El colesterol y la menopausia: el peligroso síntoma invisible que aumenta cuando llega esta etapa hormonal
Estos son los trucos para no sentenciar la salud cardiovascular cuando llega esta etapa de la vida
La menopausia, ese cambio vital que marca el fin de la menstruación, trae consigo más que sofocos y cambios en el estado de ánimo. Es también el momento en que muchas mujeres comienzan a enfrentarse a un desafío invisible pero peligroso: el aumento del colesterol. Este cambio en el perfil lipídico puede tener serias implicaciones para la salud cardiovascular, y es crucial estar informadas para poder tomar medidas preventivas adecuadas.
Durante la menopausia, la producción de estrógenos disminuye drásticamente. Estos estrógenos, además de regular la función reproductiva, tienen un papel protector para el corazón y ayudan a controlar los niveles de colesterol. Con su reducción, muchas mujeres experimentan un aumento en el colesterol total, el LDL (el conocido como colesterol “malo”) y los triglicéridos, mientras que el HDL (colesterol “bueno”) tiende a disminuir.
La Dra. Marimer Pérez, ginecóloga obstetra, enfatiza la importancia de estos cambios. “La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en mujeres mayores de 50 años. Es crucial que seamos conscientes de que, más allá de los síntomas visibles como los sofocos o la sequedad vaginal, existen riesgos silenciosos como la hipercolesterolemia”, explica. Los datos son contundentes. En mujeres de 45 a 64 años, la prevalencia de colesterol alto es del 70%, y aumenta al 77% en aquellas mayores de 65 años. Estos números destacan la necesidad de una atención especial a la salud cardiovascular durante y después de la menopausia.
Pero, ¿qué hacer frente a este desafío? La Dra. Pérez sugiere varios cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a mantener el colesterol bajo control. Adoptar una dieta rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y grasas saludables como el aceite de oliva virgen extra y los frutos secos. Limitar el consumo de carnes rojas y procesadas, quesos grasos y alimentos con azúcares añadidos.
Además, es importante combinar ejercicio aeróbico con entrenamiento de fuerza. El ejercicio aeróbico mejora la salud cardiovascular y aumenta el HDL mientras que el entrenamiento de fuerza ayuda a construir músculo y acelera el metabolismo. La OMS recomienda acumular 300 minutos de ejercicio moderado o 150 minutos de ejercicio más intenso a la semana, junto con 2 o 3 sesiones de entrenamiento de fuerza.
El manejo del estrés y un buen descanso también son fundamentales. El estrés y la falta de sueño pueden aumentar los niveles de colesterol y afectar negativamente la salud en general. Técnicas de relajación y una buena higiene del sueño son esenciales para mantener un perfil lipídico saludable. Evitar el tabaco y el alcohol es crucial. Ambos son perjudiciales para el perfil lipídico. El tabaco es particularmente dañino para la salud cardiovascular, mientras que el alcohol puede elevar los triglicéridos. Estos hábitos deben ser eliminados para mejorar la salud en general.
Además, es importante considerar el componente genético. Algunas personas pueden tener una predisposición hereditaria a niveles elevados de colesterol, conocida como hipercolesterolemia familiar. En estos casos, incluso con una dieta y estilo de vida saludables, los niveles de colesterol pueden seguir siendo altos, por lo que es esencial un seguimiento médico regular.
La menopausia no tiene por qué ser una sentencia para la salud cardiovascular. Con el conocimiento adecuado y una serie de cambios en el estilo de vida, es posible mantener el colesterol bajo control y reducir significativamente los riesgos asociados. Las mujeres deben estar empoderadas con la información y las herramientas necesarias para navegar esta etapa de la vida con salud y bienestar. Sin embargo, antes de comenzar cualquier tratamiento se debe de acudir a un profesional.
La menopausia, ese cambio vital que marca el fin de la menstruación, trae consigo más que sofocos y cambios en el estado de ánimo. Es también el momento en que muchas mujeres comienzan a enfrentarse a un desafío invisible pero peligroso: el aumento del colesterol. Este cambio en el perfil lipídico puede tener serias implicaciones para la salud cardiovascular, y es crucial estar informadas para poder tomar medidas preventivas adecuadas.