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El diseñador del vestido de novia de la infanta Elena nos cuenta detalles inéditos 30 años después de su boda con Jaime de Marichalar
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FAMILIA REAL ESPAÑOLA

El diseñador del vestido de novia de la infanta Elena nos cuenta detalles inéditos 30 años después de su boda con Jaime de Marichalar

Petro Valverde, responsable de vestir de novia la infanta Elena el 18 de marzo de 1998, desvela a Vanitatis datos hasta ahora desconocidos sobre su diseño, también hacen lo propio varios invitados sobre el enlace

Foto: La infanta Elena en el momento de preparación de cara a su boda con su prima María Zurita y su diseñador Petro Valverde. (Cortesía de Petro Valverde)
La infanta Elena en el momento de preparación de cara a su boda con su prima María Zurita y su diseñador Petro Valverde. (Cortesía de Petro Valverde)

Este martes, 18 de marzo de 2025, se cumplen 30 años de la boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar en la Catedral de Sevilla. Ha llovido mucho desde ese día soleado. La elección de la ciudad tuvo un motivo importante. Era un homenaje a la condesa de Barcelona, que vivió allí hasta que en 1931, al proclamarse la República, emprendió el exilio a Francia primero y Portugal después. No obstante, nadie podrá olvidar la imagen de la ciudad hispalense engalanada como nunca. Los balcones se decoraron con mantones de Manila y macetas con gitanillas y las calles se llenaron de gente para aclamar a la primogénita del jefe del Estado.

Desde Alfonso XIII no se había celebrado en España un acto de estas características, hasta TVE quiso emitirlo en directo. Entre la lista de 1.500 invitados, no faltaron por supuesto representantes de todas las casas reales. Sus parientes directos de la familia real griega, el entonces príncipe Carlos de Inglaterra, Paola de Bélgica, Beatriz de Holanda o Rainiero de Mónaco, que asistió acompañado de su hijo Alberto, son solo algunos de los ejemplos. Aun así, la presencia de ninguno de ellos logró eclipsar al gran protagonista de la velada: el vestido de novia; del que Vanitatis ha conseguido datos hasta ahora desconocidos.

placeholder Jaime de Marichalar y la infanta Elena, el día de su boda hace 30 años. (Gtres)
Jaime de Marichalar y la infanta Elena, el día de su boda hace 30 años. (Gtres)

La infanta Elena lució un diseño clásico de Petro Valverde de corte princesa, con escote cuadrado, manga al codo, decorado con bordados en hilo de seda y que completó con un velo de tul de cuatro metros y la tiara de los Marichalar. Precisamente, en una entrevista con el creador sevillano con motivo del 30º aniversario del evento descubrimos todos sus secretos.

Fue el día más importante de mi vida. Imagina que yo salí de Sevilla muy joven para labrarme un porvenir en Madrid y vuelvo haciendo la primera boda real en cien años. Mi familia, mis amigos estaban todos tan orgullosos de lo que había conseguido. Era una responsabilidad grandísima. Desde hacía doce años yo vestía a doña Elena a la que conocí cuando ella tenía veinte años y comencé a diseñar los vestidos más oficiales”, inicia explicándonos con emoción.

placeholder Jaime de Marichalar y la infanta Elena, en el altar. (Gtres)
Jaime de Marichalar y la infanta Elena, en el altar. (Gtres)

Además, también recuerda a la perfección ese día en el que la infanta le comunica que quiere que le haga el vestido nupcial. “La estaba probando un vestido para que lo luciera en la cena de Nochebuena y de pronto me pregunta como si fuera lo más normal: ‘¿Petro quieres hacer mi traje de novia?’ Prepárame unos diseños porque después de Navidades hay que empezar a decidirse’, me dijo. Me costó reaccionar. Mi ilusión era por supuesto diseñarlo, pero entendía que la Casa Real pudiera tener ciertos compromisos. Me dijo que en ningún momento había dudado de que fuera yo. Me emocioné mucho”, nos confiesa.

Él ya había diseñado su vestido de pedida, pero doña Elena quería un modelo cómodo, ligero, teniendo en cuenta también las altas temperaturas de la ciudad de Sevilla. El modisto eligió una organza de seda natural y los bordados estaban inspirados en los azulejos de los Reales Alcázares, de donde la primogénita Borbón Grecia salió camino de la catedral con el rey Juan Carlos I.

placeholder La infanta Elena, acompañada del rey Juan Carlos I el día de su boda. (Gtres)
La infanta Elena, acompañada del rey Juan Carlos I el día de su boda. (Gtres)

Mientras la vestía, estaban con él su equipo de cuatro personas, más peluqueria, maquillaje y María Zurita. La reina Sofía y la infanta Cristina estaban en otra habitación. “Estábamos nerviosos porque todo era de una gran intensidad. La primera boda real en cien años”. El ritual de vestirla duró alrededor de treinta minutos. Antes ya la habían maquillado y peinado.

