El triste final del yate donde pasó su último verano la princesa Diana con Dodi-Al Fayed

Corría el 9 de diciembre de 1992 cuando el primer ministro británico, John Major, confirmaba la separación de Carlos y Diana. "Se anuncia desde el palacio de Buckingham que, con pesar, el príncipe y la princesa de Gales han decidido separarse", fueron sus palabras para anunciar un divorcio que sin embargo, no se produciría hasta cuatro años más tarde forma oficial. Desde entonces, Lady Di inició un nuevo, aunque desgraciadamente breve, capítulo de su vida en el que siguió trabajando incansablemente en apoyo de organizaciones benéficas de todo el mundo y utilizando su fama para concienciar sobre cuestiones humanitarias.

Pero cuando la princesa empezó a salir de nuevo con otros hombres, se convirtió en la presa número uno de los paparazzi hasta incluso los instantes previos a su muerte en París aquel fatídico 31 de agosto de 1997. Aquel último verano de Diana estuvo marcado por la subasta de sus vestidos más icónicos en Nueva York, por su estancia con la familia Al-Fayed en Saint-Tropez, por su ruptura con Hasnat Khan, el flirteo con Dodi frente a las costas de Cerdeña o su famosa portada en 'Vanity Fair'.

Nunca había sido más bella y nunca se había entregado tanto a la curiosidad de los fotógrafos como aquel verano en el que sus fotos eran la comidilla de toda la prensa. Aquellos calurosos meses de 1997, la ex del actual rey de Inglaterra monopolizaba las portadas de la prensa, y las fotos en el 'Sunday Mirror' del beso que se dio con Dodi Al-Fayed en la cubierta de un yate frente a las costas de Cerdeña provocaron un revuelo sin precedentes. Ahora aquel símbolo de su último verano reposa en aguas de la costa francesa a 2.500 metros de profundidad tras un trágico naufragio.

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Pero antes de llegar hasta aquellos días de relax surcando las aguas del Mediterráneo, Lady Di había tenido un verano de lo más ajetreado que arrancaba a finales de mayo cuando visitaba Lahore (Pakistán) para ayudar a recaudar fondos para una clínica oncológica creada por su íntimo amigo y estrella del críquet, ahora político caído en desgracia, Imran Khan. Durante el viaje se especuló sobre el romance intermitente de la princesa con el cardiocirujano Hasnat Khan.

Tres años después de su muerte, Imran declaró que sus conversaciones privadas con la princesa durante esta visita no le dejaron ninguna duda de sus sentimientos por el médico. "Llevaba dos años saliendo con él y quería casarse", declaró el que fuera primer ministro de Pakistán en el documental 'Diana: su último amor'. "Estaba claro que estaba profundamente enamorada del doctor Hasnat y no creo que hubiera podido superarlo tan rápidamente".

Diana siempre fue una apasionada de la danza y, tras su divorcio, el English National Ballet fue la única organización benéfica no humanitaria a la que decidió dedicar su tiempo. Su apoyo y presencia en galas de captación de fondos ayudó a recaudar miles de libras para la compañía, y en junio de 1997, la princesa se reunió con miembros del reparto de 'El lago de los cisnes' en el Royal Albert Hall de Londres. Allí lució un vestido turquesa de Jacques Azagury que se convirtió en uno de sus looks más famosos.

Poco después, en el que sería su último encuentro, Diana y la Madre Teresa caminaron de la mano por las calles del Bronx de Nueva York. Según relataron los medios entonces, la religiosa, que estaba muy delicada de salud, bendijo a la princesa durante su visita de 40 minutos, que siguió a la reunión de la británica en la Casa Blanca con Hillary Clinton. El 5 de septiembre de ese mismo año, la Madre Teresa moriría en Calcuta a los 87 años.

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R. R.

En julio, Diana fue vista de vacaciones en St Tropez, en el sur de Francia. Según indicó 'The Daily Express', la princesa se encontraba visitando a Dodi Al-Fayed, el hijo del multimillonario egipcio Mohamed Al-Fayed, dueño de los grandes almacenes Harrod's. Durante el viaje, se alojó en la villa de 30 habitaciones de la familia, el castillo de Santa Teresa, con sus hijos Guillermo y Harry. Se dice que aquí se hizo muy amiga de Dodi y se quedó en la villa varias veces a lo largo del verano antes de que la pareja muriera en París.

Poco después, la princesa Diana asistió en Milán, junto a otras celebridades como Elton John y Naomi Campbell, al funeral por su gran amigo el diseñador de moda Gianni Versace. La marca italiana era una de las preferidas de la princesa, que vistió sus glamurosos vestidos en muchas de sus apariciones públicas.

Cuando el verano encaraba su final, Diana y Dodi disfrutaron de unos días de relax a bordo del lujoso yate Cujo: un escenario perfecto para su incipiente romance, con seis días de romántico crucero por el Mediterráneo, entre Cerdeña y Córcega, unas escenas inmortalizadas en la serie 'The Crown'. Aunque las famosas fotos de la pareja besándose ocurrieron a bordo del yate Jonikal, propiedad de Mohammed Al-Fayed, el Cujo –una palabra india que significa 'fuerza imparable'- fue un escenario más discreto para su amor, pero nada barato, ya que Dodi se gastó un millón de dólares en su alquiler.

El Cujo solía atracar frente a St Tropez, el lugar más famoso de la Riviera francesa, con invitados como Clint Eastwood, Tony Curtis y Bruce Willis a bordo. Tras la muerte de Diana y Dodi, el yate cayó en desuso. Fue retirado del servicio en 1999 y pasó años almacenado, antes de ser restaurado por sus nuevos propietarios. En 2020, Simon Kidston, vendedor de vehículos de lujo, compró el barco por tan solo 150.000 euros, afirmando que lo había adquirido por accidente.

"El día de la subasta estaba ocupado con unos clientes, así que le pedí a un colega que bajara a echar un vistazo. Le dije que si salía barato, pujara por diversión. El problema fue que nadie más pujó. Bajó el martillo y yo había comprado un barco. La sensación fue una mezcla de emoción teñida de terror", aseguró a la revista 'Robb Report'. Kidston lo vendería posteriormente a sus últimos dueños hasta la fecha, una familia de empresarios italianos.

Ahora, sin embargo, los días de gloria de la embarcación de 19 metros de eslora han llegado a su final definitivo. El Cujo se hundía con rapidez vertiginosa a unos 35 kilómetros de la costa de Beaulieu-sur-Mer, en la región gala de los Alpes Marítimos, después de que el capitán emitiera un "mayday".

Eran alrededor de las 13:30 horas del pasado 29 de julio cuando la tripulación de la Brigada Náutica de Antibes llegó tras "una llamada de socorro". En su página de Facebook, la gendarmería de los Alpes Marítimos describió el rescate contando cómo el barco llevaba siete personas a bordo y empezó a hundirse por la proa "mientras los náufragos están justo al lado en una balsa salvavidas". Afortunadamente todos ellos pudieron ser trasladados a tierra sin problemas.

Con el naufragio del barco desaparece para siempre uno de los últimos símbolos de una época marcada por el glamour y la tristeza, que sigue despertando interés incluso cuando han pasado más de 25 años desde la muerte de la princesa Diana.