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40 años del secuestro de Julio Iglesias Puga: el relato de Jesús Mariñas, testigo de excepción
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PAPUCHI

40 años del secuestro de Julio Iglesias Puga: el relato de Jesús Mariñas, testigo de excepción

El próximo 29 de diciembre se cumplen cuatro décadas de aquel día en que ETA apresara al padre del cantante. El periodista vivió muy de cerca aquellos 20 días de incertidumbre

Foto: Julio Iglesias con su padre, el doctor Iglesias Puga. (Getty)
Julio Iglesias con su padre, el doctor Iglesias Puga. (Getty)

El secuestro del doctor Iglesias Puga, padre de Julio Iglesias, por ETA fue una absoluta conmoción dentro y fuera de España. El cantante ya era mundialmente conocido y la noticia apareció en toda la prensa internacional. El próximo 29 de diciembre se cumplen cuarenta años de aquella mañana en la que unos supuestos periodistas alemanes se convertían en sus captores. El doctor se había encontrado con los terroristas el día anterior en su consulta de la calle O'Donnell y habían quedado al día siguiente en su casa de San Francisco de Sales.

En otro de los pisos del edificio vivía Isabel Preysler con sus tres hijos, ya divorciada, y fue ella la que le comunicó a su exmarido la noticia. Su padre no se había presentado en el almuerzo que tenía con Viruca García Lago y su abogado, Fernando Bernáldez. Al amigo no le sorprendió la ausencia, pero sí que no acudiera a reconocer a su cuñada, que estaba embarazada. A partir de ese momento, el abogado denunció su desaparición.

placeholder Información del secuestro en la revista 'Protagonistas'.
Información del secuestro en la revista 'Protagonistas'.

Bernáldez llamó a Miami y hablo con Carlos, el hermano, y con la esposa, Charo García de la Cueva, que no quisieron decirle nada a Julio hasta que se despertara de la siesta. Fue entonces cuando Isabel Preysler conectó con el cantante y le comunicó la noticia del secuestro. También le preguntó si quería que le enviara a los niños para aliviar tensiones.

20 días de angustia

Desde ese momento, el miedo, la angustia y la incertidumbre se colaron en la mansión de Indian Creek. Julio Iglesias dejó de comer y solo repetía: “Pobre viejo, pobre viejo, con el frío que hace en Madrid y él sin abrigo, porque nunca lleva abrigo. A mis hijos les puse guardaespaldas y no supe cuidar a mi padre. ¿Tendrá sus medicinas? Me siento responsable”. Tiempo atrás, el propio doctor había recibido una llamada extraña en la que le pedían un millón de pesetas “o nos llevamos a tus nietos”. La policía investigó y detuvo al individuo, que era un perturbado. Ya no hubo más amenazas hasta el fatídico 29 de diciembre.

placeholder Alfredo Fraile. (EFE/Chema Moya)
Alfredo Fraile. (EFE/Chema Moya)

Carlos Iglesias viajó a Madrid para controlar desde España, y Alfredo Fraile montó el operativo con la prensa en su casa de Miami. Dejó su domicilio, donde vivía, con María Eugenia y sus seis hijos, y se trasladó a casa de Julio, donde permaneció hasta la liberación de Papuchi, el apelativo con el que se conocía al padre del artista. Así lo contaba Fraile a Vanitatis hace dos años (recordemos que la mano derecha de Iglesias falleció en marzo de 2021), que se emocionaba recordando esos veinte días de incertidumbre hasta que los GEO, comandados por el comisario Juan Domingo Martorell, liberaron de su encierro en el pueblecito de Trasmoz al doctor.

Días después, Papuchi volaba junto con Carlos, su hijo y sus tres nietos Iglesias Preysler a Miami, donde le esperaban su mujer, Charo de la Cueva, y un eufórico Julio Iglesias. Puga y De la Cueva ya vivían separados, pero su relación era buena. Se divorciaron, aunque nunca se hizo oficial hasta que murió su esposa. Se había casado en secreto con Rona, con la que tuvo dos hijos.

placeholder El doctor Puga, junto a Charo y sus nietos. ('Protagonistas')
El doctor Puga, junto a Charo y sus nietos. ('Protagonistas')

