Dra. Marimer Pérez: "Si la menopausia fuera cosa de hombres, ya se habrían creado mejores remedios"
Esta mujer que trabaja con pasión y una vocación única se ha propuesto hacer de la vida de sus congéneres algo mejor. Una entre un millón que busca motivar a millones
La ginecóloga y obstetra más famosa de las redes sociales, Marimer Pérez (301.000 seguidores), ha rematado el proyecto de su vida, Womer, un centro en el que se cuida el bienestar de la mujer en todos los aspectos. En el que las herramientas principales son la empatía y la sororidad, dos características que ella transmite en cada segundo de la hora y cuarto de conversación que dedicó a Vanitatis para hablarnos de su batalla contra el tabú de la menopausia. Estos casi noventa minutos nos han dado la posibilidad de conocer mejor a esa mujer que está dedicando su vida a que el resto nos encontremos mejor, que de un asunto personal hizo un proyecto para que el resto no sufriéramos lo que ella había pasado, y ha convertido esas dos cualidades en objetivos vitales. Nos atiende entre visitas a sus pacientes y partos eternos, y solo se nos ocurre empezar con una pregunta…
¿Cómo te da la vida para todo?
Yo trabajo como si no pasara consulta, paso consulta como si no fuera a quirófano y divulgo como si no tuviera trabajo. Es una fina línea que a mí me mantiene en todo. Visito muchísimo, atiendo mis partos, pero cada vez más divulgo porque noto que tiene un gran impacto. La gente empieza a tener claro que hay aspectos de la salud, que hasta ahora eran temas de los que no hablábamos, que sí dependen de nosotras, y hay cosas que no vamos a poder cambiar. Más allá de ponernos deberes, busco motivar porque te prometo que te puedes encontrar mucho mejor. Pero es que, al final, en menopausia vamos a vivir un tercio de nuestra vida. Y me niego a que nos demos por perdidas tan pronto. Sobre todo en lo que está en nuestras manos.
¿Cuándo empezaste a divulgar?
Es que si te lo digo no te lo crees. Eso, en parte, es lo que me hace mantenerme con los pies en la tierra, porque es que yo empecé a divulgar hace tan solo dos años y medio. En el confinamiento hacía más guardias que un reloj, en obstetricia llegamos a entrar cada 48 horas, no podía ver a muchas de mis pacientes y decidí que lo mejor era darles paz a través de las redes sociales, gracias al impulso de una de ellas. Yo no cerré mi consulta. ¿Cómo voy a decirles a las embarazadas que se echa la persiana? Necesitan verte, echarse a llorar, imagínate el miedo que tenían. Una me dijo: "Con esa voz que tienes tú tan tranquilizadora, ¿y si nos lo explicas un poco?". Y así comencé.
El problema que tenemos actualmente es que mucha gente utiliza las redes sociales para informarse, pero con la cantidad que comunica en Instagram… ¿No supone mucha responsabilidad hablar de salud?
Al principio conocía a todas mis seguidoras y, de repente, me encontré con 10.000 y te prometo que en tres ocasiones dije: "Cierro el perfil". Pensé que podía ser un momento de euforia y que bajaría, porque verían que yo no tengo nada que contar, y te das cuenta de que no tienes ni idea. Y aunque no lo parezca, lo preparo con mucho mimo, para llegar a todo el mundo, que sea muy inclusivo y que no dañe. Se trata de hablar con cariño y respeto, quitando miedos. Hay mucha responsabilidad en redes. Yo me lo tomo super en serio. En un inicio estaba yo con toda mi emoción de contar un parto y de repente empecé a darme cuenta de las consecuencias que podía tener contar tanto. Quiero ser muy concienzuda y pasar desapercibida. Mi padre me decía: "No intentes no llamar la atención". Yo intento no hablar de temas escabrosos. Por ejemplo, el otro día, esa noticia de: "Mujer de 30 años que tomaba la píldora infarta"… Es muy fácil hablar sobre un tema a lo loco, pero no hay que dejarse llevar por las ganas de sumar seguidores. Muchos se lo están tomando como un negocio, como una plataforma de notoriedad, pero no como un servicio informativo, que es lo que debería ser. Me intento mantener muy firme, y solo quiero hablar en medios serios y poder hablar de todo libremente.
