Feminista, comunista, judía o empresaria millonaria: Barbie vuelve con múltiple personalidad
Se prevé que la película de Greta Gerwig sea el gran estreno de este verano. Repasamos las aristas de un juguete que se ha convertido en un icono intergeneracional
Barbie ha sido astronauta, presidenta, doctora, aventurera… pero, sobre todo, una maestra amasando millones de dólares, euros, yuanes o lo que le pongan por delante desde 1959 hasta nuestros días. Así que si algo define su vuelta en forma de musa cinematográfica en la película de Greta Gerwig, es el pelotazo comercial muy bien orquestado. No solo se prevé que sea el éxito de taquilla del verano (comiéndose con patatas a Indiana Jones, 'Oppenheimer' y compañía), sino que, de paso, se espera que desempolve una marca entera, Mattel, que lleva intentando recuperar el tirón desde 2018 y culmina su estrategia con su omnipresencia y polivalencia en estas semanas gracias a la película de la que todo el mundo habla.
Barbie vuelve y reparte para todos. Como reza su campaña publicitaria: “Si amas a Barbie, esta es tu película. Si odias a Barbie, también”. Por un lado, promete actualización del discurso feminista para quien quiera (en la película el conflicto empieza con unos pies que de repente pierden su eterno empeine vertical y una piel que envejece), pero de momento está abanderando una recuperación y un empoderamiento del canon clásico de belleza delgadísima, blanca, rubia y con ojos azules para los que así lo prefieran.
Margot Robbie, que encarna perfectamente este arquetipo de maciza de toda la vida, está disfrutando sin remordimientos una promoción que consiste en todo un desfile internacional de modelitos directamente robados de la multimillonaria muñeca. ¿Es todo irónico? ¿O es literal? “Estoy haciendo una cosa y a la vez subvirtiéndola”, dice la directora de la película, muy lista ella, que ya adaptó en clave woke 'Mujercitas', pero ahora salta a los altos presupuestos y se refugia en la ambivalencia.
¿Quieres polémicas? También Barbie te las va a dar. Ella sirve para todo: se habla estos días en Estados Unidos de que Barbie es comunista, porque al parecer en una de las escenas muestra un mapa totalmente fantasioso… en el que las fronteras de China parecen sacadas de la agenda de Xi Jinping y hasta el republicano Ted Cruz ha estado tuiteando al respecto. ¿Quieres quedar bien con todo el mundo? Los periódicos de Israel recuperan la historia de la creación de Barbie por parte de Ruth Handler (nacida Ruth Moskowitz, de origen polaco) como un relato judío de asimilación en plena América del baby boom. ¿Quieres apelar a la nostalgia que tan rentable le ha salido a 'Stranger Things'? ¿O cautivar a nuevas generaciones? Los académicos discuten, los periodistas buscan ángulos nuevos, las entradas en preventa vuelan…
Pero está bien recordar que Barbie, desde 1959, siempre se acercó al sol que más calentaba y fue adaptándose a las tendencias de pensamiento. El feminismo en los 60 la acusó de representar un ideal de mujer inalcanzable. Hasta Gloria Steinem se manifestó al respecto (“Barbie representa prácticamente todo aquello de lo que el discurso feminista intenta huir”, dijo) y el nombre de la muñeca se vio en algunas de las proclamas feministas de los 70, con pancartas de “no soy una muñeca Barbie”. Tras arrancar su primer año con más de 350.000 ejemplares vendidos, el negocio tuvo que encajar las críticas y sacar muñecas profesionalmente más ambiciosas, como la astronauta en 1965, y racialmente más diversas, con la primera Barbie negra en 1968.
Pero, como diría Santa Teresa, “la paciencia todo lo alcanza” y el neoliberalismo y, sobre todo, las supermodelos tenían preparada la dulce venganza de la Barbie a finales de los 80, principios de los noventa. Así, entre 1959 y 1987, Barbie había generado una fortuna de 430 millones de dólares, pero en 1991, cuatro años después, alcanzó los 1.000 millones de dólares. Las acusaciones sobre fomentar la oleada de anorexia y bulimia en las adolescentes fueron contestadas por la propia creadora de la muñeca. “Conozco a muchas mujeres que han tenido relaciones complicadas con su cuerpo. Honestamente, no creo que la culpa la tenga una muñeca”, zanjó Ruth Handler en su momento.
Pero, como buena celebrity, Barbie también hizo sus labores humanitarias para compensar su lado frívolo y fue nombrada embajadora de Unicef en 1989. Y, no nos engañemos, el negocio andaba tan boyante que pocas pegas se le podía poner. Hasta 'Forbes' hizo una entrevista ficticia a la muñeca en 2009 en la que, la verdad, dio titulares tan jugosos como “viajar al espacio fue, literalmente, algo fuera de este mundo”, hizo comentarios sobre la crisis económica tan maravillosos como que “afortunadamente, el mercado inmobiliario de Malibú es bastante estable”, y dio mensajes aspiracionales como “pase lo que pase, lo importante es dar un ‘tacón’ adelante”.
Los últimos años, en cambio, se pusieron más serios para Barbie y a punto estuvieron de arruinarla con el cambio de paradigma de belleza, el body positive y demás. La delgadez parecía haber pasado de moda y la inclusión presentaba a esta estilizadísima muñeca rubia como epítome de la mirada masculina y del privilegio imperialista y colonizador. Los juguetes físicos se perdían en el universo de iPads y virtualidad global, con la bancarrota de Toys R Us como principal exponente. Así que, tras años seguidos de pérdidas, se encendieron las alarmas y, en 2018, un nuevo CEO entró en Mattel para revertir el proceso: Ynon Kreiz, proveniente de la industria del entretenimiento.
Sus primeros intentos de lanzar Barbies con curvas más pronunciadas, en sillas de ruedas o con prótesis ortopédicas fueron recibidos con un poco de cachondeo y tachados de oportunistas. Pero, poco a poco, el negocio va remontando y las acciones no dejan de subir desde 2020 a 2022. Mattel ha hecho producciones de animación para Netflix, videojuegos, ha firmado acuerdos con Elon Musk para hacer Barbies inspiradas en su aventura espacial SpaceX y pretende convertir la marca en una nueva franquicia al estilo Marvel. 2023 ha sido un año más flojo, pero con la llegada de la película las acciones vuelven a subir y el estreno será la prueba de fuego para esta gran transformación. El paso de ser una 'Barbie Girl' a convertir el mundo en un 'Barbie World' plástico y fantástico. El año 0 de esta era comienza ya.
Barbie ha sido astronauta, presidenta, doctora, aventurera… pero, sobre todo, una maestra amasando millones de dólares, euros, yuanes o lo que le pongan por delante desde 1959 hasta nuestros días. Así que si algo define su vuelta en forma de musa cinematográfica en la película de Greta Gerwig, es el pelotazo comercial muy bien orquestado. No solo se prevé que sea el éxito de taquilla del verano (comiéndose con patatas a Indiana Jones, 'Oppenheimer' y compañía), sino que, de paso, se espera que desempolve una marca entera, Mattel, que lleva intentando recuperar el tirón desde 2018 y culmina su estrategia con su omnipresencia y polivalencia en estas semanas gracias a la película de la que todo el mundo habla.
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