Es noticia
Menú
Gomendio, actual esposa de Wert, desahucia a su exmarido: así lo vivimos en directo
  1. Noticias
UN DIVORCIO CON 20 MILLONES DE PATRIMONIO EN JUEGO

Gomendio, actual esposa de Wert, desahucia a su exmarido: así lo vivimos en directo

Eduardo Roldán vivía cómodamente, hasta la mañana de este viernes, en un piso de la exclusiva urbanización de Prado de Somosaguas (Pozuelo de Alarcón). Pero un proceso de divorcio contencioso le ha dejado en la calle. Esta es la historia de su desahucio

Una maleta de grandes dimensiones descansa apoyada sobre las cajoneras de la cocina. En la cocina hay un hombre, Eduardo, que habla, visiblemente nervioso, a través de su teléfono móvil con otro hombre, su abogado. Justo de la pared que tiene enfrente cuelga un reloj cuyas agujas marcan exactamente las 11:48 horas del viernes 16 de octubre cuando suena el telefonillo de la casa. Son ellos. Eduardo sabe exactamente quiénes lo buscan y por qué. Les abre.

Esa misma mañana, Eduardo Roldán, funcionario del CSIC, se disponía a vivir una jornada rutinaria, una jornada como otra cualquiera. Pero no iba a ser así. El mismo grupo de personas que subían a las 11:48 horas las cuatro plantas que separan la calle de su piso en una exclusiva urbanización de Prado de Somosaguas (Pozuelo de Alarcón) ya lo había hecho a primera hora de la mañana. “Vinieron y me dijeron que se iba a proceder al desahucio. Yo les dije que no tenía ni idea, que no me habían hecho ninguna notificación al respecto, tampoco a mi abogado ni a mi procurador, y que, por tanto, este proceso era ilegal. Sin embargo, ellos insistieron en que me habían intentado notificar la fecha y que por eso tenía un breve periodo de tiempo para preparar mis cosas antes de que volviesen a mi casa para ejecutar definitivamente el desahucio”, afirma Eduardo en conversación con 'Vanitatis'.

placeholder Ignacio Wert y Montserrat Gomendio, en una imagen de archivo
Ignacio Wert y Montserrat Gomendio, en una imagen de archivo

Pero empecemos por el principio. Eduardo Roldán estuvo casado con Montserrat Gomendio. En octubre de 2012 ese matrimonio quedó roto, después de que su esposa abandonara el domicilio conyugal, domicilio del que este viernes él ha sido desahuciado. Ambos estuvieron casados durante 23 años, pero ahora ella es la esposa de José Ignacio Wert, exministro de Cultura. Las vidas de los dos integrantes de este nuevo matrimonio, sellado con polémica en una finca ilegal (La Camarga) el pasado 11 de julio, han ido de la mano estos últimos años. En lo personal, pero también en lo profesional. Ella fue la número dos del ministerio, la secretaria de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades entre enero de 2012 y mayo de 2015 a las órdenes de su pareja. Ahora, tiene un cargo (directora adjunta de la Dirección de Educación) en la OCDE y vive en París, donde Wert ejerce actualmente de embajador de España precisamente en la OCDE.

Las cosas han cambiado mucho en estos tres últimos años, pero lo que sigue su curso es el complicado proceso de divorcio de Eduardo y Montserrat.

La compleja cuestión patrimonial

Los trámites se iniciaron en diciembre de 2012. Fue ella la que abrió el proceso, que aún hoy se augura largo y complicado. Por eso se dividió en dos partes. A la justicia no le costó mucho disolver el matrimonio por sentencia firme poco después de la apertura del litigio. Sin embargo, la cuestión económica era harina de otro costal. En juego, un ingente patrimonio en régimen de gananciales. Pero ¿de cuánto dinero estamos hablando? “Teniendo en cuenta las declaraciones que mi exmujer ha hecho como alto cargo, de 14,5 millones de euros, pero que incluye valores catastrales de propiedades, yo estimo que estamos hablando de más de 20 millones de euros”. A saber, siempre según la documentación aportada por Eduardo al proceso, dos casas en Madrid, dos más en territorio británico, una vivienda en Londres y otra en Cambridge, donde la exsecretaria de Estado cursó parte de sus estudios universitarios, varias fincas en Almería y el porcentaje correspondiente de los beneficios generados durante estos años por las empresas familiares en las que la secretaria tiene participación.