De repente empiezas a divulgar sobre obstetricia y llega el momento de la menopausia, el tema de moda…
Fue como una necesidad. Me encuentro con este problema, imagino que a todas las mujeres les ha pasado lo mismo y no tienen con quién compartirlo. Pensé: "No puede ser que por algo de lo que yo sé tanto la gente esté sufriendo porque yo sé cómo calmarlas". Soy tremendamente sensible, no sé, sufro mucho y me cuido con mi terapeuta, soy un mini Woody Allen, estoy todo el día preocupada por los demás, es fundamental tener un lugar donde descargar.
Todas las mujeres deberíamos tener un lugar seguro en el que volcarnos, en el que abrirte en canal, a veces ese espacio son tus amigas tomándote un vinito. Te llevas superbién con tu prima y te vas a caminar a la montaña el domingo y hablas; es una de las terapias que nos vienen muy bien a las mujeres.
Lo tuyo es más que una vocación, casi una forma de vida, ¿no?
He trabajado tanto que en una reciente entrevista lo dije y ya no me da vergüenza: no tengo vida personal apenas. Yo no tengo un grupo de amigas, no tengo esas conversaciones terapéuticas que tanto recomendamos, ese núcleo con el que me pueda ir a tomar un vino, porque siempre está mi trabajo. Antes me costaba mucho decirlo y un día me di cuenta y dije: "Así es mi vida". Si fuera un hombre en esta situación estaría superorgulloso de lo que he montado. A mí me va fenomenal y durante mucho tiempo he ido con la boca pequeña, porque entre que no he sido madre y en mi vida el trabajo lo es todo… Y ahora sí, desde que estoy en menopausia, ¿sabes qué te digo? ¡Que me da igual lo que piensen! Porque una de las cosas buenas de la menopausia es que ahora estoy más androgénica a la respuesta de los demás, ya no me noto esa hipersensibilidad.
¿Quién te ha juzgado más?
Te sorprenderá, pero han sido las mujeres. Somos nuestras peores enemigas. Yo he escuchado a mis espaldas muchas veces: "Claro, como no tiene hijos, por eso va al gimnasio, mírala, que en el fondo es una conducta egoísta". Se piensan que como nunca he dicho nada es que estoy sorda. Comentarios de si soy infértil, si no tengo compañero… ¿Cómo se puede juzgar un tema tan serio? Pero al final te vas excluyendo y sientes que llega un momento que dices: "¿Para qué voy a hablar de mí?". Y de ahí que me haya aislado con el móvil contestando a mis pacientes y me digan: "¿Eso a ti te llena?". Me tachan de loca adicta al trabajo y ¿sabes qué te digo? Que me da igual, porque estoy feliz, que es lo único que me importa. Antes vivía constreñida. Llega un momento en donde la menopausia es liberadora, porque, claro, las hormonas son un papel muy complicado para lo malo, pero habría que intentar quedarnos con lo bueno que nos dan. Nos liberan de muchas ataduras.
¿Cómo notaste que iniciabas ese proceso?
Cuando empecé, lloraba porque el perro no me había venido a recibir, estaba descontrolada. Hay a la que le da por enfadarse por todo, que las tengo. “Es que, doctora, voy a echar a mi marido”, me dicen. “Doctora, me separo, es que me separo”. O te da por llorar lo más grande. La obsesión por temas absurdos: Nadal gana un Roland Garros y te estás dos horas porque "mira lo que ha hecho, lo ha vuelto a ganar", y estás venga y venga. Entonces dije: "Bueno, ¿cómo puede ser que yo me sienta así?". Pensé: "Esto nos lo vamos a tener que estudiar bien", y retomé mis sesiones con mi terapeuta. Yo recuerdo que en la primera conversación con Miquel, que ha sido mi psicólogo siempre, me decía que no hay que trabajar en todo, que estableciera objetivos claros. Entonces pensé: "Vamos a ver, si las mujeres supieran que esto es normal y que podemos hacer cosas para mejorar". Es que la menopausia no se trata solo de un sofoco y un abanico, y hasta que no entendamos eso, no entenderemos el fondo de la cuestión.
¿El qué, doctora?
Eso es un poco el quid de la cuestión. No tenemos que vivir desesperadas temiendo a la menopausia, porque te lo puedo decir, y no con la boca pequeña, que yo probablemente sea en estos momentos la mejor versión de mí misma. Han pasado los años, por supuesto, pero a nivel de cabeza nunca he estado mejor. El problema es que el foco social está puesto en el aspecto físico. Tienes que estar monísima, divina de la muerte, parecer que tienes 30. Entonces yo me paré a pensar: "Esto no lo vamos a conseguir". O sea, o me lleno de bótox o me pongo los tensores hasta arriba, pero decidí que no, que no iba a priorizar eso.
