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La reina Isabel, en la apertura del Parlamento británico: los mensajes de su reaparición
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La reina Isabel, en la apertura del Parlamento británico: los mensajes de su reaparición

Es el primer acto presencial de la monarca desde la muerte del duque de Edimburgo y el primero en calidad de jefa de Estado, además de uno de los más arraigados del país

Foto: La reina Isabel, en la apertura del Parlamento. (Reuters)
La reina Isabel, en la apertura del Parlamento. (Reuters)

Este 11 de mayo era un día muy esperado en Reino Unido, ya que era la fecha fijada para la apertura del Parlamento británico. Y eso supone la presencia de la reina Isabel, que es la encargada de pronunciar el discurso de apertura, escrito previamente por los miembros del Gobierno, con Boris Johnson a la cabeza. Se trata de una de las ceremonias más tradicionales y arraigadas del país, siempre con un funcionamiento similar y pocos detalles o ninguno al azar, aunque esta vez ha estado marcado por las circunstancias sanitarias. Y si por algo interesaba especialmente la cita de este martes es porque suponía muchas 'primeras veces' para la monarca: era la primera vez que la veíamos fuera del castillo de Windsor y que participaba en un acto de forma presencial tras la muerte del duque de Edimburgo o la primera que participaba en un acto en calidad de jefa de Estado en muchos meses. Así que muchos esperaban que hubiera algún gesto o detalle significativo en su honor. Y sí, hemos visto muchos mensajes en la reaparición de la reina Isabel en el Parlamento, pero quizá no los deseados.

Muchos han visto en el papel que ha tenido el príncipe Carlos un claro mensaje sobre su futuro, casi inmediato, ya que la monarca se ha apoyado en él para recorrer el pasillo de la Cámara de los Lores hasta su trono. Aunque lo cierto es que, desde que el duque de Edimburgo se retirara de sus funciones institucionales, ha sido el heredero quien ha acompañado a la reina Isabel en esta cita tan solemne.

placeholder La reina Isabel y el príncipe Carlos, en la apertura del Parlamento. (Reuters)
La reina Isabel y el príncipe Carlos, en la apertura del Parlamento. (Reuters)

Una parte significativa del atuendo de la monarca han sido las joyas, especialmente el par de broches de aguamarinas prendidos en su vestido, un regalo de su padre, Jorge VI, al cumplir los 18 años. Tampoco ha faltado su sempiterno collar de tres vueltas de perlas, como tampoco sus pendientes favoritos, compuestos por una perla grande y un pequeño brillante, que prestaba a Kate Middleton hace muy pocos días, en la primera aparición de los duques de Cambridge tras el fallecimiento del príncipe Felipe, coincidiendo con el cumpleaños de la monarca. Para la ceremonia, la reina Isabel ha escogido un vestido de flores, un abrigo en color malva con un bordado a juego con el vestido y un sombrero del mismo color, tres piezas muy acordes con su habitual estilo. No han faltado ni el bolso ni los zapatos negros que suele llevar, como tampoco unos guantes blancos.

Pero faltaba uno de los elementos más importantes en este tipo de ceremonias, la corona imperial del Estado, que la reina Isabel lucía por última vez en 2015. En la siguiente apertura, se alegó la cercanía del Trooping The Colour, su cumpleaños oficial, para haberla sustituido por un sombrero, pero lo cierto es que desde entonces no la ha vuelto a llevar. Y parece que la ausencia tiene mucho más que ver con el enorme peso de la pieza y su estructura, ya que sus más de dos kilos de peso y 30 centímetros de altura impiden a la monarca moverse con soltura y leer el discurso. La impresionante pieza se creó para la coronación de la reina Victoria en 1838 y cuenta con 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y 5 rubíes, que hacen que se haya llegado a valorar en 300 millones de euros. Eso sí, aunque una vez más no lucía la corona en la cabeza, sí ha estado presente en la ceremonia de apertura, ya que se encontraba en una mesa próxima a su trono.

placeholder La corona, trasladada a su lugar tras la ceremonia de apertura del Parlamento. (Reuters)
La corona, trasladada a su lugar tras la ceremonia de apertura del Parlamento. (Reuters)

Como decíamos, todo lo que ha pasado en la ceremonia de este martes en el Parlamento británico ha estado marcado por las restricciones sanitarias y el coronavirus. Por ejemplo, hemos podido ver la distancia correspondiente entre todos los presentes en la Cámara de los Lores, siendo la reina Isabel la única que no llevaba mascarilla. También todos los asistentes han tenido que someterse a un test antes de entrar, para comprobar que todos estaban libres de covid. Y por eso, también el sitio destinado al príncipe Carlos ha cambiado con respecto a las dos ceremonias anteriores, cuando se sentó en el trono del consorte, junto a su madre. Esta vez ha ocupado una de las llamadas 'sillas de Estado', colocada a cierta distancia de la monarca, y acompañado de la duquesa de Cornualles, que lleva asistiendo a este tipo de actos oficiales desde 2013.

Este 11 de mayo era un día muy esperado en Reino Unido, ya que era la fecha fijada para la apertura del Parlamento británico. Y eso supone la presencia de la reina Isabel, que es la encargada de pronunciar el discurso de apertura, escrito previamente por los miembros del Gobierno, con Boris Johnson a la cabeza. Se trata de una de las ceremonias más tradicionales y arraigadas del país, siempre con un funcionamiento similar y pocos detalles o ninguno al azar, aunque esta vez ha estado marcado por las circunstancias sanitarias. Y si por algo interesaba especialmente la cita de este martes es porque suponía muchas 'primeras veces' para la monarca: era la primera vez que la veíamos fuera del castillo de Windsor y que participaba en un acto de forma presencial tras la muerte del duque de Edimburgo o la primera que participaba en un acto en calidad de jefa de Estado en muchos meses. Así que muchos esperaban que hubiera algún gesto o detalle significativo en su honor. Y sí, hemos visto muchos mensajes en la reaparición de la reina Isabel en el Parlamento, pero quizá no los deseados.

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