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César Muñoz (Telecinco): “La envidia no es buena compañera de viaje, te hace débil”
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César Muñoz (Telecinco): “La envidia no es buena compañera de viaje, te hace débil”

Hablamos con el copresentador —junto a Sandra Barneda— de ‘Así es la vida’ (que se despide el 26 de julio) para hablar del pasado, presente y futuro de este periodista emeritense al que le gusta ir por la vida con la frente alta

Foto: César Muñoz, periodista de vocación temprana e ideas claras. (Carlos Villarejo)
César Muñoz, periodista de vocación temprana e ideas claras. (Carlos Villarejo)

Las audiencias, los seguidores, son la nueva esclavitud del siglo XXI. Quienes trabajan con ellas viven bajo la espada de Damocles y deben levantar, sí o sí, cortafuegos para protegerse. Un año después de la cancelación de ‘Sálvame’, Mediaset España sigue diseñando estrategias para recuperar la audiencia perdida. En ese ajedrez, Telecinco opta por cancelar el magacín ‘Así es la vida’ —conducido por Sandra Barneda y César Muñoz, nuestro protagonista— y recuperar a Jorge Javier Vázquez —en plan ‘El diario de Patricia’— para así, hipotéticamente, enlazar por todo lo alto con el ‘TardeAR’ de Ana Rosa Quintana.

‘Así es la vida’ se despide de la audiencia el viernes 26 de julio, pero nosotros nos quedamos para siempre con César Muñoz (Mérida, 1990) para hablar de pasado, presente y, sobre todo, futuro.

“Con 18 años me vine a estudiar a Madrid, a la Carlos III, y enseguida conseguí prácticas en la COPE y en el programa ‘Callejeros’, de Cuatro. Regresé a mi tierra para curtirme como reportero en diferentes programas de Canal Extremadura. Volví a Madrid en busca de nuevas oportunidades, primero en Telemadrid, y luego en TVE a través de ‘España Directo’”, resume César, que asumió la conducción de ‘Así es la vida’ junto a Barneda el 26 de junio de 2023, hace un año y un mes.

placeholder César Muñoz. (Fotografía: Carlos Villarejo. Estilismo: Victoria Nogales)
César Muñoz. (Fotografía: Carlos Villarejo. Estilismo: Victoria Nogales)

¿Qué tipo de niño fuiste? ¿En qué ambiente te criaste? ¿Con qué soñabas?

Tengo muy buenos recuerdos de mi infancia. La verdad es que fui un niño muy querido y muy feliz. Vengo de una familia de pequeños autónomos, de curritos. Mis abuelos eran ferroviarios y camioneros. Mi padre tenía una empresa de puertas automáticas y mi madre, cuando nací, se dedicó a cuidarme. A mí y a mi abuela, que empezó a tener Alzheimer cuando yo era muy chico. Después también cuidaba de mi hermana pequeña, con la que me llevo casi diez años. Yo no soñaba con ser futbolista como el resto de amigos de clase. Tampoco jugaba con Action-Man. Yo hacía micrófonos y cámaras. Jugaba a entrevistar. Preguntaba mucho. Recuerdo que en carnavales me gustaba disfrazarme de reportero de ‘Caiga quien caiga’. Aquel traje que no iba acorde con mi cuerpo de niño. Me sentía diferente, pero feliz. A la gente le gustaba mucho, era de lo más original.

“Tenía claro que quería ser periodista, quería entretener, hacer compañía a través de la tele”

¿Cómo se manifiesta el periodista que viajaba en ti?

Tenía claro que quería ser periodista, quería entretener, hacer compañía a través de la tele. Apuntaba maneras. Mi asignatura favorita siempre ha sido Lengua. Me encantaban las redacciones, los trabajos en equipo en los que había que hacer entrevistas e investigar. Los trabajos del instituto siempre los presentaba en formato periódico, revista o programa de televisión. Me apuntaba a todo lo que tuviera un ligero olor a periodismo. No fui el mejor estudiante, pero sí captaba las cosas rápido y sacaba buenas notas. Leía muy bien entre líneas. Siempre he sido un culo inquieto y muy echado ‘p’alante’. Antes era muy osado. Ahora, afortunadamente, soy más prudente, he bajado las revoluciones. Mis amigos de clase siempre me elegían para las exposiciones porque era el que más labia tenía. Siempre he navegado hacia el mismo objetivo: la tele. Esa máquina que, junto a los libros, me permitía ir mucho más allá de mi pequeño universo.