Por ejemplo, en el trabajo pongo la directa y las cosas me salen. Cuando iba a las guardias, todo el mundo me preguntaba y yo me daba cuenta de que no tenía nadie a quien mirar detrás y era el referente para esos residentes; me decían que estar de guardia conmigo les daba tranquilidad. Pensaba: "¿Por qué no me alegro por esto?. En lugar de lamentarme, hay otras muchas cosas en las que estás muchísimo mejor".
El problema es que no hay referentes maduras…
Envejecer, cumplir años… No lo asociamos a que hay otras cosas buenas que ganamos. En realidad empiezas a mirar todo con perspectiva, te resbala un poco todo, como digo yo, y no tienes que ir al terapeuta para que te den mil herramientas para que te dé todo igual.
También hablas mucho de la perimenopausia, que yo creo que es la gran desconocida.
Total, y será el siguiente tema del que más se hablará. Porque cuando tú ya llegaste a la menopausia, está muy bien definida, muy bien determinada, pero en el cambio, justamente esos años del inicio, es donde realmente podemos hacer trabajo, cuando empezamos a no entender. Entonces, antes de que llegue la debacle, estamos tan desesperadas y se empiezan a notar cambios. No esperes a lo que digan los libros, a estar con sofocos y sudando toda la noche. Porque cuando te digo que yo empezaba a llorar así, no estaba menopáusica. Pero son unos años muy interesantes para aprender a instaurar hábitos.
Cuando ya los estrógenos caen, inevitablemente es porque el ovario se tiene que jubilar. Las glándulas endocrinas de nuestro cuerpo están programadas muy bien para la esperanza de vida que teníamos antes. Cuando se jubilaba el ovario, a la mujer le quedaban diez de vida. El problema es que hemos hecho un mal negocio porque hemos alargado muchísimo la longevidad. En España actualmente hay una esperanza de vida de 86 años. Actualmente la media de menopausia es de 51 y te queda un tercio de tu vida por delante.
¿Cómo se trabaja ese tema tan controvertido de la salud mental en esta etapa?
Lo primero dándole voz y no teniendo tanto tabú al reconocer que nos está pasando. En perimenopausia y en menopausia, los pilares están claros: la nutrición, el ejercicio físico, la gestión del estrés; es decir, es muy importante el descanso. Entonces la salud mental pasa por darle importancia a todo esto. Una mujer que no duerme es normal que esté a la que salta. Pero lo más importante es que la sociedad hable de ello y que los hombres formen parte de esta conversación. ¿Por qué en las charlas de menopausia solo hay mujeres escuchando? Ese es el error. Imagínate que a ellos los castraran a los 50, el universo habría dejado de girar y ya estarían inventando en 48 horas una medicación para solucionarlo. También es fundamental ser generosa con una misma, no siendo dura. Esto te pasa, simplemente, porque tienes hormonas. Notas que te estás desmadrando, dite: “Vale, se me va la progesterona”, que es lo que pasa en perimenopausia, que es como la invitada que antes se va del baile. Claro, sin ella, manejar la ira es muy difícil porque es como la hormona un poco de la paz, la que te tranquiliza, la que te hace estar más serena.
Apúntate a algo que te ayude a desahogarte, a baile, por ejemplo. Cada vez hay más artículos que te dicen que hacer este tipo de actividades que te gustan, que ayudan a descargar, es tremendamente positivo. Tenemos que cuidar la salud mental, no es normal estar angustiada, ni desesperada.
¿Y la sexual?
Es de las más complejas. Siempre se ha centrado el drama en la sequedad, el tacto, y estos son los que mejor se solucionan, los que mejor responden a los hábitos de vida saludables, a la suplementación, a una buena nutrición.
Meter a los hombres como parte de la conversación también es fundamental, porque no lo hablan con nadie y entre ellos mucho menos, claro. Tú imagínate que tu mujer te rechaza, porque hay algunos que se preocupan porque les buscas menos. Es que es muy difícil buscar a tu pareja si no tienes estrógenos, es muy difícil que la libido te suba. Entonces, como digo a mis pacientes, es de los más difíciles porque es multifactorial, porque al final es que tú no te ves bien, no duermes bien... Pero una vez entiendas que sin estrógenos es muy difícil que el deseo sexual surja.... Tienes que podérselo comunicar a tu pareja para que esta persona entienda que ahora se lo va a tener que trabajar más. Que no es que le hayas dejado de querer. Pero también, ojo, hay que analizarlo porque cuántas pacientes que vienen: "Doctora, no tengo libido", y tú les preguntas: "¿Pero es que antes tenías mucha?". Y te dicen que no, y claro… Y, por cierto, otro tema: no hay que fingir orgasmos. Esa frase de "el Oscar me lo llevo yo". Como no tienes apetito sexual, no lo podemos normalizar. O sea, son frases que lo hacen divertido, pero hay síntomas que van a ser muy difíciles de remontar o más difíciles en algunos casos y hay que verbalizarlo todo.
