Reunión de primeras damas para despedir a Rosalynn Carter con críticas a Melania Trump

A sus 99 años y en un precario estado de salud, el expresidente Jimmy Carter abandonaba por unas horas los cuidados paliativos para unirse a algunos de sus sucesores en la Casa Blanca y a todas las primeras damas vivas para rendir homenaje a Rosalynn Carter, su esposa durante más de tres cuartos de siglo y primera dama de Estados Unidos de 1977 a 1981.

Carter, a quien rara vez se ha visto en público desde que ingresó en una clínica en febrero, hizo el viaje de 225 kilómetros desde el antiguo hogar de la pareja en Plains, Georgia, hasta Atlanta para asistir a un homenaje en la Iglesia Metodista Unida Glenn Memorial de la Universidad Emory.

En el acto estuvieron presentes el presidente Joe Biden, el expresidente Bill Clinton y las cinco primeras damas: Jill Biden, Hillary Clinton, Laura Bush, Michelle Obama y Melania Trump. El atuendo que lució Melania en el funeral suscitó rápidamente la polémica sobre si era apropiado para llevarlo en un funeral. La antigua modelo apostó por un abrigo gris con un vestido negro debajo, mientras que el resto de asistentes optaban por un luto riguroso. Es bien sabido que los expresidentes y sus esposas no son precisamente admiradores de Donald Trump. Jimmy Carter, en particular, calificó al millonario de "político sin escrúpulos" por sus esfuerzos ilegales para anular los resultados de las elecciones de 2020.

Pese a todo, destacar no ha sido algo que Melania haya intentado hacer en los últimos tres años. Desde que ella y su marido abandonaron la Casa Blanca en enero de 2021, se ha mantenido alejada de los actos de campaña de Donald Trump, que se presenta por tercera vez a la presidencia. Tampoco le ha acompañado a sus comparecencias ante los tribunales por sus múltiples causas penales y civiles.

En el funeral también hicieron acto de presencia la vicepresidenta Kamala Harris y su marido, Doug Emhoff. Ninguno de los asistentes figuraba entre los oradores invitados. La ceremonia reflejó el gusto de Rosalynn Carter por la elegancia sencilla por encima de la ostentación y fueron sus nietos los que actuaron como portadores honorarios del féretro.

Jimmy Carter entró en la iglesia en una silla de ruedas, vestido con traje oscuro y corbata, mientras una manta le cubría las piernas. Su rostro estaba pálido y no estableció contacto visual con los numerosos familiares y miembros de la familia presidencial sentados cerca de él. Su hija, Amy Carter, estaba sentada a su lado cogiéndole la mano.

"Está llegando al final, y está muy muy disminuido físicamente", dijo Jason Carter, uno de los nietos del expresidente, en una entrevista con el 'New York Times' antes de la ceremonia. "Pero creo que estaba orgulloso y feliz de haber estado a su lado hasta el final, y no se lo iba a perder por nada del mundo".

El mandatario no pudo dirigirse a los presentes, por lo que dejó que otros expresaran por él sus sentimientos. Hablando desde el púlpito, familiares y amigos honraron a la fallecida calificándola como el alter ego de su marido y su confidente más importante. "Era una mujer extraordinaria: esposa, madre, gestora de negocios, estratega política, diplomática, defensora de los derechos humanos y escritora", dijo Kathryn Cade, que fue directora de proyectos de Carter en el Ala Este de la Casa Blanca y siguió trabajando con ella durante décadas. "Sin embargo, lo que más recuerdo de ella era su incansable dedicación a cuidar de los demás".

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Su hijo James Earl Carter III dijo de ella en su discurso que le consiguió la ayuda que necesitaba para luchar contra la adicción. "Me salvó la vida", dijo, añadiendo que había salvado muchas más gracias a su trabajo tanto en la Casa Blanca como después. "Perder las elecciones en 1980 fue devastador para todos nosotros", añadió sobre sus padres, que aún eran jóvenes y "sabían que tenían más que aportar. Por eso decidieron hacerse misioneros".

Una vida de entrega

Rosalynn Carter, que padecía demencia, falleció a los 96 años la semana pasada en la casa estilo rancho de la familia, pocos meses después de que ella y su marido celebraran su 77 aniversario de boda, convirtiéndose en la pareja presidencial más longeva de la historia de Estados Unidos. Los dos hicieron su última aparición pública juntos en septiembre, cuando participaron en el Festival del Cacahuete de Plains.

Eleanor Rosalynn Smith nació en esa pequeña ciudad de Georgia en la que viviría la mayor parte de su vida. Su padre conducía un autobús escolar, tenía un taller de reparación de automóviles y dirigía una granja, mientras que su madre vendía la leche de su única vaca, trabajaba en el comedor escolar y más tarde se incorporó a la oficina de correos.

Rosalynn Carter, como pasó a ser conocida tras casarse con el hermano mayor de su amiga de la infancia, nunca olvidó sus raíces humildes, ni siquiera cuando llegó a la Casa Blanca, viajó por el mundo representando a su país, presionó para mejorar los servicios de salud mental y transformó el papel de primera dama. Después de que Carter perdiera la reelección, ambos regresaron a la pequeña casa que habían construido en 1961 y se centraron en actividades filantrópicas durante la mayor parte de las últimas cuatro décadas.