Tenemos que hablar de la manicura escandinava: sencilla, monocolor y sublimadora de la uña

El resultado es incuestionablemente chic. El dominio del panorama fashion y beauty actual tiene nombres algo complicados de pronunciar, pero tan dosmileros como juveniles, divertidos y muy sexis. El ADN de los países escandinavos ha comenzado un silencioso ascenso hasta su total presencia en cualquier tendencia con mayúsculas de los últimos años.

Las ondas de sirena de Emili Sindlev le robaron protagonismo a sus coloridos looks -recordemos que la profesión de la danesa es la de estilista- logrando tal éxito que no solo las tenacillas triples están en el tocador de toda beauty addict, sino que todas las influencers comenzaron a copiar su personal peinado. Las llamaron 'scandi waves' y todas se las hicieron como si fueran una canción sin derechos de copyright.

Tras ella, también sucumbimos a Matilda Djerf, una sueca capaz de combinar las ondas abiertas de los 70 con los maquillajes de los 90 para crear una estética que ahora vemos por todas partes. Su particular flequillo Djerf, escalado milimétricamente, necesita ser retocado cada tres semanas, pero la ha convertido en una institución capilar.

La lista de nombres propios responsables de poner en el radar de las tendencias de belleza toda suerte de trucos, que no hacen sino sublimar las cualidades de la población de los países escandinavos, podría continuar, pero tenemos que hablar de términos concretos, como la línea escandinava que descubríamos hace tan solo unos meses. Tras la astucia de decolorar los baby hairs -mechones más finos y cortos que surgen en el nacimiento frontal del cabello-, ahora llega lo que la prensa británica -'Who What to Wear'- ha acertado en llamar las ‘Scandi nails’ o lo que es lo mismo, la manicura escandinava.

No se trata de una técnica de esmaltado ni podrás pedirla en tu salón de manicura de confianza. Más bien puedes identificar la estética que caracteriza al estilo del norte de Europa con unos pocos tips, todos ellos de rabiosa actualidad.

• Solo se puede utilizar un color. Rara vez verás a una influencer sueca, noruega o danesa con una manicura bicolor o de complicados diseños. Los muebles de Ikea son rectos, diáfanos y nada recargados, ¿verdad? Pues su manicura viene a ser lo mismo.

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Margarita Velasco

• Ni hay colores llamativos, ni estos se combinan. En el abanico de posibilidades encontramos también la manicura francesa más sencilla. Uno de los trucos infalibles de la manicura escandinava es jugar con la opacidad de los esmaltes. Usar un solo color no tiene por qué ser aburrido, pero sí es más discreto. El hecho de que la moda de las uñas clean girl haya arrasado en las redes sociales es solo una pista.

• Entre los colores más repetidos están, precisamente, aquellos que trabajan con apenas un velo de color. Las lacas de uñas fortalecedoras, que suelen tener un toque de color rosado o verdoso en su transparencia, son una excelente opción. Pero si hay un color fundamental, ese es el blanco. Te puedes mover entre marfil, blanco roto, nuclear, opaco y denso, traslúcido… Todos encajan con la estética de la manicura escandinava. Es decir, manicuras como las milky nails, las oat milk nails, las baby boomers o incluso cualquier versión de batido de leche (strawberry milkshake o blueberry milkshake) son perfectas opciones de la manicura de moda.

• Aunque no existe una forma de uñas excluida, las manos de modelos e influencers del norte de Europa siempre mantienen una forma alargada, redondeada en la punta para conseguir ese efecto almendrado. Si a la forma le sumamos el color blanquecino, el resultado que se logra es el de unos dedos y uñas esbeltos y estilizados.

• La última norma no escrita, y quizá la menos determinante, aunque condiciona que estemos ante una tendencia que encajaría como noventera, es el brillo. Si en una manicura escandinava ves un brillo gel, será porque el esmalte de color traslúcido con el que se ha esmaltado la uña tenía ese efecto 'top coat'. El verdadero brillo más repetido es el nacarado. Sí, los 90 y las uñas de sirena se han colado en la estética europea y, teniendo en cuenta que ‘La Sirenita’ del cuento original era danesa, pues poco más hay que añadir.

Puede que la manicura escandinava se haya saltado las tendencias que Instagram, la pasarela y los expertos preveían, pero si Emily Sindlev la lleva, no tardará en estar por todas partes.