Díganos algunos trucos básicos para mejorar la calidad de vida en esta etapa.
Ve quitándote el azúcar, el que avisa no es traidor, vete apuntándote al gym poco a poco. No haces ejercicio de fuerza de entrada, no pasa nada. Empieza por moverte en algo que te gusta. Pero, insisto, hábitos poco a poco. Una dieta mediterránea antiinflamatoria, que no es tan complicado, pasa de la semilla de no sé dónde, lo básico, lo esencial de toda la vida. Comer la comida real, como la que hacía tu madre. Los domingos, tus bravas con tu vermú, no pasa nada. Y disfrútalas como si no hubiera un mañana. Nadie te está diciendo que no te tomes la copa de vino con las amigas. Y además te lo digo, cuando tengas sofocos, tú misma serás la que baje el alcohol porque empeora los síntomas y también la comida picante, porque es que esa noche no duermes.
Las mujeres, y hay mil estudios sobre ello, tenemos un desarrollo de alzhéimer mucho más temprano, un riesgo cardiovascular, que es nuestra primera causa de muerte. Es un tema serio, no es un tema solo de "mira, ya no me abanico y ya está". Si eres muy joven, no puedes permitirte una osteoporosis. No sé qué porcentaje de mujeres se mueren en una cama con una fractura de fémur. También tenemos que hablar del síndrome metabólico y la resistencia a la insulina que hay en la menopausia. Ojo con la diabetes. El papel fundamental que tienen los estrógenos para proteger nuestras arterias y nuestro corazón con el sistema cardiovascular, los receptores de estrógenos que tiene nuestro cerebro. Ojo con la demencia precoz o con estos fallos de memoria y la dificultad para concentrarte. Es decir, en la menopausia son muchas cosas y no solo el sofoco y la sequedad.
Y luego hay otro melón: la polémica terapia hormonal…
Este es un temazo, este es mi objetivo 2024. ¿Cómo puede ser que se demonice la terapia hormonal de la menopausia cuando es la que te va a aliviar, si no el 100%, el 90% de todas las papeletas? Evidentemente tienes que buscar qué mujeres pueden ser candidatas. Habrá algunas, pobrecitas mías, que no pueden o que no desean, pero hoy en día la terapia se indica para mejorar los síntomas y te puedo decir que lo hace, insisto, prácticamente todos, pero todavía no está aceptado. Las tres indicaciones principales son los sofocos cuando son realmente invalidantes; las alteraciones cardiovasculares; la otra indicación clara es en el síndrome genitourinario y la otra sería para la prevención de la osteoporosis. Se ha visto que la terapia hormonal de la menopausia mejoraría hasta el 80% de cualquier causa de mortalidad en la mujer. Lo que pasa es que de lo que no tenemos síntomas no se habla.
Insisto, no podemos estar dudando tanto de todo y ser, como te digo, las más fuertes porque hay que aguantar. Esto no se trata de aguantar. Lo que pasa es que no podemos ir tratando a diestro y siniestro. La polémica con la terapia hormonal nace en 1992; en Estados Unidos hubo una época que se lo recomendaban en la peluquería. Para que te hagas una idea, se estaban hormonando prácticamente el 90-95% de las mujeres americanas. Una terapia no puede ser el chocolate para todos.
Hubo un estudio del WHI, el Women's Health Iniciative, del 2002 en el que se incluyeron más de 16.000 mujeres con esta terapia, y dio como resultado que empezaron a incrementarse los cánceres de mama. Generó un pánico total, y antes de que la sociedad científica, los médicos pudiéramos leer y ver esos resultados, decir, ojo, qué está pasando, hubo más de 190 o 140 portadas en el 'Times'… Se hizo tanto ruido que hasta a los médicos que escribían les llamaban por teléfono. Y se me pone la carne de gallina porque eso ha llevado a que desde el 2002 a los estudiantes de Medicina no se nos habla en la carrera a toda una generación de médicos, que ha crecido sin tener ningún conocimiento por miedo. El combinado era entonces un estrógeno equino y acetato de progesterona que yo ya con los años que tengo ni lo he visto en el mercado. Punto uno. Y el dos: las señoras, la edad media del estudio tenían 64 años, habían superado la edad de la menopausia. Luego no tenía sentido.
