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Victoria Federica y Belén: las dos Españas en portada
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OPINIÓN

Victoria Federica y Belén: las dos Españas en portada

Vic quiere demostrarnos, como cantaba Marta Sánchez, que es "una mujer normal, una rosa blanca de metal". Pero lejos de estar desesperada, declara que desea formar una familia

Foto: Ilustración de Vanitatis. (Jate)
Ilustración de Vanitatis. (Jate)

La monarquía tiene futuro por delante gracias a personas como Belén Esteban; mucho más que por Victoria Federica de Marichalar. Una es reina de España por méritos propios, la otra ha decidido tomar las riendas de su vida, que es algo así como empoderarse pero en fino. Las dos salen esta semana en portadas de las revistas.

Elvira Lindo escribió una vez que su marido, el también escritor Antonio Muñoz Molina, pronunció delante del televisor: “Arriba la Esteban”. Poco más necesito yo para decantarme. Pero es que encima yo ya vengo belenizada desde casa. Reina de España y de mi corazón desde que salía mascando chicle por la rampa del AVE con su hija Andrea en el carrito y las gafas de sol a modo de diadema. Emperatriz con tienda de bolsos de Ubrique y segunda residencia en Benidorm. Perdona, Victoria, pero para regia, Belén.

Foto: Victoria Federica, en la presentación de la app Me Caso. (Cordon Press)

Como todo artículo de opinión, la equidistancia está sobrevalorada. Y en este caso me resulta imposible. En ‘¡Hola!’ aparece la hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar subida a lomos de un caballo, posa con lo que ella debe interpretar que es actitud y que yo interpreto como cara de desgana y pelín de asquito. También sonríe mientras agarra a tres cachorros de 'rhodesian ridgerback', que solo con el nombre me da que deben pertenecer también a la realeza y valer un congo. También sale con un halcón y asegura que en el campo es donde se siente más libre. Tanto que hasta en un momento de la sesión de fotos se descalza. “Vic, ponte los zapatos que te vas a hacer polvo”, le dice una amiga que también es su mano derecha. A estas personas yo las denomino 'las que le llevan el bolso'. Yo también aspiro a tener una.

placeholder Portada de la revista '¡Hola!'.
Portada de la revista '¡Hola!'.

Como siempre, lo mejor de las producciones de la revista del saludo son los textos. Vic quiere demostrarnos, como cantaba Marta Sánchez, que es “una mujer normal, una rosa blanca de metal”. Pero lejos de estar desesperada, declara que desea formar una familia y dedicarse a lo que le apasiona, la moda. Me gusta muchísimo que las pasiones siempre ronden por estos lares, moda, decoración y así. Moda entendida como estar al día de las tendencias, los desfiles y los saraos privados, no doblar camisetas 12 horas seguidas.

“Nos hemos levantado a las cinco y media de la madrugada -ni media queja, por cierto- y hemos cogido un tren a las siete en punto. Victoria se presenta con una sudadera XL, un pantalón vaquero, unas deportivas y con mucho sueño. Acaba de llegar de París, de ver los desfiles con su padre, y antes ha pasado unos días en Marruecos con un gran grupo de amigos. Le faltan horas para descansar”. Hija mía, qué trajín. No me extraña que luego, tras comprarse en el tren unas galletas de chocolate, se dé “unas cuantas cabezaditas. Con toda naturalidad”. Claro que sí.

placeholder Victoria Federica. (Getty/Pablo Cuadra)
Victoria Federica. (Getty/Pablo Cuadra)

Reconozco que el hecho de que mida 20 centímetros más que yo provoca la mayor de mis envidias. Si ya le juntas que es joven y que lleva esta buena vida, me convierto en puro resquemor. La revista nos recuerda el acontecimiento planetario que supuso que se abriera una cuenta en Instagram. Para buscar su sitio, dicen.

“Victoria no ha querido en ningún momento encasillarse. No es que reniegue, es que no es una ‘influencer’ al uso’. No hace las cosas que normalmente hace una ‘influencer’ ni quiere que sus intervenciones o sus contratos dependan de ‘likes’ o ‘engagement’. Simplemente, su caso es diferente”. Yo creo que estas cosas se dicen cuando has nacido en un entorno extraordinario como el suyo. Porque cualquier influencer lo que quiere es emular vidas como la de Victoria, aunque para ello tenga que estar editando fotos y etiquetando marcas sin parar en el apartado de agradecimientos. Y luego estoy yo, que vuelvo como loca de contenta a casa si ese día me han llenado de muestras en el Primor de turno.

placeholder Portada de la revista 'Semana'.
Portada de la revista 'Semana'.

