El truco español que la princesa Amalia de Holanda ha heredado de su madre

La princesa heredera del trono de los Países Bajos fue una de las principales atracciones durante la boda de Hussein de Jordania, luciendo una llamativa tiara, la del Pavo Real, una de las más antiguas de la colección de la Casa Real holandesa, cuya fabricación data de 1897. Amalia, la primogénita de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima, demostró una vez más su gran amor por las joyas, siendo esta la segunda ocasión que lucía una tiara desde que lo hiciera por primera vez el año pasado con motivo de la fiesta por los 18 años que cumplía la princesa Ingrid Alexandra de Noruega.

Pero el brillante complemento hizo quizá que pasara más desapercibido un importante detalle de su look, sin duda heredado de su madre. La joven royal portaba un abanico a juego con su vestido largo en tonos rojos de Jan Taminiau, firma que suele vestir mucho la reina nacida en Argentina.

El abanico, que a buen seguro ayudó a Amalia a combatir las altas temperaturas de Amán, es uno de uno de los accesorios fetiche de Máxima de Holanda. Además de ser un básico contra el calor que ahora comparten ambas, también es una prueba más del amor que sienten ambas por España. No en vano la princesa es una asidua de nuestro país, como ha demostrado con sus recientes visitas a Madrid e incluso a Sevilla, para participar de forma discreta en la Feria de Abril.

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Aunque el abanico tuviera su origen hace muchos siglos en Egipto y Asia, fue desde España y Portugal desde donde se popularizó en Europa y ya en los cuadros de Velázquez vemos aparecer este accesorio en los retratos de las damas de la época.

El gusto de Máxima por los abanicos es un idilio que viene de largo. Por ejemplo, de él nos daba buena cuenta en su viaje de Estado por Indonesia. Es tal la importancia que Máxima otorga al abanico en su colección que en aquella ocasión lució uno por cada outfit y siempre en el mismo tono que las prendas, a modo de sibilino camuflaje cromático.

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N.T.

No es la Casa Real neerlandesa la única cuyos miembros comparten abanicos. Por supuesto, en la nuestra también hemos visto a Letizia, Leonor y Sofía lucirlos cuando el calor lo hace imprescindible. Una de las últimas ocasiones en las que vimos a madre e hijas abanicándose fue con motivo de su visita el pasado verano a Santiago de Compostela, con motivo de la tradicional ofrenda al Apóstol.

Aficionada también a este complemento, aunque no tanto como su colega holandesa, una de las piezas más especiales que hemos visto lucir a la asturiana en ese sentido fue durante una visita a Córdoba en 2020. Entonces, mientras recorría los icónicos patios de la ciudad, la acalorada Reina echó mano a un abanico con una fecha grabada en un lateral: "15 de julio de 2007". ¿Qué ocurrió ese día? Pues la celebración en el palacio de la Zarzuela por el bautizo de la infanta Sofía.

Comprobado el gusto de Amalia por este útil instrumento veraniego, estaremos atentos por si en su próxima visita a España incorpora alguno nuevo para su colección o para la de su madre, que debe ser sustanciosa a estas alturas. Aunque no sea este el único ítem cuyo uso compartan las dos.

Ambas han sido fotografiadas en varias ocasiones luciendo un accesorio de color camel imprescindible para estilizar su figura. Se trata de un cinturón de cuero que madre e hija han reciclado con esmero para asistir a distintos eventos oficiales.