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Ana Bolena: la historia real detrás de un personaje maltratado por la historia
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Ana Bolena: la historia real detrás de un personaje maltratado por la historia

La plataforma HBO ha generado polémica al escoger a una actriz negra para interpretar a la segunda mujer de Enrique VIII. Fue víctima de las intrigas de la corte y de su padre

Foto: Imagen promocional de la miniserie 'Ana Bolena'. (HBO Max)
Imagen promocional de la miniserie 'Ana Bolena'. (HBO Max)

Parece que HBO tiene claro cómo publicitar sus nuevos estrenos sin hacer un gasto demasiado extra. La última prueba de esto la tenemos en su nueva oferta, la serie 'Ana Bolena'. Un personaje históricamente hablando delicioso donde los haya. Para que podamos estar una buena temporada hablando de esto, incluso sin ver la serie, se han atrevido a que la protagonista sea la actriz Jodi Turner Smith, que es de raza negra. Los guionistas se han atrevido a plantear, incluso, que la reina fue lesbiana.

Particularmente no creo que sea motivo de escándalo que una actriz negra interprete el papel de una reina que, por lo que sabemos de sus retratos, era más bien castaña y de piel blanca. Lo de si fue o no lesbiana tampoco es de gran utilidad, además de que no existe ningún documento que narre su vida sexual. Es obvio que no era negra y no sabemos si fue lesbiana, se supone que no, pero tampoco es relevante desde el momento que contrae matrimonio y aporta hijos a la Corona. No debemos perder la perspectiva histórica: en el siglo XVI no se celebraba el orgullo gay. Si fue lesbiana es seguro que no dejó ningún rastro que así lo acreditara.

Foto: Promoción de la miniserie 'Ana Bolena'. (HBO Max)

Que una serie pretendidamente histórica sea inexacta no es una noticia. La afamada serie 'Los Tudor', tan laureada por el público, adolece también de rigor histórico en cuanto a la ambientación (vestuario, peinado, etc). Tampoco fueron muy fieles a la hora de elegir al actor, que ni siquiera era pelirrojo y se parecía entre cero y nada al monarca inglés, más bien gordo y feo. Por no mencionar que la serie se centra en los asuntos de cama del monarca en lugar de narrar la importancia que este tuvo en el Quinientos, al ser el responsable directo de la ruptura de la Iglesia de Inglaterra con Roma.

Que la actual reina Isabel II sea la cabeza de la iglesia anglicana se lo debemos a que a Enrique VIII se le metiera entre ceja y ceja (o bragueta) que su matrimonio con Catalina de Aragón no era válido y se empeñara en llevar al altar a la simpar Ana Bolena. Excusa perfecta no le faltaba: no había heredero varón y esto era cosa severa para una consorte.

placeholder Enrique VIII y Ana Bolena, su segunda esposa.
Enrique VIII y Ana Bolena, su segunda esposa.

Pero vayamos con la protagonista. Negra o blanca, Ana Bolena fue una mujer del siglo XVI y esto tiene una lectura, de entrada, contundente: era un cero a la izquierda. Las mujeres, desde las campesinas hasta las reinas, no tenían ni voz ni voto. Putas, monjas, mujeres casadas y poco más eran los estratos en los que se dividían. En el caso de las mujeres nobles y reinas, además, se cernía sobre ellas la guadaña de dar un heredero varón si no querían caer en desgracia. Las monarquías se heredaban de forma natural a través de los hijos.

La corte de Enrique VIII, lujosa y rica, no dejaba de ser un lugar hostil donde sortear las intrigas palaciegas era todo un arte. La historia ha maltratado la figura de Ana poniéndola como una mujer trepa, sin escrúpulos, cuya única ambición fue sacar del lecho nupcial a nuestra reina Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos. Y en parte fue así pero mirar el XVI con los ojos del XXI (eso que se llama presentismo) es un tremendo error.

Bolena fue una víctima más de la mentalidad de la época. Hizo lo que pudo para sobrevivir

Bolena fue una víctima más de la mentalidad de su época. Digamos que ella hizo lo que pudo para sobrevivir. De clase alta, pero mujer, fue su padre, Tomás Bolena, primer conde de Wiltshire y primer conde de Ormonde, un hombre muy ambicioso, quien manejó los hilos para que sus hijas, primero la hermana de Ana y luego esta, acabaran en la cama del rey.

El espectador del siglo XXI puede sorprenderse ante un padre así, pero sir Thomas actuaba como un hombre de su época, donde los hijos eran utilizados para lograr las mejores alianzas, generalmente a través de matrimonios y, si esto no era posible, convirtiendo a sus hijas en amantes del rey, una figura respetada en la corte con derecho a múltiples prebendas, sobre todo en forma de tierras y riqueza.

Política de casamientos

Los propios Reyes Católicos hicieron del buen casamiento de sus hijos un arte a la hora de forjar alianzas, y a todos ellos los casaron con los grandes herederos del momento sin preguntarles si les apetecía. En el XV, XVI, los hijos y, sobre todo, las hijas de reyes solo podían obedecer a sus padres, que eran quienes decidían desde que eran niños con quién contraerían matrimonio. Aquello era lo normal, lo que se hacía y consideraba lógico. No había nada de escandaloso en ello.

Bolena, buena hija de su tiempo y de su padre, hizo lo que de ella se esperaba y podemos decir que actuó con la inteligencia suficiente para poder sobrevivir en una corte llena de intrigas y mentiras. Claro que a ella eso después se le pondría en contra, pero ¿quién puede adivinar el futuro?

placeholder Catalina de Aragón.
Catalina de Aragón.