¿Cómo funciona tu cabeza a la hora de transmitir y comunicar?

Me encantaría saberlo, pero ni yo mismo lo tengo descifrado. (Risas). Soy un hombre bastante empático y sincero. Creo que es fundamental para contar historias y para ponerte en el lugar del otro. Cada día que presento un programa es una historia diferente; cada vez que veo el piloto en rojo es una nueva aventura porque, aunque haya un guion, el directo siempre es imprevisible. Siempre hay algo de nervios, pero los encauzo para que el programa salga lo mejor posible.

“En esta profesión lo más importante es el equipo. Sin ellos no podríamos ponernos delante de la cámara y defender el trabajo de todos”

Suelo tener las ideas y los objetivos claros. Me gusta conocer bien los temas y analizarlos desde otras perspectivas, ofrecer al espectador todos los elementos para que construya su propia opinión. En esta profesión lo más importante es el equipo. La tele es una cadena que necesita a todos los eslabones, desde la redacción hasta la realización, pasando por los operadores de cámara y editores. Sin ellos, no podríamos ponernos delante de la cámara y defender el trabajo de todos.

placeholder César Muñoz. (Fotografía: Carlos Villarejo. Estilismo: Victoria Nogales)
César Muñoz. (Fotografía: Carlos Villarejo. Estilismo: Victoria Nogales)

¿Qué o quién o quiénes han sido tus fuentes de inspiración?

Iñaki Gabilondo y Mercedes Milá han sido mis grandes referentes desde bien pequeño. Gabilondo era la primera voz que escuchaba al despertar, quería ser como él. Su inteligencia, honestidad y sabiduría me llamaban mucho la atención. Siempre lo sigo. Tuve la suerte de entrevistarlo en un par de ocasiones y de conocerlo más cuando me gradué, ya que fue el padrino de mi promoción en la Carlos III.

Mercedes Milá es un torbellino que siempre me ha dejado con la boca abierta. Como un todoterreno que te lleva a cualquier lugar, disfrutando del camino sea cual sea. Pilota como nadie cualquier tipo de formato. Desde el entretenimiento a la información. Tiene un talento arrollador. Es una mujer poderosa, inspiradora. La echo de menos en televisión.

“Sandra Barneda es la mejor maestra, me ha enseñado a escuchar y a ver mucho más allá”

Al César de 10 años le gustaba Ramón García; y al de 20, Roberto Leal. Ahora estoy aprendiendo de Sandra Barneda, una mujer fantástica que siempre me ha gustado y que me ha enseñado, aconsejando y guiado por caminos que desconocía. Sandra es guapa por dentro y por fuera. Tengo a la mejor maestra que podría imaginar, me ha enseñado a escuchar y a ver mucho más allá. Es lo mejor que me llevo de esta etapa y espero que sigamos siendo amigos muchos años más. Tengo una suerte inmensa.

“Soy un tío muy honesto. Siempre voy de frente, se me ve venir de lejos”

¿Cuál es tu filosofía de vida?

Vive y deja vivir. Lo tengo clarísimo. El ‘Hakuna Matata’ (No hay problema) que nos enseñó ‘El Rey León’ de nuestra infancia es una de las grandes lecciones de vida que me aplico a diario. He intentado hacer mis labores de reportero y presentador lo mejor posible, sin pisar a nadie. Soy un tío muy honesto. Doy siempre el cien por cien en cualquier momento. No me gustan las envidias ni la gente que no va de cara. Siempre voy de frente, se me ve venir de lejos. No me gustan las intrigas, no se me dan bien.

placeholder César Muñoz. (Fotografía: Carlos Villarejo. Estilismo: Victoria Nogales)
César Muñoz. (Fotografía: Carlos Villarejo. Estilismo: Victoria Nogales)

Tomémosle el pulso a la televisión que se hace en España. ¿Tenemos la televisión que nos merecemos?

La televisión atraviesa un momento delicado en nuestro país. Mucha gente piensa que se ha quedado antigua, que ya no es atractiva, pero no es así. La tele está más viva que nunca. La tele es emoción, sentimiento, entretenimiento, información. La tele te cuenta la vida en directo y de eso nunca se podrá prescindir.