Uno de los momentos más emotivos fue el encuentro de don Juan Carlos con su hija. “Cuando la vio se quedó tan impresionado que después de decirle lo guapa que estaba se vino para mí y me dio un abrazo tan enorme que creo que las medallas aún las tengo marcadas en la cara”, nos asegura el diseñador.

placeholder La infanta Elena bajando del carruaje el día de su boda. (Gtres)
La infanta Elena bajando del carruaje el día de su boda. (Gtres)

No obstante, su trabajo no finalizó ahí, tras dejarla en la puerta de los Reales Alcázares, se reunió con ella poco tiempo después. “Había que desmontar la cola, porque no cabía en el carruaje que debía llevar a los recién casados a la iglesia de El Salvador, donde dejó el ramo. Y, de nuevo, montar la cola y el velo que era de la reina Sofía y antes de su madre la reina Federica para las fotos de familia”, concluye Petro Valverde para Vanitatis.

A su historia se suman la de otros invitados a esta boda real como Fernández Sastrón, José María Alvárez del Manzano o Marina Castaño, quienes también han querido recordar con nosotros algunos de los momentos que vivieron en este día tan especial.

placeholder La infanta Elena y Jaime de Marichalar, en una imagen del día de su boda. (Gtres)
La infanta Elena y Jaime de Marichalar, en una imagen del día de su boda. (Gtres)

Fernández Sastrón, exmarido de Simoneta Gómez-Acebo

“Era la primera vez que asistía a una boda tan “egregia”. Si recuerdo que me llamó la atención el chaqué gris claro de Carlos de Inglaterra (algo muy elegante en U.K, pero menos habitual por aquí). También recuerdo a Doña María muy feliz en Sevilla y que hubo un gran clamor por las calles al paso del carruaje con los novios. También creo recordar que Elena se saltó algún trámite protocolario o que estaban entre los invitados regios Rainiero y Alberto de Mónaco y la reina Noor de Jordania, que era un bellezón”.

Marina Castaño, periodista

En aquel momento acudió a la boda real como esposa del Nobel Camilo Jose Cela. “Ha pasado tanto tiempo y tantas cosas. La noche anterior cenamos con José María Aznar y Ana Botella, Isabel Tocino y su marido y los Arenas (Javier) en el restaurante La Isla. De la boda recuerdo lo maravillosa que fue la música. Se hizo un disco que aún conservo”.

placeholder Marina Castaño nos comparte su foto de la boda, junto a Camilo José Cela. (Cortesía)
Marina Castaño nos comparte su foto de la boda, junto a Camilo José Cela. (Cortesía)

José María Álvarez del Manzano, exalcalde de Madrid

El que fuera alcalde de Madrid ha formado parte del listado de invitados a las tres bodas reales. Acudió a la del príncipe Felipe, a la de la infanta Cristina y a la primera que fue, evidentemente, se trató del enlace de la infanta Elena con Jaime de Marichalar. “Llegamos mi mujer Eulalia y yo el día de antes y como teníamos unos amigos nos quedamos también después. Fue un acontecimiento muy celebrado por los ciudadanos que llenaron las calles de Sevilla al paso de los novios. Me impresionó la ceremonia. Tanto como se desarrolló como por las palabras de monseñor Amigo que fue quien celebró la liturgia. Impuso una gran solemnidad al acto religioso y ofreció a los novios una homilía fantástica”.

Alejandro Rojas Marcos, exalcalde de Sevilla

El edil de la ciudad que acogió la boda real recuerda con mucho cariño aquel día. "Sevilla es una ciudad que domina los movimientos de masas de ciudadanos como ninguna en el mundo y aquel día lo demostró una vez más. Aunque Protocolo y Seguridad de la Casa Real estuvieron a punto de impedírselo, pues, por una parte, se negaban a que la gente discurriera con libertad para ver el paso del cortejo real, organizando corralitos que impedían esa libertad, y, de otra parte, reduciendo al mínimo el trayecto de ese cortejo en su camino hacia la Catedral. Luché lo que pude, para evitar lo uno y lo otro, y lo conseguí gracias a que recurrí, personalmente, al rey Juan Carlos, que lo entendió a la primera, porque se lo había enseñado su madre Doña María, sevillana de pro".

"Aproveché aquella efeméride para que Sevilla tuviera bandera propia, algo que incomprensiblemente no tenía ya que, en su lugar, utilizaba el Pendón de San Fernando, símbolo de la victoria de los colonizadores castellanos frente a los indígenas andalusíes. La bandera fue aprobada por unanimidad por todos los partidos, a propuesta de la Alcaldía e izada por primera vez, solemnemente, por el rey Juan Carlos, el mismo día de la boda. Fue un día de gran satisfacción, por lo mucho que disfrutaron los sevillanos, por la perfecta organización y por la bella decoración de las calles gracias a mi buen amigo, asesor artístico de la alcaldía, el Duque de Segorbe. Y también por la espontánea felicitación del rey Juan Carlos, al cruzarme con él por los jardines del Alcázar, mezclado entre los invitados, diciéndome: “Alejandro, enhorabuena, tu boda te ha salido magnífica”, con la simpatía que caracterizaba al entonces muy querido Rey, hoy de triste memoria.

Este martes, 18 de marzo de 2025, se cumplen 30 años de la boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar en la Catedral de Sevilla. Ha llovido mucho desde ese día soleado. La elección de la ciudad tuvo un motivo importante. Era un homenaje a la condesa de Barcelona, que vivió allí hasta que en 1931, al proclamarse la República, emprendió el exilio a Francia primero y Portugal después. No obstante, nadie podrá olvidar la imagen de la ciudad hispalense engalanada como nunca. Los balcones se decoraron con mantones de Manila y macetas con gitanillas y las calles se llenaron de gente para aclamar a la primogénita del jefe del Estado.

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