El sedentarismo, la obesidad y el alcohol 'per se' tienen muchísimo más riesgo de cáncer de mama que la propia terapia hormonal de la menopausia que prescribimos actualmente. Y nadie lo dice.
En Reino Unido y en Estados Unidos, por suerte, hay una corriente a favor de esta, hay médicos que divulgan, pódcast enteros que arrasan y mis pacientes británicas dicen también que está totalmente normalizada. Aquí hay tanto trabajo por hacer… El otro día publiqué unas cifras, no sé si el 25% la piden y solo un 4% accede. Es que así vamos fatal. No quiero hacer un alegato, pero es preocupante.
¿Realmente crees que es fundamental?
Te cambia la vida para bien, literalmente. Vuelta a vivir. Hace falta formación por parte de los profesionales, hace falta que sigamos. Y es curioso, porque mis reels de terapia hormonal de la menopausia no tienen la misma tirada, ni me comparten, creo que es por desconocimiento. Hay que tener en cuenta que es cara.
Algo que nos podría ayudar muchísimo a las mujeres, no solo en esta etapa, también en peri y en las mujeres con menopausia precoz o temprana, que sería por debajo de 45, que es lo que llamamos insuficiencia ovárica prematura con menos de 40 años; en ese caso es innegociable.
Piensa que es una edad muy dura para las mujeres, a veces te acaba de dejar tu marido, tienes hijos adolescentes... Encima no paras de llorar de verdad. A esa mujer, ¿qué le vas a decir? Entrena, toma espino amarillo, un poco de magnesio y melatonina para dormir…. Eso no le va a solucionar nada, porque hasta que no salga del bucle no le van a dar las ganas de entrenar. Tengo que negociar porque no se la quieren tomar. Digo: "Vamos a hacer una cosa, yo te la doy seis meses y vamos viendo".
Es la es la base y tienes que hacer un traje a medida para cada paciente. Y lo que te digo, qué te preocupa a ti, Pilar; a ti, Carmen, y a ti, Yolanda. Desde la empatía, desde el cariño, sabiendo que ahora entre los niños, el marido, la madre enferma, que esa es otra; es una época en la que la mujer es cuidadora y se le junta todo. Hay un desinterés generalizado por parte de toda la familia. Tengo pacientes que me han llegado a decir: "Mire, doctora, yo por las noches, como no duermo, salgo al balcón y la verdad le voy a reconocer y pienso… ¿desde el 8.º me mataré? Porque si me mato, yo me voy a tirar. Es que no puedo más. Yo no puedo, no puedo más". Y se te pone la piel de gallina. Piden a gritos: "¿Qué tengo que hacer?".
En esa época hay una tendencia a la tristeza... Las que habéis pasado por la depresión posparto, hay que tener especial cuidado. Esa paciente puede tener un problema grave depresivo en la menopausia.
¿Cuál es el objetivo final?
No estamos poniendo el foco en la carcasa, en nuestra carrocería, en que nos tenemos que querer mucho y tengamos la que tengamos. Seamos un Citroën dos caballos o un Bentley. Da igual, es tu Citroën, cuídalo mucho, tengas la carrocería que tengas, porque es la que te va a ayudar a rodar, la que te va a ayudar a traer la compra cuando seas viejecita, a llegar bien al final.
La ginecóloga y obstetra más famosa de las redes sociales, Marimer Pérez (301.000 seguidores), ha rematado el proyecto de su vida, Womer, un centro en el que se cuida el bienestar de la mujer en todos los aspectos. En el que las herramientas principales son la empatía y la sororidad, dos características que ella transmite en cada segundo de la hora y cuarto de conversación que dedicó a Vanitatis para hablarnos de su batalla contra el tabú de la menopausia. Estos casi noventa minutos nos han dado la posibilidad de conocer mejor a esa mujer que está dedicando su vida a que el resto nos encontremos mejor, que de un asunto personal hizo un proyecto para que el resto no sufriéramos lo que ella había pasado, y ha convertido esas dos cualidades en objetivos vitales. Nos atiende entre visitas a sus pacientes y partos eternos, y solo se nos ocurre empezar con una pregunta…