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Rocío Jurado y sus tres amores: García Vernetta, Pedro Carrasco y Ortega Cano
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Rocío Jurado y sus tres amores: García Vernetta, Pedro Carrasco y Ortega Cano

Su vida amorosa no fue tumultuosa. Los tres hombres de su vida tuvieron su espacio. No hubo amantes secretos, ni novios estrafalarios, ni hombres controladores en su vida

Foto: Rocío Jurado y Ortega Cano. (Cordon Press)
Rocío Jurado y Ortega Cano. (Cordon Press)

Rocío Jurado ha vuelto ser protagonista de la actualidad del mundo del corazón. Y no precisamente como a ella le hubiera gustado. Los líos familiares, los desencuentros entre las personas que más quiso, los comentarios inadecuados de gente que nunca la conoció y que dan una imagen irreal de quien fue 'la más grande' hacen de su pasado el presente.

Rocío no fue una mujer enamoradiza en el sentido de ir de rama en rama y sí fiel a sus tres amores. Cada uno en su tiempo y espacio. Su vida amorosa no fue tumultuosa, sino más bien tranquila. Los tres hombres de su vida tuvieron su espacio uno después de otro. No tuvo amantes secretos, ni novios estrafalarios, ni hombres controladores en su vida. Manejó su existencia y su hacienda. Y lo más importante y por encima de todo, mantuvo a su familia unida. Su muerte desbarató el puzle y a día de hoy es casi imposible que las piezas vuelvan a colocarse en su sitio. O al menos en un cuadro parecido.

placeholder Rocío Jurado, en una imagen de archivo. (Cordon Press)
Rocío Jurado, en una imagen de archivo. (Cordon Press)

Jurado se enamoraba y vivía su historia afectiva hasta que tocaba a su fin. En el caso de Pedro Carrasco, la decisión de dar por finalizado el matrimonio de trece años la tomaron de mutuo acuerdo y sin vuelta atrás. Ni ella ni el que fuera campeón del mundo de boxeo tenían intención de que lo suyo fuera un 'cese temporal de la convivencia', ese eufemismo que utilizó la Casa Real para no confirmar el divorcio de la infanta Elena y Jaime Marichalar.

Aunque se quiera reescribir la historia, nunca hubo vuelta atrás, y eso Rocío Carrasco y la familia más mediática (como se conoce ahora a los Jurado-Mohedano) lo saben. Es cierto que todos los hijos de padres divorciados albergan el deseo de la reconciliación y más aún si ambos mantienen cierta amistad. Pero la artista lo dejaba bien claro en julio de 1989 cuando confirmaba su ruptura en la revista 'Interviú': "Nos hemos separado y no quiero que Pedro piense que tiene la puerta abierta. Cuando una copa de cristal se rompe ya no se puede volver a llenar”. Y Pedro decía más o menos lo mismo en la revista 'Tiempo': “Lo nuestro se terminó y siempre nos respetaremos. Tenemos a nuestra Rocío, que es lo más importante de nuestras vidas”.

placeholder Rocío Carrasco y Pedro Carrasco, en sus años felices. (Gtres)
Rocío Carrasco y Pedro Carrasco, en sus años felices. (Gtres)

Para Pedro fue un cambio de domicilio. Dejó Villa Jurado pero continuó visitando siempre que quería a su hija y a su padre, que hasta que murió vivió en el chalet de La Moraleja. Rocío no quiso que su suegro abandonara la vivienda y lo cuidó hasta sus últimos días.

Con Carrasco hubo un deterioro importante de la relación. Las amistades e incluso los periodistas que acudíamos a su casa éramos testigos muchas veces de ese mal rollo que existía entre ambos, con reproches que tenían que ver con la economía familiar. Curiosamente esos desencuentros desparecieron al firmar el divorcio. Y cada uno retomó una vida independiente.

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Su historia de amor comenzó por causalidad, como tiempo después sucedería con Ortega Cano. Con el torero coincidió en la consulta del doctor Claudio Mariscal. El intercambio de teléfonos acabó en un bodón en la finca Yerbabuena. Como anécdota, recordamos que fue Rocío la que pidió en matrimonio a Ortega, como ella misma contó en la revista 'Tiempo': “Se lo dije yo. Oye, ¿y por qué no nos casamos?”. Y así se escribe la historia. Hay quien dice que habrían acabado separándose, pero el único dato que cuenta es que no sucedió. Ortega cuidó de su mujer hasta el final. Gracias a la amistad del torero con Francisco Hernando, el Pocero, la artista pudo volver a España en un avión medicalizado pagado por el empresario. Fallecía el 1 de junio de 2006.

placeholder Rocío Jurado y Ortega Cano. (Cordon Press)
Rocío Jurado y Ortega Cano. (Cordon Press)


La primera mirada con Pedro Carrasco fue en la distancia. Rocío desde el escenario, en Punta Umbría, y Carrasco de público acompañando a unos amigos. La protagonista de la noche pidió un aplauso para el boxeador y a partir de ahí Cupido hizo acto de presencia. Fue una pareja discreta y sin escándalos, más allá de los rumores de separación que en los últimos años de matrimonio eran más habituales de lo que debería ser en una pareja estable. Jurado se mosqueaba con Jesús Mariñas, al que quería como un hermano, pero era consciente de que sus informaciones sobre su endeble matrimonio eran ciertas. En su libro de memorias, Mariñas lo contaba: "Me insultaba y me llamaba de todo, pero sabía que era verdad”.

Antes que apareciera Pedro Carrasco, hubo una relación que podría definirse como el primer amor y 'hombre de su vida', como también lo fueron el boxeador y el torero. Era Enrique Garcia Vernetta, cuyos padres eran dueños de una de las perfumerías más conocidas de Valencia, donde se encontraban los mejores productos que llegaban de París. Durante un tiempo ejercería de representante de la artista y viajaban juntos en unos tiempos donde había que justificar públicamente que esa era la razón de la convivencia 'profesional'.

También fue el destino el que los unió. Rocío actuaba en el teatro Nuevo Apolo y allí fue donde Vernetta la vio por primera vez. Hasta que no consiguió una cita no dejó de acudir al local. Vivieron una historia de claroscuros donde cada uno tenía sus prioridades. Rocío, un proyecto de vida donde entraba el matrimonio y futuros hijos que no coincidía con el de García Vernetta. El empresario, que siempre mantuvo la discreción, la rompió al acudir al programa 'Deluxe' contando su versión. Era su verdad, que de haber vivido Rocío Jurado puede ser que no hubiera coincidido.

Rocío Jurado ha vuelto ser protagonista de la actualidad del mundo del corazón. Y no precisamente como a ella le hubiera gustado. Los líos familiares, los desencuentros entre las personas que más quiso, los comentarios inadecuados de gente que nunca la conoció y que dan una imagen irreal de quien fue 'la más grande' hacen de su pasado el presente.

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