Nuria González, viuda de Fernández Tapias, triste: "Lo único que me preocupa son mis hijos"
El estado de ánimo de Nuria González no es bueno, como es natural, y así lo aseguran las amistades que la están apoyando
La muerte de Fernando Fernández Tapias el pasado miércoles abrió la caja de unos truenos que hasta ese momento se mantenían hibernando. Esa pausa llegaba tras la demanda de incapacidad que interpusieron los hijos del primer matrimonio. Los otros dos, Sandra y Juan Carlos, les apoyaron pero sin rubricar la reclamación.
Durante un tiempo la hija fue la mano derecha, confidente y secretaria personal del empresario. Y dejó de serlo por una supuesta falta de lealtad, como informaron a Vanitatis en aquellas fechas. Aún hay demandas pendientes por determinadas cuestiones que, según el propio empresario, le afectaban legalmente. Este asunto judicial sigue su curso, tal y como nos confirman.
El estado de ánimo de Nuria González no es bueno, como es natural, y así lo aseguran las amistades que la están apoyando: "Está pendiente de sus dos hijos, que están muy tristes. Estaban muy unidos a su padre. Son muy jóvenes para que les falte esa figura en su vida. Nos dice que es lo único que le preocupa y esta ajena a los comentarios que se están diciendo".
Fernández Tapias fue un hombre hecho a sí mismo, de fuerte carácter y con un pronto que él mismo reconocía. Los que le trataban habitualmente sabían que se le pasaba enseguida. Lo que para Tapias era difícil y casi imposible de perdonar eran las traiciones. Así le sucedió con Díaz Ferrán, que fue presidente de la patronal CEIM con el apoyo del empresario y más tarde cabeza visible de la Cámara de Comercio de Madrid. Pero cuando accedió a este cargo, no quiso a Fernández Tapias como vocal. Y él nunca más volvió a dirigirle la palabra.
Y esto es lo que sucedió con sus hijos, que a raíz de la demanda no volvieron a pisar el chalet de Puerta de Hierro donde vivía. Y en esta decisión Nuria González no tuvo nada que ver. "Es no conocer a Fernando. Nadie le marcaba las pautas. Ni en el plano profesional y menos en el familiar. Cuando le llegó la demanda cortó totalmente y nunca más volvieron a esa casa. Y no hubo mano negra. Así era por mucho que ahora digan que quien tomaba las decisiones era su mujer", nos cuenta el entorno.
Efectivamente, hubo un antes y un después. Para Fernández Tapias la demanda de incapacitación fue un golpe del que nunca se llegó a recuperar emocionalmente. "Para él fue terrible. Una humillación empresarial, social y personal. Una historia que le hizo recapacitar sobre cómo había educado a sus hijos”, cuentan a Vanitatis amistades de su círculo más directo.
Según estos testimonios, Fernando Fernández Tapias aseguraba: "Me he equivocado muchas veces en mi vida y una de las más importante ha sido con mis hijos mayores. Les di todo en vez de enseñarles a ganarse la vida, como hice yo".
La semana pasada, en el programa presentado por Sandra Barneda, se publicaba un documento donde aparecía una sentencia que era la respuesta al recurso que habían interpuesto los hijos cuando el empresario les ganó en sede judicial. En ese escrito, el juez declaraba a Florentino Pérez y Nuria González tutores. Al primero, de sus decisiones empresariales, y a su mujer, de las relativas a la salud. Y ahí es donde está la controversia.
La jugada de Fernández Tapias frente a sus hijos
El empresario sabía que el recurso se podía alargar en el tiempo e incluso que podía fallecer antes de que se resolviera. Y existía la posibilidad de que con esa información se pudiera impugnar el testamento.
"Lo que hizo Fernando fue adelantarse. Una jugada perfecta. Pactó colocar a un hombre como Florentino como tutor en los temas económicos y a Nuria en las decisiones médicas. De esta manera, lo hijos quedaban fuera del cualquier decisión al haber dos responsables legales. Y a Florentino Pérez no lo iban a cuestionar, mientras que Nuria, al estar al margen de las responsabilidades patrimoniales, ya no tenía nada que ver. Esa es la realidad y la explicación a la sentencia", nos dicen.
Con los hijos mayores no tuvo relación desde que se vieron en el juzgado, aunque sí acudieron al tanatorio, donde nadie les prohibió la entrada. En el funeral de cuerpo presente en la capilla se colocaron a la izquierda y a la derecha Nuria, sus hijos, sus hermanos y su familia directa, con la que Tapias tenía una excelente relación. Los que eran amigos del empresario de siempre y conocían la historia no entendían esa manera de actuar.
"Quien no quería que estuvieran ahí era su padre, no Nuria. Desde ese día y ahora, de lo que está pendiente es de Iván y Alma, que estaban muy unidos a su padre y lo están pasando muy mal con toda esta historia. Los que estuvimos en el tanatorio y en la misa lo vimos con nuestros propios ojos. La niña lloraba cada vez que le hacían un comentario bonito sobre Fernando. Y son asombrosas algunas informaciones de gente que en la vida ha estado en la casa familiar y cuentan historias como si estuvieran comiendo y cenando todos los días", nos aseguran.
Estas amistades directas aseguran que tampoco era cierto que el empresario hubiera perdido la cabeza este último año. Estaba delicado de salud y todos los días tenía su reconocimiento médico. Al chalet de Puerta de Hierro acudían diariamente enfermeras a medir la tensión, el azúcar y lo que hiciera falta. En su grupo de amigos cuentan cómo uno de ellos, propietario de bodegas, estuvo a finales de septiembre en la casa y Tapias le preguntaba cómo iba la vendimia.
Y quizá lo que más duele a los que formaban parte de su intimidad y a su mujer son los ataques, que en vida de Fernando Fernández Tapias nadie se hubiera atrevido a hacer.
La muerte de Fernando Fernández Tapias el pasado miércoles abrió la caja de unos truenos que hasta ese momento se mantenían hibernando. Esa pausa llegaba tras la demanda de incapacidad que interpusieron los hijos del primer matrimonio. Los otros dos, Sandra y Juan Carlos, les apoyaron pero sin rubricar la reclamación.