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Rosauro Varo, el empresario 'cool' al que hay que tomar muy en serio
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Rosauro Varo, el empresario 'cool' al que hay que tomar muy en serio

El sevillano lleva dos décadas construyendo su buque insignia, Gat Inversiones, que se ha diversificado en inmobiliaria, movilidad, hostelería y telecomunicaciones

Foto: Amaia Salamanca y Rosauro Varo, el Domingo de Ramos en Sevilla. (CP)
Amaia Salamanca y Rosauro Varo, el Domingo de Ramos en Sevilla. (CP)

Gat Inversiones es una empresa de inversión privada "con visión global pero alma y corazón andaluces". Hoy tiene cuatro líneas de negocio principales. La hostelería, sobre todo en Sevilla y la Costa del Sol. La inmobiliaria, con desarrollos en Cancún (México), Zahara de los Atunes y Marbella. La enfocada en las telecomunicaciones, que es la que les ha hecho crecer: fueron de los primeros distribuidores de Airtel en Andalucía y hoy siguen teniendo allí varias tiendas de distribución de Vodafone; además, desarrollaron y llevaron al éxito al operador móvil Pepephone, que luego vendieron, y a día de hoy tienen una participación en Telefónica. La cuarta y última pata de su negocio es la que más titulares negativos les ha generado, las soluciones de movilidad compartida a través de VTC. "Nuestro estilo es participativo, presencial y con reputación, aportando una visión estratégica, apoyo financiero, profesionalidad y conocimiento de los mercados", se lee en su página web.

Detrás de este holding se encuentra el empresario sevillano Rosauro Varo. Con su corte de pelo algunos centímetros más largo de lo habitual en los clubs financieros, su simpatía con la prensa y sus amistades 'de revista' se ha convertido en el más cool del tejido empresarial patrio. El sevillano reconoce que la pandemia ha sido para su holding una especie de "travesía del desierto" porque las restricciones han afectado a sus cuatro actividades fundamentales. Pero eso no ha impedido que siguiera invirtiendo y apostando en un negocio que llevaba meses anunciando en las entrevistas y charlas que ha dado. Su ambición era "montar el mayor centro de ocio y restauración de la costa andaluza", lo que ha conseguido finalmente de la mano del Grupo Pachá. Según publica El Confidencial, Varo y el grupo mallorquín se han asociado para comprar el centro comercial Laguna Village, que fue presa de un incendio en el verano de 2020, y montar en Marbella una especie de Lío Ibiza.

placeholder Rosauro Varo y Amaia Salamanca. (Gtres)
Rosauro Varo y Amaia Salamanca. (Gtres)

"GAT Inversiones y Grupo Pachá han adquirido conjuntamente al grupo germano-suizo Sauer el terreno donde estaba el centro comercial con el objetivo de reconvertirlo en uno de los mayores complejos turísticos del sur de España. Se trata de una concesión municipal de una superficie de 13.000 metros cuadrados y otros 1.200 metros de playa, ubicados entre Estepona y Marbella, uno de los espacios turísticos más privilegiados del sur del Europa", como explica la información.

"No me rindo"

De sus líneas de negocio, la de la hostelería, los bares y la noche es a la que más cariño tiene Varo por ser también el cimiento de su carrera empresarial. Él mismo lo explicó en una entrevista en 'ABC'. "Abrimos bares de copas porque cuando empiezas tan joven es difícil meterte en otro tipo de negocios que no conoces, pero muy pronto diversificamos". Entre los 19 y los 23 años, él y sus socios montaron "una franquicia de ropa de niños, una cadena de televisión local, una empresa de rayos UVA a domicilio, una compañía de distribución de material tecnológico que importábamos de China, una constructora chiquitita, una empresa de distribución de Airtel que aún sigue viva (Bosynet)...". De cada empresa que creó aprendió una lección, y una cita lapidaria: “Yo acepto las lecciones que me brinda el fracaso, pero no me rindo ante él".

Dice que no tenía vocación a priori, sus hermanos eran mejores estudiantes que él (de hecho, completó la carrera de Derecho en los ratos libres que le dejaban sus negocios). En segundo de Bachillerato trabajaba para una empresa que se llamaba Motocopas y llevaba botellas a domicilio con su vespino. "Le decía a mi madre que me iba a estudiar los jueves por la noche a la Biblioteca nocturna de la Facultad de Matemáticas pero en realidad estaba repartiendo botellones por Sevilla... Eso mucho antes de la ley antibotellón. Después de eso se me ocurrió hacer una fiesta de fin de año y convencí a uno de los socios de Motocopas para hacerla conmigo. Hicimos la fiesta donde tres años más tarde abrimos la discoteca Boss. Con lo que ganamos montamos un negocio pequeñito que se llamaba La Joyanca en Los Remedios y después la terraza de verano Fandango, otro en El Puerto de Santa María... Llegamos a tener hasta 21 establecimientos de hostelería".

placeholder Unos taxis manifestándose por la regulación de las VTC en Barcelona. (Reuters)
Unos taxis manifestándose por la regulación de las VTC en Barcelona. (Reuters)

Fue precisamente su madre quien vio madera en el chico y confió en él cuando le planteó su primera idea de negocio, siendo prácticamente un crío. Le prestó 250.000 pesetas. Muchos años después esa misma madre, la diputada socialista Juana Amalia Rodríguez Hernández, tuvo un importante conflicto de intereses cuando llegó al Congreso el real decreto ley que regulaba el sector de la movilidad urbana y que afectaba directamente al negocio de VTC que ya tenía en marcha Varo.