Billetes en sobres grandes

Uno de los testigos de aquellos dramáticos veinte días fue el periodista Jesús Mariñas, que después de cuatro décadas recuerda aquellas fechas y lo que escribió en sus crónicas de urgencia: “En cuanto saltó la noticia, me trasladé a Miami y allí me quedé hasta que lo rescataron. A primera hora de la mañana nos íbamos a casa de Alfredo Fraile y pasábamos todo el día viendo lo que ocurría y lo que no. Algunas crónicas de compañeros eran tremendas y se llegó a decir que Julio había mandado trasladar doscientos millones de pesetas en sacas de color azul con rayas rojas, que era el medio que utilizaba en USA para trasladar dinero. Pura invención porque yo sí vi ese dinero. Estaba en 'cash', en billetes, metidos en unos sobres grandes que los tenía Alfredo Fraile. En aquellos días hubo mucho disparate e incluso anunciaron que le iban a soltar en la Puerta del Sol”.

Jesús Mariñas tenía una excelente relación con Julio Iglesias y su familia. Menos con Carlos, del que dice que “cogió un papel protagonista que no le correspondía, pero era lo que le gustaba”.

placeholder Julio Iglesias y Jesús Mariñas. (Cortesía)
Julio Iglesias y Jesús Mariñas. (Cortesía)

Durante el secuestro, el cantante se aisló en Indian Creek y no fue hasta la liberación cuando Mariñas retomó la relación y pudo entrar en la casa. En sus reportajes de aquellas fechas explicaba lo que le contaba: “Julio me decía que había sido la factura más grande que le había dado la vida. Más tremendo que su enfermedad. Las dos primeras semanas me contaba que no descansaba y que dormía con sueños cortos y despertares sobresaltados cada quince minutos. Era tanta la presión y las pesadillas que se levantaba empapado a pesar del aire acondicionado. En esos sueños se encontraba con su padre, pero no lo podía tocar”.

No hubo exclusiva del reencuentro. Así rememora esos días Mariñas: “Estaban los periodistas de ‘Times’, que querían la exclusiva de las fotos de Julio con su padre. Alfredo Fraile se plantó y les dijo a los reporteros que sabía lo que representaba su medio en el mundo, pero que esa foto sería para todos”.

​Del miedo a la euforia

En ese reportaje, publicado en la revista ‘Protagonistas’ del Grupo Zeta, Mariñas relataba ese episodio y cómo Julio Iglesias no bajó la guardia en ningún momento. En esa espera, hasta que el doctor llegó a Miami, el periodista compartió muchas horas en la casa familiar. Ya no había angustia y sí felicidad: “Nos servían el aperitivo al borde de la piscina: vino tinto, jabugo frito, almejas y mejillones gallegos. Cuando ya se supo de la liberación, se descorcharon botellas de Vega Sicilia para brindar con la prensa española. Julio abrió lo más exquisito de su bodega: los números del 29724 al 29727 de una cosecha de 32.000 botellas, reserva de 1953. Fue algo único”.

placeholder La imagen del reencuentro. ('Protagonistas')
La imagen del reencuentro. ('Protagonistas')

La rueda de prensa oficial no fue en la mansión, sino en la sala de conferencias del Jockey Club de Miami, como contaba Mariñas, donde cerca de doscientos periodistas de todo el mundo esperaban a que apareciera el doctor con sus dos hijos, Julio y Carlos. El padre liberado quiso explicar cómo sería su vida a partir de ese momento. “Nos sorprendió cuando contó que iba a seguir haciendo su vida de siempre. Nos dijo: ‘Viviré en España y moriré en España. Esta conferencia de prensa no se hizo en Madrid porque yo estaba enloquecido. Dentro de poco solo me quedará la sensación de un recuerdo muy desagradable”.

Cuatro décadas después, el secuestro del doctor Julio Iglesias Puga por la banda terrorista ETA se sigue recordando como uno de los acontecimientos trágicos que tuvo un final feliz. Y como dato curioso, señalar que fue también un mes de diciembre de 2005 cuando falleció, a los 90 años, en el hospital San Carlos de Madrid por un paro cardiaco.

El secuestro del doctor Iglesias Puga, padre de Julio Iglesias, por ETA fue una absoluta conmoción dentro y fuera de España. El cantante ya era mundialmente conocido y la noticia apareció en toda la prensa internacional. El próximo 29 de diciembre se cumplen cuarenta años de aquella mañana en la que unos supuestos periodistas alemanes se convertían en sus captores. El doctor se había encontrado con los terroristas el día anterior en su consulta de la calle O'Donnell y habían quedado al día siguiente en su casa de San Francisco de Sales.

Isabel Preysler