No habrá juicio y el juez decidirá el reparto de la herencia de los Medinaceli
A pesar de las conversaciones que durante este tiempo han mantenido los letrados respectivos, no ha sido posible llegar a un acuerdo
El lunes 22 de noviembre se celebró en el Juzgado de Primera Instancia número 12 de Sevilla la audiencia previa que enfrenta, desde hace ocho años, a los nietos de la duquesa de Medinaceli con su tío, Ignacio Medina Fernández de Córdoba, duque de Segorbe. Un desencuentro que se ha convertido en una especia de 'guerra de los cien años' familiar en una de las casas nobiliarias más importantes de España.
A pesar de las conversaciones que durante este tiempo han mantenido los letrados respectivos para llegar a un acuerdo, no ha sido posible, como así confirman a Vanitatis: “Desgraciadamente, no ha habido posibilidad. Es una pena porque ya son muchos años. Se debía haber llegado e incluso aún estarían a tiempo el mismo lunes. Lo primero que hace un juez en la audiencia previa es exhortar a las partes a que lleguen a un acuerdo. Y esto figura en la ley para que haya una conciliación”. Como era de esperar, no hubo acuerdo. Una vez que finalizara el encuentro judicial donde no tenían que acudir ni demandantes ni demandado se iba a fijar la fecha del juicio propiamente dicho. Pero el magistrado entendió que no hacía falta celebrar un nuevo encuentro y la cita del lunes queda vista para sentencia. Dentro de unos días el magistrado dictará su resolución. El siguiente paso, en el caso de no estar de acuerdo las partes, será el recurso ante la Audiencia Provincial.
La explicación a este hecho entra dentro de los protocolos judiciales, como así lo cuentan a Vanitatis: “En este caso no hay ninguna excepcionalidad. Los hechos son los que son. Hay un cuaderno particional y cada parte lo interpreta a su manera. No se han admitido ningún tipo de pruebas”. En este sentido, aclaran que los demandantes no pidieron nada salvo que se tuviera en cuenta dicho cuaderno donde figuran las voluntades de la abuela Medinaceli. El demandado, duque de Segorbe, sí que solicitó interrogatorio a testigos y realizar periciales, pero el juez los consideró “inútiles e impertinentes”. Es decir, que no eran pertinentes, que no procedían, que no guardaban relación con el asunto que se estaba dilucidando y, por lo tanto, eran innecesarios.
A principios de enero de este 2021 se destapaba el conflicto familiar y hereditario entre Ignacio Medina y los cinco nietos de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba, duquesa de Medinaceli. Este contencioso entre el duque de Segorbe y la actual jefa de la Casa, Victoria de Hohenlohe, y sus primos Rafael Medina (duque de Feria), su hermano Luis, así como Victoria Medina (duquesa de Santisteban) y Casilda Medina (marquesa de Solera), está marcado por la reclamación de la herencia familiar.
Así empezó todo
El contencioso comenzó en 2013, al morir la titular de la Casa Ducal de Medinaceli, a la que se conocía en Sevilla por el apodo de Mimi. Era una mujer que destacaba por su fuerte carácter y su preferencia hacia Ignacio, el menor de la familia y que fue el único hijo de los cuatro que tuvo que la sobrevivió. Los otros tres, Ana, Luis y Rafael, habían fallecido, pero quedaban sus herederos que tenían derecho, según la legislación española, a recibir lo que les correspondía. Y en ese punto es donde radica el conflicto entre los sobrinos y Segorbe. “Según el Código Civil, cuando dejas hijos o descendientes directos, dos terceras partes de tus bienes van necesariamente a ellos. Es de obligado cumplimiento y cualquier otra cosa es vulnerar la ley. Desde el principio no se cumplió este reparto de la legítima que es lo que exigen los herederos”, confirman fuentes solventes.
Por su parte, los nietos y biznietos de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba quisieron dejar claro desde que se hizo público el contencioso cuál era su postura: “Nosotros lo que pedimos es hacer cumplir la soberana voluntad de nuestra abuela y bisabuela recogida en su testamento del año 2003, ratificado en el año 2012 y posteriormente plasmada en el cuaderno particional del año 2018, aceptado por el duque de Segorbe, y donde se establece clara y contundentemente el importe al que ascienden nuestras cuotas de legítima, cuotas estas que la ley establece como un derecho absoluto de los descendientes".
Han pasado ocho años desde el comienzo de este desencuentro judicial y sin ninguna conclusión positiva para los herederos. Por lo tanto, la única salida que les quedaba era plantear una reclamación legal. A todo este conflicto por pleitear por sus derechos se unió la decisión del duque de Segorbe de echar de la Fundación Medinaceli a sus cinco sobrinos. “Considera que es una deslealtad reclamar esa parte de la herencia y, como no hay acuerdo y han pleiteado, los ha destituido”, aseguran conocedores del caso. La propia Fundación ha reconocido oficialmente la expulsión y afirma que la reclamación es incompatible con su presencia allí. Los nietos de Victoria Eugenia se quejaban de que su tío nos le dejaba entrar en algunos de los edificios de la familia.
Con la expulsión de la fundación de parte de los herederos más críticos con su figura, el duque de Segorbe trata de asegurarse el control de la misma aunque eso chocaría con los deseos de su madre, que dejó dicho en su testamento que los nietos debían tener representación en el patronato por derecho propio. Ahora, todos ellos han quedado fuera del patronato por una votación online dirigida por Ignacio Medina, que al parecer no estaba de acuerdo con determinadas acciones legales que estaban reclamando sus sobrinos respecto a la herencia de la abuela Medinaceli. Estos desacuerdos nada tenían que ver con la gestión de la fundación y sí con los derechos que sobre la legítima les correspondían cuando falleció la aristócrata. Esa es, la cuestión económica, la clave maestra de este entuerto, tal y como confirman a Vanitatis fuentes de toda solvencia.
El lunes 22 de noviembre se celebró en el Juzgado de Primera Instancia número 12 de Sevilla la audiencia previa que enfrenta, desde hace ocho años, a los nietos de la duquesa de Medinaceli con su tío, Ignacio Medina Fernández de Córdoba, duque de Segorbe. Un desencuentro que se ha convertido en una especia de 'guerra de los cien años' familiar en una de las casas nobiliarias más importantes de España.