Rosauro Varo ha recibido muchas críticas por la pata de movilidad de su negocio. El empresario empezó adquiriendo centenares de licencias de VTC y hoy es socio de Cabify. Durante una reciente charla en la Universidad Loyola habló con entusiasmo sobre esta solución de movilidad urbana, el negocio que considera más "apasionante, el más disruptivo y el que hace que te plantees hacia dónde va la sociedad". "Ahora tenemos el reto de consolidarlo y hacerlo crecer en los próximos años y es en lo que vamos a centrarnos”, dijo. En su hoja de ruta está llevar Cabify a Bolsa, un salto cualitativo sin duda para su holding.

"Ella vio mi vocación"

Varo contó la anécdota del préstamo que le hizo su madre durante el discurso que realizó el pasado mes de noviembre al recibir el premio Emprendedor del Año por Andalucía y Extremadura de la mano de la consultora EY. “Ella vio mi vocación como emprendedor y me marcó unos valores”, explicó. Varo también hizo alusión a la importancia de haberse topado siempre con “buena gente que me ha ayudado y a la que he tratado de ayudar”.

Paralelamente a la proyección de su carrera empresarial, el currículo de Varo ha ido acumulando cargos más allá de su labor como CEO de Gat. Hoy es consejero y vicepresidente del grupo Prisa; patrono de la Fundación del Teatro Real; miembro de la Junta Directiva del Círculo de Empresarios del Sur de España (CESUR), y miembro del patronato de la Fundación Alalá.

placeholder Rosauro Varo, saludando al rey Felipe. (EFE)
Rosauro Varo, saludando al rey Felipe. (EFE)

Este último es, de todos sus cargos, el que él suele señalar como el más emocional. La Fundación Alalá es una entidad sevillana que trabaja en la ayuda a personas en riesgo de exclusión social, centrada en el barrio conocido como las Tres Mil Viviendas. Alalá, que significa alegría en caló, trabaja sobre el terreno, en especial con menores, a quienes ofrece la oportunidad de salir de la exclusión a través de clases de guitarra, baile, deporte y arte. En el patronato, junto a Rosauro Varo, encontramos grandes nombres de la vida social sevillana como Catalina Luca de Tena, César Cadaval, Francisco Rivera, Miguel Báez o José Manuel Entrecanales.

Además, cuando el tiempo se lo permite, da charlas y participa en cursos de posgrado. Suele ser invitado habitual del Máster Universitario en Finanzas y Banca de la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla, donde uno de los puntos fuertes es cuando explica cómo consiguió uno de los mayores éxitos de su carrera, cuando el operador MásMóvil compró el 100% de las acciones de Pepephone, del que Varo y la familia Hidalgo eran propietarios. La venta fue por un valor de 158 millones de euros. "Entramos en una empresa que tenía 130.000 clientes y perdía 2 millones de euros. A los 4 años logramos multiplicar por cuatro sus ingresos, pusimos su ebitda positivo en 13,5 millones y la dejamos con 480.000 clientes. Fue una buena gestión y no un pelotazo", ha explicado.

Rosauro Varo ha logrado hacer un salto de pértiga sobre el interés que generaba su vida privada junto a la actriz Amaia Salamanca. Tras un duro confinamiento en Madrid, la familia Varo Salamanca decidió dar un giro y empezaron el nuevo curso escolar estrenando casa. La pareja y sus hijos hicieron las maletas para poner rumbo a Guadalmina (Marbella), la urbanización donde desde hace dos años tienen una imponente villa con vistas al mar. Marbella es desde entonces, según se ha publicado, su nuevo hogar.

El matrimonio también cuenta con otras propiedades en Marbella y en Sevilla. En 2017, el empresario compró una casa palacio de 1.200 metros, una vivienda del siglo XVIII en un enclave privilegiado de la capital andaluza: el barrio de Santa Cruz, a cinco minutos andando de la catedral y el Real Alcázar.

Gat Inversiones es una empresa de inversión privada "con visión global pero alma y corazón andaluces". Hoy tiene cuatro líneas de negocio principales. La hostelería, sobre todo en Sevilla y la Costa del Sol. La inmobiliaria, con desarrollos en Cancún (México), Zahara de los Atunes y Marbella. La enfocada en las telecomunicaciones, que es la que les ha hecho crecer: fueron de los primeros distribuidores de Airtel en Andalucía y hoy siguen teniendo allí varias tiendas de distribución de Vodafone; además, desarrollaron y llevaron al éxito al operador móvil Pepephone, que luego vendieron, y a día de hoy tienen una participación en Telefónica. La cuarta y última pata de su negocio es la que más titulares negativos les ha generado, las soluciones de movilidad compartida a través de VTC. "Nuestro estilo es participativo, presencial y con reputación, aportando una visión estratégica, apoyo financiero, profesionalidad y conocimiento de los mercados", se lee en su página web.

Rosauro Varo