Y luego tenemos a la de San Blas en la portada de ‘Semana’, siendo más España que nunca y mostrándonos todos los posibles estados de ánimo en una entrevista. Llora, vuelve a llorar, se enfada un poco, declara su amor por Miguel, su marido, mira al futuro con esperanza. Ay, Belén, te quiero muchísimo. Se rompió una pierna hace tres meses y lo ha pasado fatal. “Se me paró la vida y me hundí”, dice. Porque ella no entiende la vida en tonos grises. Advierte al director de la revista, que es quien la entrevista, que va a llorar. Y vaya si lo hace. Y hace un cántico a la sanidad, a sus profesionales, al psicólogo que la ayuda a salir de esa “tristeza constante” que le han diagnosticado, a su fisioterapeuta Vicky.

Da las gracias a su marido y a sus compañeros de curro -es conductor de ambulancia- que le han hecho la suplencia en los turnos para que pudiera estar con ella. Tenía planes para casarse con él por la Iglesia en septiembre y tocará esperar. Iban a viajar a Las Vegas en junio para casarse vestidos de Elvis y Marilyn. No te mueras nunca, Belén. Que a las de barrio toda tú nos ayudas a vivir sin miedos.

“Puedo entender que se diga que soy una exagerada. Es cierto que hay gente peor que yo, pero eso no quita que lo mío no sea grave. Además, cada uno tiene sus circunstancias. Yo tenía mi vida, tenía unos planes, unas ilusiones y se me cortaron así, por una caída de mierda”, afirma. Ha hecho amistades en el hospital, ha dormido en la misma habitación que Mila Ximénez y se ha quejado mucho. Pero ahora, dice, está mucho más animada.

placeholder Belén Esteban, en 'Viernes Deluxe'. (Telecinco)
Belén Esteban, en 'Viernes Deluxe'. (Telecinco)

Por eso en esta charla le da tiempo a enfadarse un poco. O un mucho. Niega que Rocío Carrasco le haya quitado las demandas y hace esa cosa muy de Belén de decir las cosas y rematarlas con un “lo respeto”. Se viene arriba con su faceta de empresaria y ahí yo me emociono muchísimo porque me gusta mucho su gazpacho, al que ha subido el precio 17 céntimos porque “se ha encarecido todo muchísimo”. Y es entonces cuando viene el momento denuncia. “Hay una campaña para perjudicar mis productos y me parece vergonzoso. Sabores de la Esteban es una empresa 100% española, que hay otras empresas de gazpachos que creemos que son españolas y no, son americanas, de Pepsi. Y creo que ha habido una campaña incluso en medios de comunicación. Pero lo que no voy a hacer es pagar dinero para que se hable bien de los productos. Belén Esteban no va a pagar chantajes… No lo necesito”, dice. Hablar de una misma en tercera persona es símbolo de reinona. E inciso: nadie pronuncia la palabra vergonzoso como ella.

Y luego está la Belén como Marianne de la antipolítica, que es una faceta mucho menos divertida que otras. El entrevistador, siendo consciente de que entrará al trapo, le pregunta por su opinión acerca de la actualidad. “Es una vergüenza… y encima llega la ministra y dice que pongamos el toldo para pasar menos calor sin tener que enchufar el aire acondicionado… ¿Pero tú ves esto normal? ¿Y los que no tienen toldo qué ponen? Yo alucino”, afirma. Luego le dice al Gobierno que lo que tiene que hacer -seguridad no le falta porque ella lleva las riendas de su vida desde que salió de Ambiciones- es “reducir sus beneficios de la luz y la gasolina, porque de lo que pagamos ellos se llevan un buen porcentaje”.

Belén tiene para todos. Gazpacho y demagogia. Emociones a raudal. Porque lo de ser una chica normal, Vic, está sobrevalorado.

La monarquía tiene futuro por delante gracias a personas como Belén Esteban; mucho más que por Victoria Federica de Marichalar. Una es reina de España por méritos propios, la otra ha decidido tomar las riendas de su vida, que es algo así como empoderarse pero en fino. Las dos salen esta semana en portadas de las revistas.

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