Cher pone a la venta una fabulosa mansión en Malibú con sala de pelucas climatizada
La diva del pop pretende hacer caja obteniendo un suculento beneficio por una opulenta residencia que adquirió en 1989 por tan solo tres millones
Ajenas a las fluctuaciones del euribor y sin importarles si han firmado hipotecas a plazo fijo o variable, parece que las estrellas de Hollywood compran y venden mansiones en California como niños cambiando cartas de Pokémon. En las últimas semanas, hemos visto a Brad Pitt invertir 40 millones de dólares en una nueva residencia o a Jazmin Grace, la hija de Alberto de Mónaco, ganar una guerra de pujas para mudarse a otra espectacular vivienda.
Pero ninguna de ellas iguala al fabuloso hogar de Cher sobre los acantilados de Malibú, que acaba de salir al mercado para cambiar de manos con destino a algún interesado y adinerado nuevo propietario. Eso es al menos lo que desea la legendaria cantante y actriz ganadora de un Oscar.
Sin duda deberá ser un multimillonario el que se haga con su famosa y fastuosa mansión, ya que tiene un precio de salida de 85 millones de dólares (87,2 millones de euros).
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Los registros de la propiedad muestran que la diosa del pop compró esta propiedad finca por algo menos de 3 millones de dólares en 1989. Construida y ampliamente adaptada a sus gustos personales durante la década siguiente por el prestigioso constructor Wallace Tutt III y el diseñador Ron Wilson.
La propiedad, que cuenta con vigilancia 24 horas, se extiende a lo largo de casi 7.000 m2, con paredes de ventanas y puertas arqueadas que ofrecen amplias y espectaculares vistas de la costa, desde Point Dume hasta Santa Mónica y la isla de Catalina.
No es la primera vez que Cher intenta vender la enorme casa, que es quizás uno de los edificios residenciales más visibles y reconocibles de este emblemático lugar de California. Hace más de una década, trascendió que pedía por ella 45 millones de dólares, aunque nunca la llegó a vender.
La casa principal cuenta con siete dormitorios en unos 3.000 m2 de espacio habitable, y ha sido renovada recientemente por el muy solicitado diseñador de interiores Martyn Lawrence Bullard. Las comodidades incluyen una piscina de borde infinito, una pista de tenis y una casa de invitados independiente.
En el patio interior destaca una fuente de estilo morisco que da la bienvenida a la casa, y las amplias habitaciones están decoradas con piedra caliza y mármol importados de Italia y Francia. Puertas de bronce forjadas a mano, herrajes y azulejos procedentes de España y Marruecos, e incluso una balaustrada de mármol veneciano del siglo XVIII adquirida de la colección de William Randolph Hearst en San Simeón, como se puede ver en un artículo de la revista 'Architectural Digest' de este mismo año.
Destaca especialmente una llamativa entrada con paredes de bloques de piedra caliza, puertas de bronce y paneles tallados de la India. La decoración de tintes exóticos preside muchas de las estancias de la casa. También hay una cocina que hará las delicias de cualquier gourmet, equipada con armarios blancos hechos a medida y electrodomésticos Wolf de alta gama.
Unas puertas de nogal tachonadas de bronce dan acceso al glamuroso dormitorio principal, que cuenta con una zona de estar y dos armarios, uno de ellos con función de habitación del pánico, así como un lujoso baño inspirado en un hammam turco. Además, dispone de gimnasio interior y exterior y de una sorprendente sala de pelucas climatizada que, según se dice, contiene unos 100 valiosos postizos.
Ajenas a las fluctuaciones del euribor y sin importarles si han firmado hipotecas a plazo fijo o variable, parece que las estrellas de Hollywood compran y venden mansiones en California como niños cambiando cartas de Pokémon. En las últimas semanas, hemos visto a Brad Pitt invertir 40 millones de dólares en una nueva residencia o a Jazmin Grace, la hija de Alberto de Mónaco, ganar una guerra de pujas para mudarse a otra espectacular vivienda.