El apoyo de la reina Sofía en la separación de la infanta Cristina (y que no tuvo Elena)
Cuando en 2007 llegó el "cese temporal de la convivencia", la reina Sofía pidió a su hija mayor paciencia y que aguantara su matrimonio. Una posición muy diferente a la que ha mantenido con Cristina
La separación y posterior divorcio de la infanta Elena no fue fácil de digerir para la familia real en general y menos aún para la reina Sofía. Las desavenencias conyugales eran un asunto conocido en el círculo íntimo de Zarzuela y consideraban que no podían trascender los malos rollos de la pareja. Antes de que Jaime de Marichalar sufriera el ictus, las relaciones conyugales no funcionaban, pero era impensable una ruptura. Ninguna infanta de España se separaba aunque había precedentes de separaciones fisicas como las de los condes de Barcelona y Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia.
Muy lejos quedaban los apelativos cariñosos de “oso” y “osa” con los que ambos se llamaban en la intimidad. Hubo encontronazos en alguna reunión familiar, pero se pasaban por alto. Los que la trataban en aquella época aseguraban que el carácter de la Infanta era fuerte y Marichalar no se quedaba atrás. Con los años se fue apaciguando y ahora la primogénita Borbón-Grecia es el mejor apoyo tanto para su padre como para su hermana ante las infidelidades manifiestas de su cuñado Urdangarin.
En este sentido, la infanta Elena había vivido como la reina Sofía le aconsejaba, paciencia, que aguantara y mantuviera su matrimonio. La razón que esgrimía era que los niños Felipe Juan Froilán y Victoria Federica eran aún muy pequeños, con nueve y siete años. Cuando llegó el "cese temporal de la convivencia", el eufemismo utilizado para informar que no había vuelta atrás, el divorcio ya estaba redactado como se supo después.
En aquel momento se permitieron determinados comentarios muy temerarios contra Marichalar que Zarzuela pudo parar y no lo hizo. Había que presionar para resolver el divorcio real con unos flecos complicados. El accidente vascular no facilitaba las cosas y parte de la opinión pública criticaba el papel de la Infanta, que aparcaba a un marido en unas condiciones complicadas. La reina Sofía, por su parte, no era ajena a los sufrimientos. Ella misma era conocedora de las continuas relaciones extraconyugales del rey Juan Carlos.
Lo que sí hizo doña Sofía en aquellos primeros días cuando la infanta Elena salió del tríplex del barrio de Salamanca ya de noche con sus hijos fue cancelar un viaje oficial a la XVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado que se celebraba en Chile. El motivo que dio Zarzuela fue “una indisposición”, sin especificar en qué consistía. Este viaje tuvo gran repercusión mediática por la frase del rey Juan Carlos dirigida a Hugo Chávez: "¿Por qué no te callas?". Era el 10 de noviembre de 2007 y tres días después se anunció el “cese temporal”. La infanta Elena recibió el apoyo total de su padre, con el que a partir de ese momento compartió salidas gastronómicas y aperitivo en el hotel Ritz de Madrid. La reina Sofía aceptó las consecuencias de ese divorcio y lo que sí hizo fue estar muy pendiente de sus nietos.
Con la infanta Cristina la actitud ha sido diferente. Como contó Silvia Taulés en Vanitatis, 'Lecturas' informó a la Casa Real de su portada y del interior de la revista con Urdangarin y Ainhoa Armentia de la mano. No había dudas de la infidelidad del exduque. Doña Sofía ha dado todo su apoyo a la hija e incluso le ha llegado a aconsejar la separación matrimonial. Aunque los hijos son mayores de edad, salvo Irene, y el disgusto es importante, la situación es muy diferente. Iñaki fue el yerno preferido y dejó de serlo cuando se hicieron públicos sus correos. Según las últimas noticias, la abuela real estaría preparando un viaje a Ginebra para estar con su nieta Irene.
La separación y posterior divorcio de la infanta Elena no fue fácil de digerir para la familia real en general y menos aún para la reina Sofía. Las desavenencias conyugales eran un asunto conocido en el círculo íntimo de Zarzuela y consideraban que no podían trascender los malos rollos de la pareja. Antes de que Jaime de Marichalar sufriera el ictus, las relaciones conyugales no funcionaban, pero era impensable una ruptura. Ninguna infanta de España se separaba aunque había precedentes de separaciones fisicas como las de los condes de Barcelona y Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia.