Llega a España el 'vaciado de casas' a la americana: tesoros deco a precios de ganga

Seamos tremendamente prácticos, este viernes 25 y sábado 26 de abril tendrá lugar el vaciado del segundo izquierda del 23 de la calle Doctor Fleming de Madrid. Entre las once de la mañana y las ocho de la tarde, tu espíritu de aventura y tu sensibilidad para detectar objetos bellos experimentarán un éxtasis incomparable.

La cuenta atrás para otro vaciado de casa curado por la experta Paloma Richi ha comenzado, pero, ¿en qué consiste esta tradición superamericana que ahora echa raíces en España? Tiempo de conocer mejor a la máxima autoridad en la materia y dejar que ella misma nos lo explique.

Paloma Richi (Madrid, 1992) tiene una misión clara: acercar el mundo de las subastas a toda una generación que aún no se ha asomado a este universo lleno de objetos preciosos escondidos. Su cuenta de Instagram, @pujar_con_arte, es su megáfono para contar que sí, que tú también puedes llevarte a casa un alucinante anillo art déco o una cómoda divina con mucha historia sin arruinarte.

Desde pequeña supo que lo suyo era el arte, y aunque pronto descubrió que no se sentía a la altura de los artistas que admiraba, las subastas le abrieron un camino lleno de emoción, piezas únicas y relatos que merecen ser contados.

Tras licenciarse en Historia de Arte en Madrid, se instaló en Londres para estudiar en la prestigiosa Central Saint Martins y eso le cambió la vida. Allí entendió que el arte no solo es crear para conmover, también es descubrir, comisariar y acercárselo a los demás. Con el lema de su universidad, “El cielo es el límite”, Paloma encontró su sitio ejerciendo de puente entre la belleza y la gente. De vuelta a España, se curtió trabajando en la casa de subasta Christie’s y en la galería de arte contemporáneo Gagosian; allí aprendió a redactar emails con máxima elegancia y a valorar piezas con precisión suiza.

Pero su verdadera vocación apareció cuando empezó a enviar a sus amigas fotos de piezas sorprendentes encontradas en subastas locales: un vestido antiguo, una alfombra maravillosa, una vajilla de ensueño. Así nació el germen de @pujar_con_arte. Paloma quiere desmontar mitos: no todas las subastas son elitistas ni prohibitivas. En Madrid, Barcelona o Sevilla (sus ciudades de acción, por ahora) siempre habrá casas en las que encontrar algo precioso.

Poéticamente, nos gusta pensar que cuando alguien emprende su último camino desea que los objetos que aportaron belleza a su existencia pasen a manos de alguien dispuesto a amarlos de igual forma.

La pasión por democratizar el arte llevó a nuestra protagonista a los vaciados de casas. Paloma y su equipo —otras dos historiadoras del arte— practican auténtica arqueología doméstica: clasifican, valoran y redecoran con todo el mimo para que quien entre en la vivienda se enamore de algo al instante. Sus puestas en escena son siempre impecables. Fotografían el resultado y lo cuelgan en Instagram, donde sus seguidores —auténticos cazadores de tesoros—aguardan impacientes. Porque esto va más allá de vender: va de contar historias, de darle una nueva vida a lo bello.

PREGUNTA. El vaciado de casas es habitual en otros países, con Estados Unidos en cabeza, pero en España siempre hemos sido más pudorosos, ¿no?
RESPUESTA. Efectivamente. Antes, cuando se heredaba una casa importante, los mejores objetos se subastaban, una parte se donaba y el resto se tiraba. La gente era más reservada y, por pudor, no quería que nadie entrase en su casa. Sin embargo, desde hace tres o cuatro años, esto ha cambiado. Ahora se ve con mejores ojos contratar una empresa que vacíe la vivienda de un familiar para tasar, organizar y vender lo que hay dentro. Además, el interés por los objetos y la ropa de segunda mano ha crecido muchísimo.

P. ¿Cómo es el perfil de tus clientes?
R. Suelen ser personas que heredan casas grandes, de 150 o 200 metros cuadrados, y no saben cómo gestionar tantos objetos ni valorarlos. Por ejemplo, la vivienda que estamos vaciando actualmente contiene más de 3.000 objetos que llevamos meses clasificando y tasando.

P. ¿Por dónde se empieza a vaciar una casa?
R. Lo primero es realizar un inventario y una doble tasación: en la primera se valoran las piezas más importantes; la segunda incluye el resto, como muebles, cuadros o electrodomésticos. Si el cliente acepta las valoraciones, comenzamos a clasificar los objetos. Cada uno recibe una etiqueta con su número, descripción y precio.

P. ¿Hace falta saber mucho para valorar bien los objetos?
R. Por supuesto. La formación es clave para identificar piezas valiosas y asignar precios justos. Las tres somos licenciadas en Historia del Arte. Blanca, la más veterana, trabajó cuarenta años en la casa de subastas Ansorena; María, 30; y yo, que soy la más joven, llevo ya una década dedicada a esto.

P. ¿Cómo decidís dónde mostrar cada objeto?
R. Reorganizamos y redecoramos todo. Cuando el público entra, cree que la casa estaba así originalmente, lo que es buena señal. A menudo movemos muebles, empapelamos paredes, colocamos manteles o pantallas nuevas en las lámparas para que luzcan más. La presentación es clave: todo está limpio e impecable.

P. ¿Cómo le dais difusión a las ventas?
R. Cuando todo está listo, colocamos flores y hacemos fotografías que publicamos en Instagram. Los seguidores de Pujar con arte son auténticos cazadores de tesoros: vienen sabiendo exactamente lo que quieren.

P. ¿Cuántos días dura una venta?
R. Normalmente, viernes y sábado; en casas muy grandes, de miércoles a domingo. El primer día es con cita previa para evitar colas y no molestar a los vecinos.

P. ¿Quién viene el primer día?
R. Profesionales, decoradores, coleccionistas, directores de arte o particulares que han visto las fotos y vienen con la compra decidida. El fin de semana se llena de parejas jóvenes, madres con bebés… Es un público muy variado.

P. ¿Se vende todo?
R. Prácticamente todo. Incluso hemos vendido tápers de cristal en buen estado. Si algo está bien conservado, casi siempre encuentra una segunda vida.

P. ¿Los precios son más bajos que en tiendas o mercadillos de antigüedades?
R. Sí, son precios atractivos. No son los de una tienda del rastro ni de una subasta. Si no pones precios razonables, la gente no compra y acabas llevándolo al punto limpio. El objetivo último siempre es vaciar la casa. Los herederos suelen sorprenderse mucho con los resultados.

P. ¿Qué es lo más gratificante de este trabajo?
R. Nunca trabajo casas de personas que hay conocido, como tampoco las vacío si los propietarios aún viven, aunque ya no las habiten. Siento un profundo respeto por sus objetos. Me reconforta cuidarlos y darles una segunda o incluso tercera vida. En verdad, ayudamos a los familiares en momentos muy delicados; no es fácil desprenderse de las cosas de un ser querido. Hay que tener mucho tacto.

P. ¿Y no te quedas con nada?
R. ¡Imposible no caer! Pero nunca lo hago al principio de la venta, sino al final. Me fijo en los olvidados, los que nadie se lleva, y pienso: “Eres una joya y te vienes conmigo”.

P. ¿Quién asume los gastos y cómo se reparten los beneficios?
R. Nosotros asumimos todos los gastos: fotos, flores, decoración y puesta a punto, además del tiempo invertido. De lo vendido, el 50 por ciento es para Pujar con arte y el otro 50 para los herederos.