Xandra Falcó remonta su año más duro apartada del foco mediático

Hace un año fallecía Jaime Carvajal de un infarto fulminante. El abogado acababa de volver de Mallorca, el lugar de veraneo desde que era pequeño. En la isla, sus padres, los marqueses de Isasi, tienen su casa de vacaciones y para el empresario era su lugar de descanso. Cuando se casó con Xandra Falcó, el matrimonio continuó con la tradición y se instalaban el mes de agosto en las Baleares. La vuelta a la vida cotidiana era por partes y solía ser Xandra la primera en regresar porque siempre había una hija que comenzaba los estudios fuera de España.

La rutina desapareció y se convirtió en tragedia. Tras una etapa muy complicada con las muertes de su padre, el marques de Griñón, y de su tío, el marqués de Cubas, tuvo que hacer frente a la peor noticia que podía recibir. Se encontraba en la finca de Toledo cuando recibió una llamada de teléfono en la que le informaban de lo que había sucedido. A partir de ese 2 de septiembre, la marquesa de Mirabel (título heredado de su abuela paterna) tuvo que empezar a recomponer su vida a golpe de esfuerzo emocional. “Ese día mi mundo se volvió del revés”, reconocía tiempo después. Su prioridad era mantener el ejemplo de vida de Jaime Carvajal y transmitir esos valores a sus tres hijas.

El 15 de junio pasado, el abogado y filántropo recibía un premio póstumo en el Congreso de los Diputados presidido por la presidenta de la Cámara, Meritxel Batel, que leyó un escrito del rey. Felipe VI, quien es amigo íntimo desde la infancia de Jaime Carvajal y sus hermanos Ana, Victoria y Luis. Este premio estaba organizado por la Fundación Joan Boscà, que preside Joaquín Güell, exmarido de Cayetana Álvarez de Toledo, que ha formado parte desde siempre del núcleo más cercano del fallecido y de Xandra Falcó. Un año después, la hija valiente y emprendedora del marqués de Griñón ha ido recomponiendo su vida poco a poco. Su fuerte carácter y sus ganas de potenciar y promover los proyectos del círculo Fortuny, del que es presidenta, más su implicación en la bodega Sierra Cantabria han servido para retomar una difícil rutina.

El proyecto de la bodega consistía en presentar un vino rosado bautizado con las iniciales del nombre y apellido de la marquesa de Mirabel. Lo bautizaron como XF Sierra Cantabria y la protagonista lo calificaba como “un vino alegre, rosa, optimista y vital”.

La hija primogénita de Carlos Falcó está muy ilusionada con este proyecto y contaba a Vanitatis cómo comenzó su colaboración con sus socios: “Miguel y Marcos Eguren son buenos amigos y mi tío Fernando (marqués de Cubas) fue consejero de su bodega en La Rioja durante más de diez años. Les planteé mi idea y enseguida comenzamos a trabajar. Tío Fernando estuvo detrás y lo impulsó muchísimo, igual que mi padre y mi marido Jaime, que siempre me apoyaba en todo lo que hacía. Le hacía mucha ilusión que tuviera mi propio proyecto como ha sido XF”.

Una mujer luchadora

Xandra Falcó heredó del marqués de Griñón esa capacidad para seguir adelante y así lo contaba en la revista 'Vanity Fair'. "Mi conclusión es que la vida, por dura que sea, hay que afrontarla. Mi padre era increíblemente trabajador. Nunca se cansaba y la palabra pereza no entraba en su vocabulario. Y tenía una cualidad que cada día admiro más: el optimismo. Mi padre era un optimista nato".

La trayectoria de Xandra Falcó ha estado marcada por la discreción y por mantener un perfil bajo en lo referente a todo lo que tuviera que ver con su vida personal. Nunca ha trascendido nada que tuviera que ver con su intimidad. La puesta de largo de su hija mayor al cumplir los 18 años no tuvo repercusión mediática ni apareció en ningún medio cuando podía haber sido portada de cualquier revista. En este aniversario, el recuerdo para su marido, Jaime Carvajal, también ha querido que fuera en familia y sin repercusión pública.