La gran competencia está ahora en las redes sociales. Se viralizan momentos y fragmentos cortos de contenido, pero no siempre con imágenes de calidad. ¿Tenemos la tele que merecemos? Sí, aunque deberíamos arriesgar más en formatos interesantes y en nuevas narrativas.

¿Sigue siendo la envidia el pecado capital español?

A mí me parece un tópico de narices. Pudo ser en el pasado, pero ahora no. ¿Hay gente envidiosa? Sí, mucha, pero ahora es todo mucho más competitivo, más global y no puedes estar solo viendo lo que hace tu vecino. Si te alegras de los éxitos de los demás, te llegarán a ti también tarde o temprano. Creo mucho en esas energías y actitudes ante la vida. La envidia no es buena compañera de viaje, te hace débil y te deja a merced de los demás.

Hablemos de tu generación, la milenial. Si no consigues lo que quieres a la primera, ¿la lías parda?

Es verdad que tenemos poca paciencia. Soy superimpaciente, aunque nada si me comparas con los de la generación Z. (Risas). Ninguna generación puede compararse con otra de manera global porque son mundos muy diferentes. Cada generación tiene sus propios problemas; la de mis padres las pasó canutas en cuanto a derechos y libertades, o en algo tan básico como poder comer bien. Sin embargo, ellos, con mi edad, pudieron comprarse una casa y formar familia. Pregunta a los de mi generación por eso, a ver qué te dicen. La lucha por los derechos y libertades sigue, la pelea es diaria.

¿Estás preparado para el fracaso y para el éxito?

No estoy preparado ni para lo uno ni para lo otro. Es un problema para el César del futuro. (Risas). El del presente está centrado en seguir aprendiendo y explorando. Lo más importante es tener los pies en la tierra en todo momento, y yo los tengo.

¿Cuáles son tus herramientas para desconectar?

Desconecto de muchas formas. Las series y las buenas películas son mis mejores aliadas cuando necesito estar conmigo mismo y en paz. Me encanta pasar tiempo con los míos tomando el vermut y alguna fiesta de vez en cuando, pero cada vez menos. (Risas). Me he vuelto más disfrutón en horarios diurnos. Si me pierdo me podréis encontrar sentado enfrente del Templo de Diana de Mérida. Es mi lugar favorito del mundo. Lo llevo viendo toda la vida y nunca me canso de admirarlo. ¿Qué me hace feliz? Seguro que algo que guardo en la cajita de todos los días, la que abro al despertarme y cierro al acostarme, y me permite decir ‘aquí sigo’. Creo que feliz no se hace, se está. Y en eso estoy, en serlo muchos días. Y también comiéndome unas migas con su panceta y un gazpacho fresquito, para qué nos vamos a engañar.

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César Muñoz. (Fotografía: Carlos Villarejo. Estilismo: Victoria Nogales)

¿Qué te queda por construir?

Me queda taaaanto por hacer. Me encantaría formar una familia, comprarme una casa, incluso crear mi propia productora, pero de momento me centro en mi buen momento personal y profesional. Quiero seguir conduciendo programas en directo aunque, si te soy sincero, me encantaría presentar concursos, que nunca he hecho. Tengo mucho que aportar.

¿Te duele la cara de ser tan guapo?

Yo siempre he sido el simpático, el gracioso. Desde hace unos años estoy disfrutando un glow-up bastante inesperado.

Confiesa: te encanta que te reconozcan por la calle.

Pues mira, tengo el ego justo y necesario para trabajar delante de una cámara. No para más. Los piropos y los halagos los llevo un poco mal porque, en verdad, soy bastante tímido cuando no estoy en un plató. Poco a poco voy asumiendo que me reconozcan, pero prefiero pasar desapercibido.

Las audiencias, los seguidores, son la nueva esclavitud del siglo XXI. Quienes trabajan con ellas viven bajo la espada de Damocles y deben levantar, sí o sí, cortafuegos para protegerse. Un año después de la cancelación de ‘Sálvame’, Mediaset España sigue diseñando estrategias para recuperar la audiencia perdida. En ese ajedrez, Telecinco opta por cancelar el magacín ‘Así es la vida’ —conducido por Sandra Barneda y César Muñoz, nuestro protagonista— y recuperar a Jorge Javier Vázquez —en plan ‘El diario de Patricia’— para así, hipotéticamente, enlazar por todo lo alto con el ‘TardeAR’ de Ana Rosa Quintana.

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