El lado más desconocido de Andoni Luis Aduriz, premiado por Mugaritz en los 50 Best Restaurants 2022

Fue su madre la que a los 14 años decidió por él que su futuro estaba entre cuchillos y sartenes. A la vista de su escaso interés por los libros, el joven Andoni Luis Aduriz empezó a cursar en su San Sebastián natal sus primeros estudios de cocina, donde empezó a expresarse a través de sabores y texturas. Trabajar en El Bulli junto a Ferran Adrià le abrió un mundo de posibilidades entre los fogones que hoy le han convertido en uno de los chefs más influyentes de nuestro tiempo.

El chef donostiarra acumula multitud de galardones, sobre el eje que supone el proyecto de Mugaritz, que desde el año 2006 cuenta con dos estrellas Michelin. El restaurante, situado en Rentería, ha vuelto a ser un año más incluido en los prestigiosos premios The World's 50 Best Restaurants. Siendo uno de los más veteranos de este exigente ranking en sus veinte ediciones, en esta ocasión, ha bajado del número 14 al 21.

Capaz de desafiar a los paladares más expertos o de recuperar las confluencias vascas con las cocinas del mundo, Aduriz no deja de afrontar nuevos retos en recién estrenados locales como el Topa Sukalderia de San Sebastián o Muka, que sustituye a Ni Neu, el restaurante que estuviera situado en el palacio de congresos Kursaal durante 12 años.

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Pero más allá de su reconocida faceta como cocinero, el vasco esconde muchas curiosidades y momentos que alternan lo estelar con lo amargo. Entre estos últimos, el grave incendio que sufrió su restaurante Mugaritz en 2010, que provocó una oleada de solidaridad con él y su familia, o circular con un autobús por el lugar donde una hora y media después un doble atentado con explosivos mataba a 38 personas en Estambul.

Muy familiar, el chef está casado y tiene un hijo, Haritz, que pese a su juventud ya apunta buenas maneras en la cocina. Hablando sobre él en una entrevista en la ETB, destacaba sobre el pequeño que le fascina la naturalidad con la que se enfrenta a diferentes culturas en los viajes que junto a su padre le han llevado a recorrer numerosos países de Asia o África.

Futboleros los dos, celebraban por todo lo alto el título de Copa del Rey que conseguía su equipo, la Real Sociedad, el año pasado. Ambos vivían el triunfo en 'territorio enemigo', ya que vieron la final en Bilbao. "Yo espero que no haya que esperar otras tres décadas para el siguiente título, pero si pasa, como padre, ya he cumplido: mi hijo ha visto un título de la Real y ha disfrutado con toda la emoción de toda la gente txuri urdin. Yo ya he hecho mis deberes", decía con buen humor en 'Noticias de Gipuzkoa'.

Pero Andoni Luis Aduriz tiene otra 'hija' de la que no sabíamos hasta hace unos meses. El cocinero compartía recientemente en sus redes en su día acogió a una niña ucraniana de Chernóbil durante seis veranos. La pequeña Tania tenía 6 años entonces y desde la invasión rusa de su país lucha por sobrevivir con su familia.

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"Llegó un día con cara de susto, dos coletas y una carta en donde su madre nos decía que era una niña sensible, frágil; que por favor, la cuidásemos mucho", explicaba el chef vasco desde su cuenta de Instagram sobre el momento en el que conoció a la pequeña. "Hemos quedado en mandarnos un mensaje todos los días para saber que están bien, aunque cuando las telecomunicaciones fallan ya nos ha pasado estar 48 horas incomunicados".

Solidario no solo en ese aspecto, su lado más humano se ve representado en sus acciones, por supuesto, siempre relacionadas con la comida. El cocinero impulsa de forma anual iniciativas gastronómicas que tienen como único objetivo recaudar dinero para asociaciones benéficas de todo tipo.

Inquieto y con el afán de seducir mediante una experiencia que abarque todos los sentidos, también le hemos visto participar en actividades teatrales con la Fura dels Baus. Sus diversos talentos le han hecho merecedor de curiosos reconocimientos, como el de embajador de buena voluntad de la cocina japonesa por su labor de divulgación e impulso de la gastronomía nipona.

Este título se creó en 2015 y lo ostentan cocineros como el siete estrellas Michelin Yoshihiro Murata, Nobuyuki Matsuhisa, impulsor de la cadena Nobu, que popularizó la gastronomía del país del Sol Naciente en todo el mundo.

Discreto, pese a todo, es raro verle en titulares polémicos, pero recientemente lo conseguía con su provocador cocido con embriones humanos simulados que presentaba en unas jornadas dedicadas a este plato el pasado mes de marzo.

"Origen y concentración" eran las bases por las que apostaba este cocido que, según contaba el chef a EFE, "no tiene por qué gustar a todos" pero que, como la cocina de Mugaritz, "llama a la reflexión".