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Así afectan los cambios hormonales a la calidad del sueño en la mujer
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EL PLACER DE DORMIR BIEN

Así afectan los cambios hormonales a la calidad del sueño en la mujer

El insomnio afecta ambos sexos, pero lo hace un poco más en el caso de la mujer a causa del estrés, pero también por los cambios hormonales que experimenta en su vida

Foto: Hormonas y sueño en la mujer. (Pexels/Andrea Piacquadio)
Hormonas y sueño en la mujer. (Pexels/Andrea Piacquadio)

Una buena noche de sueño es uno de esos placeres que no apreciamos hasta que nos falta. Dormir poco o hacerlo con un sueño de baja calidad puede afectarnos más de lo que pensamos y si esto se convierte en nuestra rutina, los efectos sobre nuestra vida son mayores de lo que pensamos.

Si una mala noche puede hacer que nos levantemos de mal humor, cansados y sin energías suficientes para afrontar el día que tenemos por delante, que esta sea la norma tiene efectos sobre nuestra piel, sobre nuestra vida social, pero también sobre nuestra salud. Los síntomas que identifican al insomnio son: dificultad para empezar a dormir, problemas para mantener el sueño, despertarse muy temprano y hacerlo con cansancio, fatiga y mal humor que se mantiene durante el día.

placeholder Así afectan las hormonas al sueño en las mujeres. (Pexels/Ketut Subiyanto)
Así afectan las hormonas al sueño en las mujeres. (Pexels/Ketut Subiyanto)

Aunque el insomnio afecta a ambos sexos, es más habitual en las mujeres debido a los cambios hormonales que experimenta a lo largo de su vida, los síntomas de la menopausia y también a otros factores, como el estrés.

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"El insomnio es un síntoma de una gran variedad de cuadros clínicos. Cuando es crónico y severo, el paciente lo vive como una enfermedad en sí misma y todos los demás síntomas como consecuencia de este insomnio", destaca la doctora Irene Rubio Bollinger, responsable de la Unidad del Sueño y especialista en Neurofisiología Clínica del Hospital Quirónsalud Sur.

La relación del estrés y el insomnio

"El insomnio guarda una estrecha relación con circunstancias que interpretamos como estresantes", continúa la doctora, que añade que "esto tiene una relación estrecha con las características de la personalidad de cada uno, que hace que el insomnio se perpetúe por una situación de hiperalerta permanente", provocando en algunos casos enfermedades de tipo psicosomático, cuyos efectos se notan a nivel digestivo, circulatorio y musculoesquelético. "El insomnio es consecuencia del estrés, pero igualmente el insomnio es fuente de estrés".

El sueño y las hormonas

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Así afectan las hormonas al sueño en las mujeres. (Pexels/Vlada Karpovich)

Regulando el patrón del sueño encontramos a dos hormonas principales, el cortisol y la melatonina. La melatonina es la hormona del sueño, la liberación de esta hormona produce somnolencia y nos prepara para dormir, a medida que aumentan los niveles de esta, disminuyen los de cortisol, cuyo pico con las primeras horas de luz del día nos hace despertarnos sintiéndonos renovados. A medida que el día avanza, los niveles de cortisol disminuyen, mientras que se libera más melatonina.

“Es extremadamente fácil interrumpir este delicado ciclo de hormonas y, por lo general, los niveles elevados de cortisol son los culpables”, explica el Dr. Alex Ferré Masó, médico especialista en trastornos del sueño. “Si sufre de estrés, por ejemplo, puede tener dificultades para conciliar el sueño, ya que esta emoción particular puede actuar como un catalizador para sus respuestas de huir o luchar, lo que a su vez desencadena la liberación de cortisol, reduciendo sus niveles de melatonina”.

Estas alteraciones también se producen si tomamos refrigerios azucarados antes de dormir o con algunos dispositivos electrónicos, que emiten una onda de luz azul que engaña al hipotálamo y le hace creer que tiene que estar despierto. Este es el motivo por el que no es buena idea usar el móvil, la tablet o el televisor justo antes de dormir.

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Así afectan las hormonas al sueño en las mujeres. (Pexels/Marcus Aurelius)

En el caso concreto de las mujeres, la calidad del sueño puede variar a lo largo de su vida también en parte por los cambios hormonales asociados a los ciclos menstruales, especialmente durante el embarazo o la menopausia. Esto puede deberse a los cambios en los niveles de progesterona y estrógenos.

“A medida que se acerca a la menopausia, los niveles de estrógenos pueden caer en picado, lo que provoca una serie de síntomas reveladores, como períodos irregulares, sofocos, cambios de humor y dolor muscular y articular”, aclara el Dr. Alex Ferré Masó. “Estos síntomas en sí mismos pueden afectar su patrón de sueño, ya que los sofocos nocturnos perturban su sueño y los cambios de humor dificultan relajarse antes de acostarse”. De la misma manera, cuando los niveles de progesterona descienden, pueden comenzar los problemas de sueño.

¿Existen soluciones?

En el caso del insomnio producido a raíz de la menopausia, se ha demostrado que los tratamientos sustitutivos hormonales pueden reducir los síntomas. En todo caso, ante un problema de salud, aunque esté relacionado con el sueño y no queremos darle importancia, lo mejor es ponernos en manos de especialistas que puedan determinar las causas por las que se produce.

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Así afectan las hormonas a la calidad del sueño en las mujeres. (Pexels/Anna Nekrashevich)

Eso sí, hay algunas cosas que podemos hacer para favorecer el sueño antes de recurrir al tratamiento farmacológico, tal y como nos explica doctor Juan Carlos Percovich, jefe de equipo de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ruber Internacional. “En primer lugar, debemos cumplir horarios al acostarse y despertarse, ir a la cama únicamente cuando se tiene sueño y evitar siestas largas. Se debe reducir el alcohol, cafeína e hipnóticos y no consumir comidas copiosas antes de acostarse”.

También el entorno es esencial, conviene “mantener la habitación bien ventilada, con una luz y temperatura adecuada, y sin ruidos. Eludir el estrés durante la noche es muy importante, como también el realizar ejercicios físicos por la tarde y, por supuesto, ejercicios de relajación antes de acostarse”.

Una buena noche de sueño es uno de esos placeres que no apreciamos hasta que nos falta. Dormir poco o hacerlo con un sueño de baja calidad puede afectarnos más de lo que pensamos y si esto se convierte en nuestra rutina, los efectos sobre nuestra vida son mayores de lo que pensamos.

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