Su mayor miedo, sus ejercicios y hasta su talla de pecho: Adriana Abenia se confiesa

Con el objetivo de acercarse más a sus seguidores y que puedan conocerla mejor, la zaragozana se animaba, como hemos visto hacer ya a otras famosas, a un cuestionario sin censura. Adriana Abenia se ha sincerado sobre múltiples facetas de su vida privada sin cortarse un pelo y demostrando muy buen humor de paso.

Después de celebrar el 8-M en su cuenta con una foto suya embarazada y la frase "somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar", comenzaba el turno de preguntas y respuestas.

¿Te arrepientes de alguna decisión importante en tu vida? "A veces he tenido la sensación de haber dedicado demasiado tiempo a personas que no lo merecían", aseguraba la presentadora como primera story para abrir boca.

También ha hablado del inicio del cole de su hija Luna, ya que quiere "que empiece ya pronto con el inglés y a jugar con otros niños". Sobre sus piercings y tatuajes afirma que de los primeros se hizo uno en el ombligo a los 17 años y luego se arrepintió. Sobre los segundos dice que "ninguno, me cansaría de ver siempre las mismas imágenes en mi piel".

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Respecto a su rutina de ejercicios y a su alimentación confiesa que "hago bici de vez en cuando y como sano. Las dietas me resultan muy complicadas. Pero te aseguro que cuando sobrepaso los límites se me mete toda la comida en el trasero", dijo divertida.

Como en la entrevista de Meghan y Harry no hubo límites en las preguntas, así que Adriana no tuvo problemas tampoco en desvelar su talla de pecho, su posición favorita ("en la cocina comiendo"), sus manías ("los tés con grapas, son un asco") o sus series favoritas: 'Big Little Lies' y 'The Undoing', las dos con Nicole Kidman.

También se ha atrevido a revelar lo que más miedo le da en la vida: "La enfermedad y los desagües de las piscinas", ya que, según ha explicado, siempre ha tenido la sensación de que el pie se le iba a quedar ahí pegado.

En posteriores respuestas, Adriana Abenia negaba que le cayera mal Alba Carrillo, matizaba que no es llorona, "pero cuando lloro es que estoy mal de verdad", que no le importaría probar a ser pelirroja y reconoce que le gustan los piropos. "A mí siguen gustándome los hombres que te abren la puerta, te roban un beso sincero o te dicen cosas bonitas", confiesa.