Los 12 años de Sofía de Borbón: risueña, espontánea y el bálsamo para Letizia

Corría el año 2007 cuando los entonces Príncipes de Asturias vieron cómo aumentaba la familia. En noviembre del año anterior, anunciaban un nuevo embarazo de doña Letizia. Como es costumbre en las casas reales europeas, no quisieron saber -o desvelar- el sexo del bebé hasta el nacimiento. Pero la expectación era mucha, ya que, de ser un varón, la primogénita de los Reyes, Leonor, perdería los derechos como heredera para pasar a ser la segunda en la línea de sucesión al trono, debido a la ley aún vigente en nuestro país. Finalmente, fue una niña. El 29 de abril nacía Sofía de Todos los Santos, por lo que la línea sucesoria se quedaba como estaba y el complejo engranaje que se hubiera puesto en marcha para no excluir a Leonor del trono no llegó a arrancar.

En sus 12 años de vida, la infanta Sofía ha copado gran parte del protagonismo en sus apariciones públicas. Hemos podido ser testigos de su presentación, de su bautizo, de los posados en la misa de Pascua, de las vacaciones de verano de la familia real en Mallorca, o de su primer día de colegio junto a su hermana Leonor. Su primer acto oficial tuvo lugar en 2010, cuando la selección nacional ganó el Mundial de fútbol y los reyes Juan Carlos y Sofía quisieron recibir a todo el equipo en Zarzuela. Dos años más tarde, se repitió la recepción, pero esta vez con la Eurocopa en manos de Iker Casillas. Y desde que don Felipe se proclamó Rey, su participación en la agenda oficial ha sido más frecuente, asistiendo al desfile militar por el Día Nacional y realizado su primer viaje oficial a Asturias el año pasado, junto a sus padres y su hermana.

Los que han podido estar con ella durante estos doce años coinciden. Leonor es la tímida y tranquila; Sofía, la espontánea e inquieta. La Princesa de Asturias es más seria y su hermana, mucho más risueña. Y aunque físicamente es la más Ortiz de las dos, parece que su carácter es más cercano al del rey Juan Carlos, al que durante décadas se ha descrito con una sola palabra: campechano. Es a ella a la que la reina Letizia suele llamar la atención para que se esté quieta en actos oficiales o no hable con su hermana, siempre mucho más atenta a las normas. Quizá por saber que la futura responsabilidad la tiene su hermana, Sofía se muestra menos regia y se permite ciertas licencias propias de su edad.

Su nacimiento supuso un auténtico bálsamo para la reina Letizia, que dos meses antes vivía el momento más triste de su vida. El 7 de febrero, el país se sobrecogía con el fallecimiento de Érika, hermana pequeña de la entonces Princesa de Asturias. Vimos entonces la cara más humana de Letizia, que, embarazada de siete meses, llegaba al tanatorio de La Paz hundida y desolada. Con las pocas fuerzas que le quedaban, dio gracias ante la prensa "a todo el que había sentido la muerte de su hermana". Sofía de Borbón venía al mundo dos meses después para devolver la sonrisa a su madre y ser la mejor amiga de su hermana Leonor, con la que tiene una relación muy especial. Además de hermanas, son cómplices y el mejor apoyo.

La parte negativa del 12º cumpleaños de Sofía es que va a ser el primero que pasa sin la compañía de su madre. Un viaje de cooperación de la reina Letizia a Mozambique que arranca el domingo impide que pueda felicitar a su hija pequeña en persona. Y sabiendo cómo es Letizia con las fechas especiales, seguro que no le ha sido fácil tener que cuadrar este viaje para pasar precisamente el 29 de abril lejos de casa. Una muestra de la importancia que tienen para ella los días señalados la encontramos en 2011, cuando doña Letizia, don Felipe y la reina Sofía asistieron a la boda de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, que se celebró el mismo día del 4º cumpleaños de la Infanta. Letizia consiguió volver a tiempo para felicitarla y poder pasar unas pocas horas del día con su pequeña.