príncipe de Asturias. Aparentemente, su estado civil sirvió para que se hicieran listas de futuribles de jóvenes pertenecientes o con parentesco a casas reinantes europeas que tenían como nexo de unión vivir durante una temporada en Madrid .

En ese listado de candidatas estaban Tatiana de Liechtenstein, Catalina de Austria, Carolina de Waldburg, Flor de Wurtemberg, Adelaida y Clotilde de Orleans, entre otras, que tenían en común vivir en Madrid. Unas porque decidieron estudiar y vivir una parcela más fiestera que la que tenían en sus países respectivos; otras, como las hijas de la princesa Beatriz de Orleans, porque vivían con su madre y sus hermanos en la calle Alfonso XII.

En aquellos años, la que aún era la esposa de uno de los hijos de los condes de París ejercía de relaciones públicas de la Casa Dior en Madrid. En el caso de Adelaida y Clotilde, pronto desaparecieron del listado ante los desmentidos de ambas y, por supuesto, de la princesa, que nunca necesitó publicidad ajena a su responsabilidad laboral en la maison francesa.

Una de las primeras futuribles más creíbles fue Catalina de Austria, que desarrollaba su labor profesional en el departamento de Relaciones Internacionales en la Universidad de Segovia, residiendo en una casa propia ubicada en en el barrio de Salamanca. Es más, en abril de 1998 la revista 'Paris Match' le dedicó su portada al príncipe Felipe y en un recuadro aparecía una foto de la aristócrata bajo el titular “Catalina, la elegida”. Era princesa de Hungría y Bohemia. La presentaban como una joven con un currículum potente tanto profesional como académico. Y lo más importante a la hora de convertirse en el futuro en reina de España: contaba un árbol genealógico perfecto; era hija del archiduque Rodolfo de Austria y de la princesa Ana de Wrede.

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Tatiana de Liechtenstein también tuvo sus papeletas. Como sucedía con las anteriores, pasó tiempo en la capital estudiando Dirección de Empresas en un centro privado en el barrio de Mirasierra y disfrutando de veranos en Mallorca. Además, había otro lazo importante que la unía al heredero de la corona española, aunque fuera de una manera colateral. Su tía Nora se había casado con el marqués de Mariño, padre de Isabel Sartorius.

Este noviazgo nunca fue oficial y no prosperó porque en Zarzuela no contemplaban el currículum familiar de la joven Isabel. La propia Tatiana fue la que desmintió la posibilidad de amores reales y se salió de la lista. Se casó con un aristócrata de mediano rango y fue madre de siete hijos.

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Otra de las candidatas fue Carolina de Waldburg con características muy similares a las anteriores. Compartió fiestas, salidas nocturnas a Joy Eslava y Pacha con Felipe de Borbón y su grupo de amigos. Vivió en Madrid dos años y aunque no era un partido excesivamente brillante, era católica, soltera y de la realeza, como la definía la revista 'Point de Vue'. El rey acudió a su boda en 2001.

La querencia de todas ellas y de la propia Amalia por España ya tuvo sus precedentes en su propia madre. La reina Máxima conoció a su marido Guillermo en 1999 en la feria de Abril. Precisamente allí tienen los mejores recuerdos y así se los ha transmitido a sus hijas, que en mayo de 2019 se vistieron todas de gitanas y pasearon por el Real sevillano. También hace poco más de un mes madre e hija pasaron unos días en Madrid y se las pudo ver de compras por la 'milla de oro' del barrio de Salamanca. Puede ser que estas visitas sean el prólogo de una estancia más larga de la heredera de los Países Bajos