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Teresa de Luxemburgo, 20 años en el trono: del informe Waringo al rechazo de su suegra
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FAMILIA GRAN DUCAL

Teresa de Luxemburgo, 20 años en el trono: del informe Waringo al rechazo de su suegra

Jean le dejó a su hijo una Corona sana, con mucho apoyo por parte de los luxemburgueses, algo que Enrique ha sabido conservar estas dos décadas a pesar de las múltiples polémicas

Foto: Maria Teresa de Luxemburgo. (CP)
Maria Teresa de Luxemburgo. (CP)

Tal día como hoy, hace 20 años, Enrique de Luxemburgo se convertía en gran duque tras la abdicación de su padre. Siguiendo una tradición de años, el 7 de octubre del 2000, el gran duque Jean decidía dar paso a las nueva generación dejando el trono en manos de su primer hijo varón, ya que por aquel entonces en el gran ducado seguía vigente la ley agnaticia, que da prioridad al hombre sobre la mujer, por lo que María Astrid, la primogénita, nunca optó a convertirse en jefa del Estado.

Jean le dejó a su hijo una Corona sana, con mucho apoyo por parte de los luxemburgueses, algo que Enrique ha sabido conservar estas dos décadas a pesar de las múltiples polémicas a las que se ha enfrentado, sobre todo en estos últimos meses. Y muchas de ellas han tenido como protagonista a su esposa, la gran duquesa María Teresa, con la que se casó el 14 de febrero de 1981 y con la que es padre de cinco hijos y abuelo de cinco nietos.

"Mi suegra quiso destruir mi matrimonio por mi origen plebeyo". Con estas palabras, María Teresa hacía pública en 2002, dos años después de la proclamación de su marido, una guerra real de la que se había hablado mucho, pero de la que no había habido confirmación oficial, hasta entonces. Quizás la intención de la gran duquesa no era que esto saliera a luz, pero el hecho de que se lo comentara a un grupo de periodistas hizo sospechar.

placeholder Las dos parejas de grandes duques. (CP)
Las dos parejas de grandes duques. (CP)

Ella les pidió discreción, pero, como era de esperar, la información acabó publicada en los diarios 'Le Soir' y 'Le Quotidien', con otras afirmaciones tales como que Josefina Carlota la llamaba de forma despectiva "criolla" y "la pequeña cubana", o que ella era la encargada de lanzar rumores sobre falsos intentos de fuga de María Teresa a Cuba o infidelidades de su hijo Enrique a esta.

Cuentan que para la gran duquesa Josefina Carlota, hija de los reyes Leopoldo III de Bélgica y Astrid de Suecia y hermana de Balduino y Alberto II, aquellas palabras fueron una provocación de su nuera ahora que tenía el poder. Sin embargo, ella se limitó a callar, y en una ocasión posterior y con clara intención de calmar la polémica dijo que "Enrique y María Teresa nos visitan con sus hijos a menudo. Es algo que nos proporciona mucha alegría. Disponemos del tiempo necesario para hablar, sobre todo hablar".

Esa fue la primera gran polémica a la que se enfrentaron los grandes duques, pero llegaron más. A finales de 2008, por ejemplo, fue Enrique el protagonista al negarse a firmar la ley que legalizaría la eutanasia, que había sido aprobada a principios de ese mismo año por la Cámara de Diputados, alegando problemas de conciencia, ya que la familia gran ducal siempre se ha manifestado como católica.

Fue entonces cuando el Parlamento decidió limitar los poderes del gran duque. Sin embargo, un año más tarde Enrique recibía un premio por parte del Vaticano por su firme postura. El jefe del Estado fue galardonado con el premio Van Thuan en reconocimiento por "el compromiso en defensa de los derechos humanos, especialmente el derecho a la vida y a la libertad religiosa".

La vida en palacio fue tranquila durante años después del lío de la eutanasia, pero este mismo año todo se torció con la aparición del informe Waringo, en el que se hablaba de las extralimitaciones de la gran duquesa. Se trata de un estudio encargado por el primer ministro, Xavier Bettel, a Jeannot Waringo, exdirector de la Inspección General de Finanzas, para conocer cómo se estructura y qué sucede en la Corte Gran Ducal, después de varias bajas de personal y rumores acerca de que reina un cierto caos en palacio.

Foto: Los grandes duques de Luxemburgo. (Getty)

El informe vio la luz el 31 de enero y en él la esposa del gran duque aparecía nombrada hasta en doce ocasiones. Se aseguraba que “de acuerdo con la información que recibí de un gran número de empleados anteriores y actuales de la Corte durante mi misión, las decisiones más importantes se toman en el área de administración de personal, ya sea para reclutarlos, asignarlos a los diversos departamentos o también con respecto al despido, asumido por la gran duquesa".

placeholder Los grandes duques. (EFE)
Los grandes duques. (EFE)

Según Jeannot Waringo, esas extralimitaciones de María Teresa deberían llegar a su fin ya que son problemáticas. "Me gustaría decir honestamente y con el riesgo de ser malentendido que en la cadena de toma de decisiones del palacio, especialmente en el campo de la gestión del personal, el papel que debería ejercer la gran duquesa es una función puramente representativa. Debemos reformar el funcionamiento de nuestra monarquía en este punto esencial. En mi opinión, no hay otra solución. [...] La política de personal plantea numerosas preguntas".

Se entiende pues que es María Teresa quien toma todas las decisiones sobre el personal que, como también desvela Waringo, no se siente muy cómodo en palacio. Entre 2014 y 2019, 52 trabajadores dejaron sus puestos en la institución, y "dado el hecho de que el palacio tiene poco menos de 110 empleados, ese es un número notable". "Hay signos que no son engañosos. Noté, ya sea correcta o incorrectamente, que la alegría y el humor eran raros en las discusiones y charlas entre colegas. Todos son cuidadosos y sopesan sus palabras", podía leerse en el informe respecto a la actitud del personal de la corte.

Si bien el informe fue una auténtica bomba, Enrique y María Teresa consiguieron resurgir tras el escándalo y ahora están felices con el nacimiento de Charles, el hijo de Guillermo y Stéphanie y futuro gran duque de Luxemburgo.

placeholder Guillermo y Stéphanie, con el pequeño Charles. (EFE)
Guillermo y Stéphanie, con el pequeño Charles. (EFE)

Tal día como hoy, hace 20 años, Enrique de Luxemburgo se convertía en gran duque tras la abdicación de su padre. Siguiendo una tradición de años, el 7 de octubre del 2000, el gran duque Jean decidía dar paso a las nueva generación dejando el trono en manos de su primer hijo varón, ya que por aquel entonces en el gran ducado seguía vigente la ley agnaticia, que da prioridad al hombre sobre la mujer, por lo que María Astrid, la primogénita, nunca optó a convertirse en jefa del Estado.

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