Raquel Bollo: abuela de color dorado
Su fama hoy día viene a base de fueguecitos cortos. Un bautizo, la visita al hospital para ver a Kiko Rivera, su amistad con Olga Moreno. No quiere guerras, bastantes ha tenido
Hubo un tiempo no muy lejano en este país en el que algunos tipos de mujeres parecían incompatibles con la palabra maltrato. Por guapas, por ricas, por famosas. Por jaconas, que diría mi padre, hoy cancelado. Hubo un tiempo no muy lejano en el que las víctimas de violencia de género siempre eran las de clase humilde, las que sonreían poco y trabajaban mucho.
Hubo un tiempo no muy lejano en el que tres sentencias judiciales dictaminaron que Antonio Cortés, conocido como 'Chiquetete', maltrató a su mujer, Raquel Bollo Dorado. Pero con ella no bastó la justicia. Lo contó en la tele -las palizas y cómo una de ellas le acabó provocando un aborto- y le pagaron por ello. Se casó con el cantante siendo una chiquilla. La juzgaron por su género, por su edad, por su fama, por su raza. Ganó fama, dinero y amores. También enemigos.
Esa Raquel es hoy otra y sale en la portada de la revista ‘Semana’ luciendo familia y palmito. A punto de cumplir los 47 años, tiene dos nietos porque en esa familia todos han ido muy rápido. Ha sido capaz de recomponerse de aquello, de renegar de esa época en la que bajaba la cabeza y no conocíamos su voz. Se vino arriba la Bollo, hoy es empresaria e influencer y parece no conocer la palabra minimalismo. Es de esas mujeres que parecen no salir de casa sin arreglarse. La onda siempre colocada, los complementos a juego con la ropa, el cutis recién relleno por obra y gracia de los patrocinios. Una vez me confesó un periodista muy serio de este país su admiración por Raquel: “Me fascina su gama de colores”, dijo.
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Porque Raquel ya no vive en blanco y negro y mandó el luto a hacer puñetas. Cuando habla mete patadas al diccionario y siempre se pone muy intensa, aunque de momento no nos haya citado a George Orwell o a Blas de Otero. Es de ese tipo de personajes de la prensa del corazón que viven siempre con las emociones desbordadas. Por sus hijos matan, por sus nietos mueren.
Hubo un tiempo en el que en su cuenta de Instagram incluía siempre el #ámamesinmodales. A mí me pareció siempre poco afortunado, pero qué sabré yo del amor que Raquel profesa por su actual pareja, un hombre llamado Mariano del que desconocemos su cara y su profesión, y ya solo por esos dos detalles merece todo mi interés.
La nueva Raquel
Con ella no hay celebración pequeña porque la vida son dos días. Por eso ha bautizado a su nieta Jimena, que ya tiene tres años, y ha invitado a 200 personas a una fiesta que entre la revista y alguna que otra marca, la cosa se le ha quedado a muy buen precio. Así, sabemos que a ella la ha peinado un señor al que adora a todas horas, que se llama Paco Cerrato, y que a su nieta la vistió Hortensia Maeso. Madre e hija, Raquel y Alma, visten de la propia colección de Raquel, porque para eso además de empresaria de su propia vida, es diseñadora de moda. La revista se encarga de informarnos de que el mono color gris que luce nuestra protagonista es el modelo Atenea y cuesta 225 euros.
Raquel está tan contenta que no tiene tiempo para ciscarse en algunos de los ausentes al convite que le habrían reportado un dinerillo extra. Isabel Pantoja, sus dos hijos, Kiko e Isabel, y la sobrina Anabel. Qué sería de este país sin sus sagas, madre mía. A todos les disculpa porque es educada y, aunque no los pida, ella sí tiene modales. También porque se ha encargado siempre de recordar que doña Isabel, siendo prima hermana de su exmarido, la apoyó desde el primer minuto.
Raquel es hoy una persona demasiado feliz como para estar en primera línea. Pasó el tiempo del dolor, del morbo y de los juicios. Pasó el tiempo en el que los programas le dedicaban minutos a rumores y crueldades a costa de su persona. Como esa leyenda urbana tan bien esparcida de que una vez la vieron cortándose las uñas de los pies en un AVE. O que la ropa de su tienda en realidad procedía del continente asiático, para gran decepción de sus clientas. O aquella vez que Carmen Gahona, última pareja de Chiquetete, dijo de Bollo que le recordaba a la cara del indio del Ron Cacique.
Su fama hoy viene a base de fueguecitos cortos. Este bautizo, la visita al hospital para ver a Kiko Rivera, su amistad con Olga Moreno. No quiere guerras porque bastantes ha tenido. Hoy tiene brillo, colores y modales. Puro Dorado.
Hubo un tiempo no muy lejano en este país en el que algunos tipos de mujeres parecían incompatibles con la palabra maltrato. Por guapas, por ricas, por famosas. Por jaconas, que diría mi padre, hoy cancelado. Hubo un tiempo no muy lejano en el que las víctimas de violencia de género siempre eran las de clase humilde, las que sonreían poco y trabajaban mucho.
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