Las ausencias en la boda extremeña de Isabelle Junot y Álvaro Falcó

El próximo 2 de abril se casan en Plasencia (Cáceres) Álvaro Falcó e Isabelle Junot. La pareja ha elegido el palacio del Marqués de Mirabel. Esta edificación del siglo XV es una propiedad compartida por los herederos de los hermanos Falcó desde finales de los 90, y en quince días será el lugar donde la pareja reúna a la familia y a los amigos. Algunos tienen previsto pasar un fin de semana largo y viajarán a Plasencia entre el jueves y el viernes, dependiendo de las obligaciones laborales. Álvaro e Isabelle lo harán a principios de semana para supervisar que todo esté en orden. De la puesta en escena se encarga la agencia A-Típica, y del catering, el chef Mario Sandoval y su gente. Son dos empresas potentes a la hora de organizar este tipo de eventos y, por lo tanto, los últimos retoques antes de que llegue el gran día estarán controlados.

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Patricia Izquierdo

Cuando la pareja decidió casarse comenzó el listado de invitados, que superaban, en los inicios, los trescientos. Había que contar con el círculo internacional de Philippe Junot y Nina Wendelboe, padres de la novia. Según pasaba el tiempo, el número se fue reduciendo. A los amigos que no tenían pareja estable les pidieron que fueran solos y se suprimieron los parientes con los que ambos tuvieran menos relación. En el caso de Álvaro, con las amistades de su padre, el marqués de Cubas, que conoce desde niño. Cuando Fernando Falcó y Marta Chávarri se divorciaron en 1989, el niño tenía seis años y se quedó bajo la tutela paterna. Su madre se volvió a casar con Alberto Cortina. Con ellos no llegó a convivir. Su tío, el marqués de Griñón, y sus hijos formaron un grupo familiar amplio celebrando fiestas navideñas, cumpleaños y aniversarios.

El próximo 2 de abril será un día agridulce para el novio al faltar dos de las personas más importantes y que más han influido en su vida: su padre, Fernando, y su tío Carlos, que fallecieron en marzo y octubre de 2020, respectivamente, con seis meses de diferencia. Tampoco estarán algunas de las amistades más cercanas, que lo fueron de Marta Chávarri, como Cristina Hohenlohe, Cristina Thomas de Carranza o el matrimonio Torretta. Hace años que Marta decidió no formar parte del mundo social y desapareció de la vida pública.

Otra ausencia que se notará en Plasencia será la de Carolina Thieu, viuda del diplomático Tomás Chávarri, padre de las hermanas Chávarri y, por lo tanto, abuelo del novio. Los dos hijos que nacieron de ese matrimonio sí asistirán a la boda de Álvaro, con el que compartieron infancia y juventud. Según informan a Vanitatis, esta ausencia “es rara". "Carolina es una mujer muy cariñosa, muy buena, con quien Tomás fue muy feliz. No se entiende muy bien que no acuda cuando a Álvaro sí le gustaría que estuviera”.

Marta Chávarri, la que fuera una de las mujeres más seductoras de aquella época dorada, quiere llevar ahora una vida lo más alejada de la popularidad. “Me dedico a pintar y a estar con la gente que quiero. Nada más”, afirmaba hace un tiempo a Vanitatis.

Sus hermanas, Isabel y María, y su tía Natalia Figueroa son ahora su escudo protector. Ellas, más el que fuera su pareja, Antonio Gutiérrez, estarán pendientes de que se encuentre cómoda en la boda de su único hijo, donde ejercerá de madrina vestida de Tot-Hom. Su estado emocional pasó por altibajos y, según confirman a Vanitatis, “ahora está muy bien y feliz con la existencia discreta que lleva”.

Mucho más que novios

Isabelle y Álvaro se conocieron en Gstaad (Suiza), pero no fue hasta más tarde cuando afianzaron la relación. "Cuando nos conocimos, nunca pensamos que acabaríamos juntos, pero cuando nos reencontramos en España, dos años después, todo fue distinto", han afirmado en alguna ocasión.

Junot ha supuesto un gran apoyo para Álvaro tras la muerte de su padre. El marqués de Cubas dejó un enorme vacío en el joven. Sus amigos más cercanos, como Alonso Aznar, con el que compartió piso durante años, y su pareja han estado arropándole durante este tiempo. El marquesado de Cubas, que actualmente ostenta el joven, fue concedido por la reina Isabel II a María de la Blanca Fernández de Córdoba y Álvarez de las Asturias en 1862. Después de ella, solo ha tenido otros dos titulares; el último, el propio Fernando Falcó. Álvaro es el cuarto.

La pareja, que siempre ha llevado a gala su discreción, está encantada con una historia de amor que culminará en quince días con una boda que, inevitablemente, les convertirá en protagonistas de los medios.

Hace unos días, la propia Isabelle nos hablaba del otro gran protagonista del día: el vestido de novia. Junot es una de las mujeres con más estilo de la alta sociedad española, y no hay duda de que su traje copará decenas de titulares en su gran día.

Para la ocasión, y siguiendo la tónica general de sus elecciones estilísticas, ha confiado en Pronovias, una firma española. “Le di mil vueltas. Quería una marca española por encima de todo y he acertado”, nos confesaba emocionada. “Es un proceso que me ha hecho mucha ilusión”, nos contaba.

“Yo tenía mil ideas que ninguna tenía que ver con la otra y no sabía muy bien qué estaba haciendo. Es verdad que sé lo que me gusta, tengo las ideas muy claras y eso me da mucha paz. Pero es verdad que necesitaba consejo…”. El escenario escogido para su boda, sin duda, ha limitado su desbordante imaginación: “Casarme en un palacio en Plasencia me ha limitado un poco más” (risas). Yo tengo mi lado más divertido y de arriesgar. No creo que tenga un estilo muy diferente, pero me gusta siempre sentirme muy yo y añadir mi toque: una diadema XXL, un pendiente enorme… Como me caso en un palacio, he tenido que adaptarme al contexto. La verdad es que estoy superfeliz”.