En el momento en que aterriza en la corte de Enrique VIII, este lleva más de veinte años casado con Catalina de Aragón, quien había sido incapaz (para la visión de la época, claro está) de darle un heredero varón al monarca. Una obsesión que el rey jamás dejó de perseguir. Cuando lo logró, la alegría le duró poco, ya que sobrevivió al único hijo que tuvo.

No es difícil imaginar el aire fresco que inspiró la llegada de una mujer más joven, educada en la corte de Francisco I, más libertina que la inglesa y, sobre todo, más sofisticada. Los matrimonios de los reyes no se hacían por amor, lo que no quita que en algunos casos pudiera surgir con el tiempo. Lo que sí fue una constante en prácticamente todas las monarquías durante siglos fue que la falta de heredero varón significaba posibilidad de repudio y desde luego la culpa siempre era de la esposa, que era rápidamente sustituida por una más joven y, se supone, más fértil (de hecho, se buscaban mujeres de familias con muchos hijos).

Su decisión, no anular el primer matrimonio del rey inglés, supuso la ruptura de Inglaterra con Roma

Y a eso se agarró Enrique VIII para solicitársela al papa Clemente VII que, por razones más estratégicas que de fe, se la negó. Sobre todo hay que entender que el papa no podía imaginar el cisma que vendría después. Hay que recordar que Catalina de Aragón era tía de Carlos V, entonces el emperador con mayor poder en el mundo conocido y máximo rival de la Corona inglesa.

Otros historiadores opinan que se negó para evitar un desprestigio a la Iglesia. En cualquier caso, fuese la motivación que fuera, su decisión, no anular el primer matrimonio del rey inglés, supuso la ruptura de Inglaterra con Roma que hoy en día perdura. En esto tuvo gran importancia el cardenal Wolsey, lord Canciller (alter ego del Rey), que fue quién llevó las negociaciones con Roma para anular la unión. El divorcio como lo entendemos ahora no existía en aquella época. Era, como mucho, una separación y a veces se concedía de manera temporal hasta que los problemas conyugales se hubieran solucionado.

placeholder Tomás Moro.
Tomás Moro.

Wolsey no logró su objetivo y el rey lo envió al destierro. Fue sucedido en el cargo por Tomás Moro, que, como católico que era, se negó a continuar las negociaciones, se retiró de la corte y dejó su cargo de canciller a Cromwell. La negativa de Moro a firmar el acta de supremacía que reconocía a Enrique VIII como cabeza de la Iglesia de Inglaterra le costó la vida. El propio rey fue, además, el que ordenó su ejecución y se cree que con cierto fastidio ya que lo consideraba un hombre de gran calado intelectual al que quería de su lado a la hora de reconocer la ruptura con Catalina…y con Roma.

¿Fue Ana Bolena justamente condenada a muerte, siempre teniendo en cuenta que aquello era lo normal en el siglo XVI? La mayoría de los historiadores coinciden en que fue víctima de intrigas en esferas más altas. El rey se cansó de ella a los tres años de la boda, algo que no es motivo para ejecutarla, pero el hecho de no dar ningún varón vivo sí era motivo de repudio, algo que no parecía estar dispuesto a repetir. Como además ya había aparecido en escena Jane Seymour, la que sería su tercera esposa, las cartas jugaron muy en contra de la joven reina.

Foto: Enrique VIII y Ana Bolena.

Como la traición al rey estaba seriamente castigada (con pena de muerte) se la acusó de adulterio, que es una forma muy válida de traición. No solo de eso, también de incesto con su propio hermano y así mataban dos pájaros de un tiro. El caso era tener todo bien atado para poder llevarla al patíbulo dejando al rey como un hombre justo, pero sobre todo libre para poder casarse de nuevo sin tener que pedir permiso a nadie. Ninguna de las dos acusaciones eran ciertas, pero ¿qué podía hacer Ana Bolena, mujer y en una corte del siglo XVI? Nada. Y así fue como el 19 de mayo de 1539 fue ejecutada.

Madre de Isabel I

Bolena ha pasado a la historia como una mujer caprichosa, frívola e interesada, pero su importancia es indiscutible. Ciertamente no dio ningún heredero varón a la Corona pero sí fue la madre de Isabel I, una de las monarcas más importantes de la historia de Inglaterra. Podría decirse que, como muchísimas mujeres a las que le tocó vivir esa época, fue injustamente tratada, solo que a ella esa injusticia le hizo perder la vida. Habría que preguntarse quién fue más caprichoso, si ella o él, quien, al fin y al cabo fue el que se empeñó en dejar a Catalina de Aragón para casarse con ella. Es verdad que Bolena le exigió la nulidad, pero el rey era el que tenía la última palabra, no ella.

La historia ha reparado en parte su figura y, de hecho, dentro de la cultura protestante está considerada una mártir. No corresponde al historiador decidir si fue la buena o la mala, pero lo que sí está claro es que es un ejemplo más dentro de la historia de cómo la mujer fue siempre considerada un cero a la izquierda. Que sea negra en la ficción es poco o nada relevante porque es eso, ficción.

* Gema Lendoiro es periodista y doctoranda en Historia Moderna

Parece que HBO tiene claro cómo publicitar sus nuevos estrenos sin hacer un gasto demasiado extra. La última prueba de esto la tenemos en su nueva oferta, la serie 'Ana Bolena'. Un personaje históricamente hablando delicioso donde los haya. Para que podamos estar una buena temporada hablando de esto, incluso sin ver la serie, se han atrevido a que la protagonista sea la actriz Jodi Turner Smith, que es de raza negra. Los guionistas se han atrevido a plantear, incluso, que la reina fue lesbiana.

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