Abdalá de Jordania arresta de nuevo a su hermano Hamzah: "Nunca va a cambiar"

La guerra entre el rey hachemita y su hermano no tiene pinta de acabar, a pesar de que en este tiempo ha habido gestos que podríamos interpretar como un acercamiento entre ambos. Pero después de ser detenido, arrepentirse de sus actos, librarse de ser juzgado, pedir perdón y, lo más reciente, renunciar a su título al no estar de acuerdo con cómo se está gobernado el país, Abdalá de Jordania ha vuelto a arrestar a Hamzah. Un golpe en la mesa que explicaba este jueves en una carta dirigida al pueblo jordano.

"No nos podemos permitir el lujo de lidiar con el comportamiento errático y las aspiraciones de Hamzah", comienza. "Tenemos ante nosotros muchos retos y dificultades y debemos trabajar juntos para abordarlas y lograr el derecho del pueblo a tener una vida digna y estable. Por lo tanto, he decidido aprobar la recomendación del consejo formado de acuerdo con la Ley de la Familia Real para restringir el lugar de residencia, las comunicaciones y los movimientos del príncipe Hamzah". Un nuevo arresto con el que no le ha temblado el pulso a Abdalá de Jordania.

El monarca hachemita explica en su carta que el arresto de su hermano había quedado anulado el pasado 23 de diciembre, "para darle la oportunidad de reflexionar sobre sus actos y que regresara al camino correcto", dice. Incluso, se le dio la opción de que volviera a ser un miembro activo de la familia real. Pero el comportamiento de Hamzah en estos meses lo ha obligado a tomar de nuevo medidas bastante radicales, reteniéndolo de nuevo en su domicilio.

"Considerando sus acciones dañinas, no me sorprendería que distribuyera mensajes ofensivos que atacaran a la nación y sus instituciones. Pero ni yo ni el pueblo podemos perder el tiempo en ello. Estoy convencido de que seguirá propagando su falsa narrativa, pero no podemos perder el tiempo lidiando con ello. Tenemos otras prioridades nacionales y retos ante nosotros que debemos abordar rápida y valientemente", continúa.

Abdalá añade que su hermano "sigue negando todos los hechos y evidencias, está manipulando la realidad y viviendo en una ilusión". Unas duras palabras que remata con la siguiente conclusión, en la que deja claro que no es muy fácil llegar a un entendimiento con Hamzah: "Llegué a la conclusión de que él nunca va a cambiar, y mi convicción se afianzó con cada hecho y cada palabra". Y no falta un dardo envenado a su entorno: "Todas sus acciones mostraron que está optando por un comportamiento negativo muy claro contro todos los miembros de la familia, y estuvo rodeado de personas que solían promover la oposición".

Unas palabras que podríamos interpretar dirigidas a la reina Noor, la cuarta esposa del rey Hussein y madre de Hamzah. Desde que fuera arrestado en abril de 2021, Noor se ha convertido en la gran defensora de su hijo mayor, a la vez que en el gran azote del rey Abdalá en redes, clamando siempre por la inocencia de su primogénito y quejándose tanto de su falta de libertad como de los métodos del que fuera su hijastro.

No son las únicas palabras recogidas en esta carta que parecen digiridas a la cuarta esposa del fallecido rey Hussein. Precisamente, relacionadas con esas personas que promovían la oposición al monarca a las que se refiere, también dice: "Se ve a sí mismo como el responsable del legado hachemita". Y es que todo apunta a que las fricciones entre los dos hermanos vienen a cuenta del puesto de heredero del trono, que un día ocupó Hamzah pero que ahora está en manos del príncipe Hussein, el hijo mayor de Abdalá y Rania de Jordania.

Pero, sea cual sea el motivo, lo que sí está claro es que Hamzah participó en ese intento de derrocamiento de su hermano mayor, aunque al mostrar su arrepentimiento de forma pública se libró de ser juzgado y condenado, a diferencia de algunos de sus cómplices. A cambio, permaneció arrestado en su domicilio, donde también se convertía en padre de su séptimo hijo el pasado mes de febrero. Ahora, y tras disfrutar de unos meses de relativa libertad, el expríncipe ha sido de nuevo arrestado por el rey Abdalá, en una decisión consensuada y de acuerdo con la Ley de la Familia Real.