Vestidos de blanco y cantando el Ave María: así ha sido el último adiós a María Pineda
Iglesia del Cristo de Medinaceli. Ocho de la tarde. Una marea blanca empieza a entrar en la basílica a cuenta gotas. Son los amigos de María Pineda, su familia, sus allegados
Iglesia del Cristo de Medinaceli. Madrid. Ocho de la tarde. Una marea blanca empieza a entrar en la basílica a cuenta gotas. Son los amigos de María Pineda, su familia, sus allegados. Esos que, hace ahora tres semanas, perdían a su “ángel”, como muchos la llamaban, por culpa de un cáncer de pulmón que terminó ganándole la batalla. Los asistentes a su funeral, de blanco riguroso por exigencias de la propia María, se entremezclan con las decenas de curiosos que, cámara de fotos en mano, buscan inmortalizar a los amigos más conocidos de la modelo.
“Ella siempre decía: El día que yo me muera no quiero que nadie esté triste ni vestido de negro. Yo quiero a todos de blanco y con ganas de hacer una fiesta para recordarme,y aquí estamos, cumpliendo su deseo”, cuenta una emocionada Estefanía Luyk.
Y así ha sido. Los deseos póstumos de Pineda se han hecho realidad. Sus amigos no solo han ido vestidos de blanco en su funeral, sino que además han organizado una gran fiesta en una discoteca de la capital para seguir rindiendo homenaje a su “ángel”.
Como Estefanía Luykotros muchos amigos conocidos de la malagueña, como Arancha de Benito, Isabel Gemio, Ana Obregón, José Manuel Parada o Raquel Meroño, han ido pasando uno a uno a la basílica presidida esta vezno solo por el Cristo de Medinaceli, sino también por una bonita foto de María Pineda con una paloma. “Ese era su símbolo”, reconocen algunos familiares a Vanitatis.
Acompañada por sus dos sobrinas, Norma Duval llegaba a la basílica recordando a su amiga con unas bonitas palabras: “Era una persona maravillosa, un ser humano entrañable y muy amiga de sus amigos. Tengo tantos recuerdos que estarán siempre conmigo… Vamos a rendirle este homenaje porque seguro que desde donde esté nos está viendo”.
Norma no respetó la directriz de María de acudir de blanco como tampoco lo hicieron las hermanas Salazar, quienes pidieron disculpas por no seguir la norma antes de entrar a la iglesia. “Venimos corriendo de un compromiso y no hemos podido cambiarnos de ropa, pero no queríamos perdernos este momento”, decían Toñi y Encarna aún fatigadas por las prisas. El dúomusical se enteró del fallecimiento de su amiga aquel 4 de abril mientras daban un concierto en Granada y decidieron dedicárselo ante todos sus fans. “Seguro que ella lo sintió porque yo tenía una química muy especial con ella y seguro que recibió nuestro homenaje”, explica Toñi. Las dos hermanas han recordado además cómo estaban de ilusionadas por ir a la boda de María con Emilio Molina: “Nos hubiera gustado más ir de boda que a su funeral, pero bueno hay que despedirla como ella se merece”, decía Encarna.
Una opinión, la de estar a la altura de lo que María hubiese deseado, que también compartía Sandra Ibarra, compañera de lucha de ese mal que no pudo con ella pero sí con la modelo. “María perdió la batalla contra el cáncer, pero no era una perdedora. Es un ejemplo de coraje. Es verdad que el final no es el que nos gustaría, pero hay que transformarlo en positividad para seguir trabajando por los pacientes, para que cada vez seamos más los que nos curemos”.
Una iglesia abarrotada
Sentados en las bancos más cercanos al altar se situaron los que más unidos estuvieron siempre a María Pineda. En un lugar predominante, un Emilio Molina que aguantó heroicamente la emoción cuando, tras la misa, uno a uno fueron diciéndole cuánto habían querido a su pareja. Pero antes, durante la homilía, ya se habían producido momentos muy emotivos. El que más cuando a la hora de comulgar ha sonado el Ave María.
Apoyando a Emilio
Todos los que han querido despedirse de María Pineda este juevestambién querían apoyar con su presencia a su pareja, Emilio Molina, sin duda quien más está sintiendo su ausencia. Norma Duval reconocía que había hablado estos días con él y que se había dado cuenta del “profundo varapalo” que lapérdida de María le había supuesto. “Emilio ha demostrado todo lo que un hombre puede demostrar por amor a una mujer”, decía la ex vedette a Vanitatis.
Junto a Emilio, sin apenas separarse de él, sus hijos y sus sobrinos. “Es que su familia también estamos aquí apoyándole. No solo los amigos. Nosotros también queremos estar junto a él”, decía un familiar. Más parco en palabras estuvo Emilio que, muy emocionado por las muestras de cariño que había recibido durante el funeral, solo acertó a decir: “He estado muy acompañado, la verdad. Muchas gracias a todos”.
Iglesia del Cristo de Medinaceli. Madrid. Ocho de la tarde. Una marea blanca empieza a entrar en la basílica a cuenta gotas. Son los amigos de María Pineda, su familia, sus allegados. Esos que, hace ahora tres semanas, perdían a su “ángel”, como muchos la llamaban, por culpa de un cáncer de pulmón que terminó ganándole la batalla. Los asistentes a su funeral, de blanco riguroso por exigencias de la propia María, se entremezclan con las decenas de curiosos que, cámara de fotos en mano, buscan inmortalizar a los amigos más conocidos de la modelo.