Melania Trump: evolución capilar de una primera dama adicta al volumen
Desde que Donald Trump llegara al poder, muchas cosas han cambiado en la Casa Blanca, pero el pelo de Melania no es una de ellas, en parte porque no vive allí y en parte porque jamás se despeina
Melanija Knavs. Quiero decir, Melania Knauss. Perdón, Melania Trump y su melena con un curtain fringe (flequillo cortina) ‘perennemente’ ahuecado, un color miel libre de canas y un corte de pelo que jamás ha vivido lo que es una punta abierta. Podríamos incluir a su melena en nuestra clasificación de ‘pelazo’. Pero no siempre ha sido así y no nos referimos a que antes fuese menos abundante, sino más bien a su cambio de longitud, color y acondicionamiento. La primera dama de los Estados Unidos de América ahora es una conservadora capilar, pero hace unos años era liberal, al menos en lo que a las capas de su melena se refería.
Si de algo puede presumir Melania Trump es de poseer una abundante cabellera libre de canas y llena de brillo a pesar de tener 49 años. El rubio nunca ha sido su color; sin embargo, mientras en los inicios de su carrera su melena era de una intenso castaño chocolate, con el paso de los años y el ascenso de su marido en la escala política, las mechas se han convertido en su aliado secreto para luchar contra las canas y suavizar sus rasgos cada vez más pronunciados.
Cuando Melania era maniquí en su Eslovenia natal, su melena se adaptaba a las exigencias de la época: tenía volumen, estaba alborotada y su color era más oscuro. Por no olvidar sus peinados nivel adolescente rebelde. Con su salto del charco y su aterrizaje a las alfombras rojas del por entonces tan solo multimillonario, Donald Trump, su cabello se llenó de luz, algo que no ha perdido en los últimos años.
Más volumen
Sin embargo, la melena de Melania estaba llena de movimiento, en parte por su larga cabellera llena de capas, que generaban una mayor sensación de volumen, de forma natural, sin ayuda de su aliada actual, la laca. Y es que precisamente la búsqueda del volumen parece haber sido una máxima en su vida.
Después de intentar alcanzarlo en su juventud con recogidos desenfadados que jugaban con la técnica de ir soltando mechones y tras los cortes de pelo con muchas capas, también le dio una oportunidad a los rizos. Sí, su ahora pulida melena estuvo un día plagada de rizos, rizos de tenacillas con un ligero cardado que la acercaban a Dolly Parton... La naturalidad nunca ha sido una de sus máximas.
[LEER MÁS: Cortes de pelo que rejuvenecen, sientan bien y están de moda]
La melena midi también pasó por su catálogo de cortes de pelo y, aunque le favorecía y rejuvenecía su imagen, no terminó por convencer a la futura primera dama. Quizá por ello volvió a dejar crecer su cabello como nunca antes, hasta que acabó por encontrar su longitud ideal, la melena a la altura del pecho, con capas largas para generar volumen y desfilado hacia la zona del rostro, donde el flequillo más parisino es el caballo ganador del look.
[LEER MÁS. Letizia, del tonteo con el rubio al romance con el color avellana: su evolución capilar]
El flequillo Trump, una medida casi electoral
Además de broncearse a juego, el matrimonio Trump comparte otro detalle estético incuestionable, el flequillo. Largo y peinado al milímetro con un genial dominio del secador y del cepillo redondo, con la maestría que solo un peluquero curtido por los años de carrera podría hacer.
Sin embargo, el flequillo de Melania Trump poco tiene que ver con el de su marido. Mientras Donald Trump utiliza el suyo como elemento disuasorio de su escasez de pelo, peinándolo con ensimismamiento hacia a un lado y sufriendo las batidas del viento, Melania lo luce con la raya en medio.
El suyo es el denominado 'curtain fringe' o lo que es lo mismo, flequillo cortina. Su largo supera los ojos y las mejillas, pero para no dificultar la visión, se peina hacia los lados. El flequillo francés por antonomasia está repleto de beneficios. Su aire setentero esconde uno de los principales: aporta volumen. Cuando se tiene un pelo lacio como el de Melania, la solución son las capas y los mechones cortos para generar volumen. Otro punto a favor es que es ideal para cubrir las frentes amplias ya que los mechones centrales siempre quedan sobre el rostro y generan una mayor armonía.
Pero no todo podían ser beneficios. El gran hándicap del curtain fringe de Melania Trump es que lleva algo de tiempo mantenerlo en perfecto estado. Además de las muy regulares visitas a la peluquería para recortarlo, también necesita ser peinado a diario. Si Melania llevará un look menos depurado no sería necesario, pero para conseguir el volumen años 70 de su flequillo, el secador diario y el toque de laca son imprescindibles. Precisamente el abuso de la laca para que ninguna ráfaga de viento la despeine es el desencadenante de su look artificial y poco dado a las innovaciones, más allá de un recogido con moño bajo y flequillo a un lado.
De morena a rubia
Jamás veremos una cana en la impoluta melena de Melania y la clave son sus mechas doradas. Igual que celebrities como Sofia Vergara, con el paso de los años Melania Trump ha ido aclarando su melena a través de la progresiva introducción de mechas rubias hasta alcanzar el color avellana-miel que luce en la actualidad.
Durante sus años como modelo, Melania llevaba el cabello visiblemente más oscuro. Del castaño chocolate pasó al 'ice tea' y de repente sorprendió con una melena negro azabache durante una breve temporada. Con el cabello oscuro, Melania potenciaba uno de sus rasgos más atractivos, sus enormes ojos azules -antes más grandes que ahora, que parecen siempre entornados-. Sin embargo, ahora su interés pasa por dulcificar su rostro y armonizarlo con su cabello, de ahí que poco a poco haya jugado con las mechas rubias hasta terminar con un favorecedor balayage perfecto para ocultar las canas ya que estas se funden con las mechas más claras.
[LEER MÁS: Los secretos del balayage cobrizo de la melena de Meghan Markle]
Podríamos decir que la evolución capilar de Melania Trump es parecida a la de cualquier mujer de su edad. Durante su juventud se animó a probar nuevas cosas, pero ahora que ha encontrado su look estrella, no lo cambia por nada.
Melanija Knavs. Quiero decir, Melania Knauss. Perdón, Melania Trump y su melena con un curtain fringe (flequillo cortina) ‘perennemente’ ahuecado, un color miel libre de canas y un corte de pelo que jamás ha vivido lo que es una punta abierta. Podríamos incluir a su melena en nuestra clasificación de ‘pelazo’. Pero no siempre ha sido así y no nos referimos a que antes fuese menos abundante, sino más bien a su cambio de longitud, color y acondicionamiento. La primera dama de los Estados Unidos de América ahora es una conservadora capilar, pero hace unos años era liberal, al menos en lo que a las capas de su melena se refería.