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Los días de vino y rosas de Philippe Junot y Marta Chávarri, con portada incluida
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BODA COMÚN: LA DE SUS HIJOS

Los días de vino y rosas de Philippe Junot y Marta Chávarri, con portada incluida

El exmarido de Carolina de Mónaco y la madre del marqués de Cubas vivieron un breve romance en el verano de 1996 y se volvieron a encontrar en la boda de sus hijos en Plasencia

Foto: La princesa Carolina y Philippe Junot. (Getty)
La princesa Carolina y Philippe Junot. (Getty)
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El destino, siempre caprichoso, volvió a unir el 2 de abril de 2022 en el palacio del marqués de Mirabel, en Plasencia, a dos de los personajes que más dieron que hablar en el pasado: Marta Chávarri, fallecida hace un año a los 62, y Philippe Junot. Ella, una joven veinteañera con un organigrama social y aristocrático importante. Hija del embajador Tomás Chávarri, sobrina de Natalia Figueroa, nieta del marqués de Santo Floro y con un currículum amoroso notable. Primero se había casado con Fernando Falcó, un soltero de oro 20 años mayor que ella del que antes se habían enamorado Cristina Onassis y la princesa Soraya, entre otras mujeres con perfil internacional.

Nació Álvaro, el único hijo de la pareja, que se casaba un fin de semana de primavera del año pasado con Isabelle Junot, la hija pequeña de los tres que tuvo el exmarido de Carolina de Mónaco con Nina Wendelboe-Larsen. Marta volvió a dar la campanada al enamorarse de Alberto Cortina, un romance que desencadenó un conflicto económico con titulares en la prensa internacional. Alicia Koplowitz, la mujer del empresario, dio por zanjado el matrimonio, echó a su marido de casa, y su hermana Esther hizo lo mismo con el suyo, Alberto Alcocer. Muchos años después pasaría lo mismo entre Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina.

Una cosa era mirar para otro lado y otra que las infidelidades estuvieran datadas públicamente. A Marta Chávarri y Cortina les fotografiaron saliendo de un hotel de Viena y se desencadenó la tormenta. Nada fue gratuito, había una fusión bancaria y un poder económico donde todo valía. El siguiente capítulo fue la boda del empresario y la bella exmarquesa, y la separación llegó años después.

placeholder Fernando Falcó y Marta Chávarri, en una imagen de archivo. (Getty)
Fernando Falcó y Marta Chávarri, en una imagen de archivo. (Getty)

Marta se dedicó a vivir su vida como deseaba. Hasta ese divorcio, tenía una existencia en jaula de oro con Cortina. Podía ir de compras con tarjeta Visa Centurión (conocida como 'tarjeta negra' por su color), pero siempre con chófer guardián y a restaurantes a mediodía conocidos como 'de señoras'.

Una vez liberada, se reencontró con Philippe Junot, al que conocía por amistades comunes y los veranos de Marbella. El perfil del exmarido de Carolina de Mónaco era perfecto. Hombre de mundo, elegante, divertido, con amigos internacionales, economía saneada, con las mismas ganas de divertirse que Marta. Como dice el refrán, se juntó el hambre con las ganas de comer.

El currículum amoroso de Junot era largo, intenso y público. Le importaba poco que la prensa le calificara de 'playboy' y menos aún que le pintaran con un perfil entre golfo y canalla. En realidad, el exyerno de Rainiero tenía una vertiente laboral muy exigente. Era abogado con intereses profesionales en el mundo financiero e inmobiliario. Provenía de una familia de la alta burguesía parisina y el apellido Junot figura inscrito en el Arco del Triunfo de la capital francesa por las hazañas militares de sus antepasados.

placeholder Carolina de Mónaco y Philippe Junot, el día de su boda. (Getty)
Carolina de Mónaco y Philippe Junot, el día de su boda. (Getty)

Philippe Junot formó parte del listado de grandes inversores a los que Bernard Madoff estafó. En la actualidad, a sus 83 años, vive en un piso en Cannes (Francia), de donde es parte de su familia paterna. Se jubiló hace años y vive de las rentas. Con su exmujer Nina Wendelboe-Larsen mantiene una relación cordial y los tres hijos disgregados por Europa y Estados Unidos le visitan y pasan tiempo con él.

Philippe Junot viaja a España a menudo, donde tiene grandes amigos. Durante muchos años tuvo un despacho abierto en la inmobiliaria propiedad del matrimonio Goyanes Lapique en Madrid. Él tenía sus clientes y en ocasiones colaboraban con promotores de Francia. Compartían gastos en la inmobiliaria y vida social en Madrid y la Costa del Sol. Junot era fijo en las fiestas del Marbella Club que organizaba el príncipe Alfonso Hohenlohe y el relaciones públicas Nacho Angulo.

