Pep Guardiola: de sus orígenes humildes a su boda secreta y un sueño por cumplir

Un chico pegado a una pelota es lo que fue durante gran parte de su infancia. Hijo de Valentí Guardiola, albañil, y Dolors Sala, ama de casa, el pequeño Josep -que así es como lo llaman en su intimidad- dio buena muestra de su afición por el fútbol desde que tuvo uso de razón. Entonces, poco o nada podía imaginar él mismo y su entorno que Pep Guardiola acabaría convirtiéndose en un nombre reconocido a nivel mundial como futbolista y entrenador, siendo uno de los más valorados de la historia.

De su idilio con el Fútbol Club Barcelona, se conoce prácticamente todo, tanto en su etapa como jugador, cuando ya empezaba a dirigir a sus compañeros desde el terreno de juego, como años después, entre el 2008 y el 2012, cuando llevó al equipo a la gloria, en lo que muchos consideran fue el mejor momento del club. No obstante, no todo el mundo sabe que la culpa de que Pep entrase al Barcelona es de su padre, quien, tras ver que en el periódico había avisos sobre reclutamiento de jóvenes, consideró que era una oportunidad para que su hijo abandonase el Gimnastic de Manresa y probara suerte en La Masía.

En varias ocasiones, los familiares de Guardiola han admitido que eran forofos del Barça antes de que él llegase al equipo. Todos, menos su abuelo, hincha del Espanyol y único aficionado perico del pueblo en el que Josep Guardiola i Sala creció, Santpedor. Nacido el 18 de enero de 1971, el actual entrenador del Manchester City creció en el seno de una familia humilde donde le inculcaron lo importante que era ser honesto, íntegro y conseguir las cosas con esfuerzo. Cariñosamente, siempre le llamaron 'el hijo del paleta', por la profesión de su padre y esto es algo que, a día de hoy, lleva con mucho orgullo.

"Santpedor es uno de esos pueblos donde todos se saludan, todos se conocen. Todos los días bajaba por la tarde al campo con balón en mano y me quedaba esperando a que llegara toda la pandilla. Jugábamos hasta tarde, podíamos durar horas, hasta que mi madre me llamaba a comer", contaba el propio Pep Guardiola en el libro 'Otra manera de ganar'. Y es que su madre también fue una de las personas fundamentales para hacer que su hijo llegase a donde está hoy.

"Mira, mamá, cada día, cuando me despierte y abra la ventana, lo primero que veré será el Camp Nou", recordaba el entrenador en el citado libro sobre el momento en el que tuvo que mudarse a las instalaciones del Barcelona. Por desgracia, Dolors fue una de las miles de personas fallecidas en 2020 a causa del coronavirus. Una trágica pérdida que, como todo lo que respecta a su vida privada, Pep Guardiola llevó con la máxima discreción.

La misma discreción que marcó su boda con Cristina Sierra. Una 'niña bien' de Manresa aspirante a actriz que enamoró a Guardiola, mientras trabajaba en una tienda de ropa, al más puro estilo Georgina Rodríguez. Su historia es diferente porque venía de una familia con historia en el sector textil y no dudó en hacer varias inversiones en este ámbito en cuanto su patrimonio se unió al del entrenador y su poder adquisitivo aumentó notablemente.

Respecto al enlace en cuestión, tuvo lugar en 2014 en el ayuntamiento de Matadepera (Barcelona), pero hubo una segunda celebración en Marrakech que, tal y como desvelábamos entonces en Vanitatis, se llevó a cabo en un hotel de lujo y asistieron personalidades como el exjugador blaugrana Guillermo Amor, el escritor y cineasta David Trueba o el cantautor Lluis Llach y su agente Josep María Orobit. Una fiesta que, como no podía ser de otra forma, se hizo por todo lo alto, teniendo en cuenta lo mucho que le gustan al propio Guardiola.

Tanto es así que, en una ocasión, cuando sus jugadores del Manchester City fueron pillados en una fiesta y criticados duramente por la prensa, el entrenador no dudó en afirmar que lo que más le molestaba es que no le hubieran invitado. Bromas aparte, reunirse con sus amigos y familiares -entre los que se encuentra su hija María, que está destinada a convertirse en un icono de estilo- es una de las mejores maneras que encuentra Pep Guardiola para desconectar, pero tiene otras muchas aficiones.

Le gusta escuchar 'Viva la vida' de Coldplay antes de los partidos importantes, 'Gladiator' está entre sus películas favoritas y es un gran aficionado al golf, tanto a verlo, como a practicarlo. Pocas son las cosas que le quedan por hacer a este exfutbolista y entrenador que, sin duda, ha triunfado en incontables ocasiones. Eso sí, reconoce que le queda un sueño por cumplir, aunque es consciente de que quizá no pueda llevarlo a cabo a corto plazo: entrenar a una selección.

"Una selección es el siguiente paso. Debo tomarme un descanso después de siete años en el Manchester City, necesito detenerme y ver, aprender de otros entrenadores y tal vez tomar ese camino. Me gustaría entrenar en una Eurocopa, una Copa América o un Mundial", aseguraba cuando le preguntaban sobre qué haría en 2023 cuando su contrato finalice. Entonces, varios medios recogieron que Guardiola se había ofrecido, incluso, a entrenar a la selección española; algo que parece todavía más imposible, teniendo en cuenta que, hace un par de años, se convirtió en portavoz de la independencia de Cataluña.

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