Él defiende que todo ese patrimonio es conjunto, pues se labró en los años de matrimonio. Ella, sin embargo, aduce que gran parte del mismo proviene de una cesión en vida de su adinerada familia, los Gomendio Kindelan, y que por tanto esa parte queda excluida de los gananciales. “Hay una primera sentencia de la división patrimonial que me es extremadamente desfavorable, por eso hemos apelado a la Audiencia”, dice Eduardo a este respecto.

Mientras se dirimía el litigio económico, se abrió una causa paralela para determinar cuál sería el destino del domicilio conyugal en el que permanecía Eduardo. “Yo tengo concedido el uso de esta propiedad durante los dos primeros años y ella los dos siguientes. Ha pasado el primer periodo, pero he pedido mediante un escrito al juez que me deje seguir utilizándola, ya que mi exmujer está residiendo en París. No solo tiene un puesto de trabajo allí, sino que se ha casado con el que es el actual embajador, por lo que encuentro que las condiciones iniciales de ese acuerdo planteado por la juez ahora han cambiado”. El juicio a este respecto se ha aplazado dos veces. “Teníamos una primera vista fijada para el 3 de junio que, sorprendentemente, o no tanto, por petición de mi exmujer se postergó hasta el día 7 de octubre, pero el día anterior se volvió a suspender”, lo que ha propiciado que se ejecute la orden de lanzamiento sin que se valoraran los escritos presentados por la defensa de Eduardo.

La hora del cerrajero

Así las cosas, el reloj marca las 11:48 horas de la mañana del 16 de octubre y un grupo de personas sube hasta el cuarto piso del domicilio objeto de litigio. A un lado de la puerta, Eduardo, acompañado de un equipo de 'Vanitatis' formado por un cámara, un fotógrafo y dos redactores. Al otro, ocho personas: dos pertenecientes al juzgado de Pozuelo que lleva la causa, dos policías, un cerrajero y tres hombres que defienden los intereses de Montserrat Gomendio, entre ellos su abogado y su procurador. La presencia de las cámaras les incomoda, sobre todo al abogado de la exsecretaria de Estado. Aun con todo, Eduardo acepta firmar de forma voluntaria el acta que finiquita el lanzamiento. En él hace constar, eso sí, que no se le ha notificado previamente. Uno de los funcionarios del juzgado manda introducir también que el desahuciado ha llamado a la prensa.

Mientras se despide de su domicilio, Eduardo se lamenta: “Están congeladas todas las cuentas bancarias y todo mi patrimonio en gananciales también. He tenido incluso que pedir un préstamo para pagar una pericial para el proceso”. Nos dice también que el próximo día 29 por fin tendrá lugar la vista en la que debe defender las razones por las que cree que su desahucio no tiene sentido, ya que su mujer vive fuera de España y no va a ocupar la casa. Sin embargo, ya habrá poco que hacer al respecto. Eduardo se introduce en el ascensor. Mientras, el cerrajero toma sus herramientas y culmina el trabajo.

Descarga la app de 'Vanitatis' en tu móvil o tablet y no te perderás nunca la actualidad del corazón en España.

Una maleta de grandes dimensiones descansa apoyada sobre las cajoneras de la cocina. En la cocina hay un hombre, Eduardo, que habla, visiblemente nervioso, a través de su teléfono móvil con otro hombre, su abogado. Justo de la pared que tiene enfrente cuelga un reloj cuyas agujas marcan exactamente las 11:48 horas del viernes 16 de octubre cuando suena el telefonillo de la casa. Son ellos. Eduardo sabe exactamente quiénes lo buscan y por qué. Les abre.

Exclusiva Pozuelo de Alarcón
El redactor recomienda