Tenía una amplia corte de admiradoras. El haber sido marido de Carolina de Mónaco le daba caché, y más con su siguiente conquista, Giannina Facio, una mujer escultural que en la actualidad es la esposa del director de cine Ridley Scott. Unas fotos de ambos en la noche de París fueron el desencadenante del divorcio de la princesa monegasca. Unas infidelidades que venían de lejos. La guinda fue la ausencia de Junot en la Gala de la Cruz Roja, que es la fiesta que marca los amores y desencuentros de los Grimaldi.

placeholder Portada de la revista '¡Hola!' con la relación de Junot y Chávarri.
Portada de la revista '¡Hola!' con la relación de Junot y Chávarri.

El yerno de Rainiero los dejó plantados y se fue de crucero a Turquía con Giannina, a la que presentaba como su secretaria. Años después contaría a la prensa francesa que su matrimonio estaba más que acabado. “Nunca me quisieron en Mónaco”, dijo para justificar sus amoríos. Tiempo después, Facio, hija de un diplomático costarricense, se iría a vivir a la casa de Julio Iglesias.

Philippe Junot continuó ampliando su agenda emocional con Sophia de Habsburgo o Victoria Brynner, y se dejaba querer hasta que llegó Nina, con la que se casaría en Dinamarca, el país de origen de la novia. Después volverían a repetir la ceremonia en Marbella para los amigos españoles.

placeholder Álvaro Falcó e Isabelle Junot, en una imagen de redes sociales.
Álvaro Falcó e Isabelle Junot, en una imagen de redes sociales.

Tuvieron tres hijos y la pequeña de la casa, Isabelle, y su boda y maternidad con Álvaro Falcó volvieron a actualizar la historia de vino y rosas que protagonizaron los padres de ambos en los años noventa. Marta Chávarri, vestida de Tot-Hom, apareció de nuevo públicamente acompañando a su hijo al altar. Philippe Junot, de chaqué, fue el padrino de su radiante hija.

Foto: Marta Chávarri llega a la boda de Isabelle Junot y Álvaro Falcó. (Gtres)

El destino los unió veintiséis años después de lo que fue un romance estacional que duró cuatro meses. Corría el verano de 1996. Finales de julio y con la desbandada de los personajes que ilustraban las revistas del corazón a sus destinos vacacionales. Abrían sus casas de Mallorca, Menorca, Costa Brava y, por supuesto, Marbella, y Madrid se quedaba vacía. Las revistas enviaban a sus redactores a las playas y los paparazzi desaparecían de la capital.

Campo libre para los romances incipientes como era el de la exmarquesa de Cubas y el playboy oficial Junot. No hubo seguimiento porque nadie imaginaba esa relación. Marta pasaba unos días en la Costa del Sol y la prensa daba por seguro que se quedaría todo el verano en Marbella. La coartada era perfecta. Pero la realidad era otra, una vez que se dejó ver volvió a Madrid, donde se encontraba el caballero Junot.

Pillados por casualidad

Y casualidades de la vida, el destino siempre enredando. Decidieron cenar en un restaurante que no formaba parte del circuito de 'ver y dejarse ver'. Se trataba de Sacha, un local pequeño en la calle Hurtado de Mendoza con una carta exquisita y un pequeño jardín donde se ubicaban las mesas y al que no se podía acceder salvo que fueras cliente. A Sacha solían acudir políticos y empresarios para reuniones secretas. Una de las noches hubo una filtración de una cena de esas características de Felipe González con comensales con los que no quería ser visto. Muy cerca estaba la redacción de la revista 'Tiempo' y un reportero que vio la seguridad en la calle esperó hasta que saliera el presidente González. Cuál no sería la sorpresa al ver que Marta y Junot salían de la mano y se besaban sin darse cuenta del ojo indiscreto que presenciaba la escena.

A partir de ese día, el romance fue público y duró lo que tenía que durar. Una historia sin final feliz, pero que fue un soplo de aire fresco para ambos y grandes dosis de complicidad y diversión para los dos mientras formó parte de su agenda emocional. Los invitados de esa generación que vivieron ese romance en 1996 recordarán para siempre aquel amor de verano.

El destino, siempre caprichoso, volvió a unir el 2 de abril de 2022 en el palacio del marqués de Mirabel, en Plasencia, a dos de los personajes que más dieron que hablar en el pasado: Marta Chávarri, fallecida hace un año a los 62, y Philippe Junot. Ella, una joven veinteañera con un organigrama social y aristocrático importante. Hija del embajador Tomás Chávarri, sobrina de Natalia Figueroa, nieta del marqués de Santo Floro y con un currículum amoroso notable. Primero se había casado con Fernando Falcó, un soltero de oro 20 años mayor que ella del que antes se habían enamorado Cristina Onassis y la princesa Soraya, entre otras mujeres con perfil internacional.

Marta Chávarri Carolina de Mónaco
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