Julia Otero cuenta el lado más duro de su tratamiento y las lecciones aprendidas

El pasado 10 de enero, Julia Otero volvía a ponerse delante de los micrófonos de Onda Cero, tras haber superado uno de los años más duros de su vida. Fue en el mes de febrero de 2021 cuando la periodista impactó a todo el mundo al anunciar que padecía cáncer de colon. "En un rinconcito aparecieron unos centímetros de unas células egoístas que no procuran el bien común, sino que se olvidan y van por libre", explicó entonces.

Tras plantar cara al miedo con valentía y optimismo, y llevar a cabo su correspondiente tratamiento, Julia Otero puede decir alto y claro que está curada. "He superado el cáncer, aunque todos sabemos que el cáncer es una espada de Damocles que dura cinco años como mínimo. Por lo tanto, soy siempre muy prudente, pero a estas alturas no tengo ni una sola célula cancerígena", contó en Catalunya Radio en el mes de noviembre.

Igual de emocionada y algo nerviosa se mostraba durante su entrevista con Pablo Motos en ‘El hormiguero’, donde dejaba claras sus intenciones desde el principio. “Yo no soy abanderada de nada, ni representante, soy una enferma de cáncer más. Hoy mismo han diagnosticado cáncer a 800 personas y yo soy una enferma oncológica más", aseguraba restando importancia a su papel. "Yo solamente quiero dar voz a la gente que no la tiene, y si de los miles de personas que están viendo el programa algunos tienen cáncer o sus familiares y algo de lo que pueda decir yo ayuda a alguien, estaré encantada”.

Efectivamente, las palabras de Julia Otero, además de tener un fuerte componente personal contando en primera persona una experiencia tan complicada, estaban cargadas de pedagogía pues, con todo lujo de detalles, explicaba en qué consistía el cáncer, cómo actúan las células de una persona enferma de cáncer e, incluso, en qué se basa el tratamiento de quimioterapia al que tantos, como ella, tienen que hacer frente. "Yo he vuelto porque no hay células egoístas. Cuando sales y dices que tienes células egoístas no estás preparado para todo lo que viene después", afirmaba.

Aunque durante todo este tiempo ha hecho partícipes a sus seguidores de sus avances en su proceso de recuperación a través de las redes sociales, en su conversación con el presentador del programa echaba la vista atrás y repasaba su último año punto por punto. "Yo voy a revisión rutinaria, sin ningún síntoma. De pronto, te despiertas de la sedación que te ponen para hacerte una colonoscopia y el señor que te despierta te dice 'tienes un cáncer de colon", explicaba la periodista sin reparos, asegurando que entonces llegó a "temblar de miedo".

Fueron pocos los días que pasaron desde el diagnóstico hasta que comunicó que padecía la enfermedad. Algo que no le resultó nada sencillo. "Comunicar que tienes una enfermedad así no es fácil, hay que buscar las palabras. Hablar de cáncer en la radio o televisión es muy fácil, pero hablar de que TÚ tienes cáncer… La cosa cambia". No obstante, acompañándole en ese momento y el resto de su enfermedad se encontraban sus seres queridos; entre ellos, su hija Candela, con quien, tal y como revelaba, pasó las navidades confinada porque llegó a contagiarse del coronavirus, aunque sin síntomas, gracias a las tres dosis de la vacuna.

Las dudas asaltaban a Pablo Motos, que le preguntaba cómo hay que hablar a un enfermo oncológico. "Hay que tener cuidado con el lenguaje bélico. No se pueden establecer términos de ganar o perder, como si tú decidieras si pierdes o ganas por tu ánimo". Aunque, eso sí, señalaba: "Es bueno estar esperanzado para la salud". Además de mantenerse positiva, Julia ha vivido este año sin parar de hacer deporte por recomendación médica. "El tratamiento te va masacrando y hay que tratar de verse lo mejor posible. […] La quimio no cansa, es que te quita la vida. Un colega me dijo una vez ‘la mejor palabra que define lo que sientes es que estás desvivido’. Algo más que cansancio, vivir o morir te da igual".

Por suerte, todo eso ha quedado atrás y la periodista ha sabido verle el lado bueno a esta dura experiencia. "He aprendido a valorar las cosas bonitas. Al final la muerte tampoco tiene que asustar. La muerte da más pena que miedo; pena de perderte el futuro. Melancolía de morirse porque piensas ‘si ahora mi hija tiene nietos no los veré, cómo serán, serán rubios o morenos…’. Es melancolía de lo que no has vivido. Todo eso pasa por la cabeza de la gente que tiene una enfermedad", contaba.

A día de hoy, Julia Otero se encuentra con fuerza y ganas de seguir exprimiendo la vida, aunque es consciente de que falta camino por recorrer. "La salud es provisional y hay que aprender a vivir con esa provisionalidad. Es algo que aprendes cuando te dan el diagnóstico. Es un spoiler que te dan y que olvidamos: todos vamos a morir, aunque le demos la espalda".