La extraña forma de comunicar el estado de salud de Kate y Carlos III: hablamos con expertos

Si hay una monarquía que levanta pasiones dentro y fuera de su país, esa es la británica. Los fanáticos de la familia de Isabel II se cuentan por millones en un país que, cuando aún se encuentra recuperándose de la impactante muerte de su reina, ha recibido esta semana dos preocupantes noticias relacionadas con la salud de Kate Middleton y Carlos III.

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Jorge C. Parcero

Tras el fallecimiento de Isabel II, el núcleo duro de la Casa Real se sustenta sobre cuatro pilares fundamentales: Carlos III, Camila, el príncipe Guillermo y Kate Middleton, siendo esta última uno de los mayores valores activos de la institución por ser una de las mujeres de la realeza más queridas y admiradas.

Por ello, el comunicado emitido esta semana por Kensington Palace desvelando que la princesa de Gales fue ingresada el pasado martes en el hospital para someterse a una cirugía abdominal planificada, que permanecerá en el centro sanitario cerca de dos semanas y que no retomará sus funciones públicas hasta después de Semana Santa, ha generado una gran preocupación en la ciudadanía británica.

Lo que nadie podía imaginar es que, pocas horas después, a esta impactante noticia se añadiría otra: la de los problemas de salud del rey. La Casa Real británica emitió otro comunicado en el que desvelaba lo siguiente: "Al igual que miles de hombres cada año, el Rey sufre agrandamiento de la próstata. La dolencia de Su Majestad es benigna y acudirá al hospital la próxima semana para un procedimiento correctivo. Los compromisos públicos del Rey se pospondrán durante un breve periodo de recuperación".

Los problemas que han rodeado a la monarquía británica en los últimos tiempos, como el de las incendiarias declaraciones realizadas por el príncipe Harry contra su familia o el escándalo del caso Epstein que ha salpicado al príncipe Andrés, han afectado a la buena imagen de la institución. Con Kate Middleton y Carlos III fuera del foco, la cara visible de la monarquía perderá ahora mucho brillo en un momento en el que necesita resplandecer con fuerza. La Corona es muy consciente de ello y de la gran preocupación que podían generar los comunicados sobre la salud de ambos en los fanáticos de la familia real británica. Por ello, la manera en la que se han dado ambas noticias ha llamado la atención.

¿Por qué han emitido ambos comunicados en el mismo día y de manera tan seguida sabiendo el impacto que generaría? ¿Por qué existe tanto mutismo sobre el estado de salud de Kate Middleton y no sobre el de Carlos III, del que se han desvelado datos mucho más precisos? ¿El hecho de ofrecer el comunicado sobre Carlos III después del de Kate obedece a una estrategia para desviar la atención hacia el foco menos grave?

Para contestar a estas preguntas, desde Vanitatis hemos contactado con tres grandes expertos en comunicación política.

Diana Rubio es doctora en Ciencias de la Comunicación, experta en comunicación y protocolo. En 2017 ganó el Napolitan Victory Award, considerado el Oscar de la consultoría y la comunicación, en la categoría de 'mujer más influyente del año'. Ninguna española lo había conseguido antes.

Verónica Crespo ha sido, hasta diciembre, la directora de la revista de ACOP, la Asociación de Comunicación Política creada en 2008 por un consejo fundacional de 17 personas, académicos y consultores de comunicación política.

Toni Aira es profesor de Comunicación Política e Institucional en la UPF Barcelona School of Management y doctor en Comunicación.

Los tres nos han querido dar su opinión profesional.

Para Rubio, resulta “sorprendente que nos hayamos enterado de estas dos noticias de una forma tan seguida”. Sin embargo, hay un detalle que le hace creer que no hay una estrategia coordinada. El hecho de que el comunicado sobre Kate esté escrito en tiempo pasado y el de Carlos III en tiempo futuro la lleva a pensar que podría haber existido una intención inicial de lanzar el del rey más tarde. “Bajo mi punto de vista, la comunicación coordinada en redes sociales que siempre ha llevado Kensington, acorde a la forma de comunicar de la sociedad actual, cercana y mostrando estar al tanto de las últimas tendencias, ha acelerado que también se emitiera el comunicado desde Buckingham”.

Añade que “no creo que estuviesen coordinados, cuando han mostrado siempre ese cuidado en no pisarse. Que lo hagan ahora es porque, o bien la publicación de uno ha acelerado la publicación del otro, o bien porque ha sido fruto de la casualidad entre ambas”.

No piensa igual Crespo, quien no da cabida a la improvisación y afirma que “la Casa Real siempre tiene una estrategia”. La duda es “si el efecto que ha generado era el esperado…”.

En este sentido apunta a la distinta manera en que están redactados los comunicados, “por el hermetismo prácticamente absoluto sobre la intervención de Kate y la información tan clara que se ha ofrecido del rey. Dicen que Middleton, simplemente, ha pasado por una cirugía, pero se cancela toda su agenda hasta Semana Santa y su marido cancela también los actos de la próxima semana. Para limitar el ruido que se pueda generar, la noticia del monarca ofrece todo tipo de detalles y hasta anima a los varones a pasar por controles rutinarios de próstata. Pero lejos de limitar el efecto de la primera información con la segunda, la alarma ha sido enorme en la prensa británica. Ya conocemos el talante de los medios sensacionalistas de Reino Unido y hasta se han leído artículos que hablan de que ‘el Estado se tambalea”.

En la misma línea apunta Aira, quien asegura que “las casualidades no existen cuando hablamos de comunicación de instituciones tan importantes como lo es la familia real británica y concretamente, en el caso de esta Casa Real, menos que en otras. Es una Casa Real que está, en los últimos años, excediendo lo que es una comunicación con intención, con control en el relato, con una buena combinación de los diferentes canales que tiene y con un control de los tiempos. Casualidad no puede ser. En absoluto. Incluso si se hubiese dado la circunstancia de que las dos enfermedades tenían un desenlace, o un punto álgido o una excusa comunicativa que las uniera en la jornada, de no convenir, las habrían comunicado por separado. Lo han hecho coincidir”.

¿El motivo? Para Aira es el mismo que indica Crespo: “La sorpresa más grande, además de la afectación de una persona como Kate Middleton (joven, en buena forma, sana…), es que no se den todos los datos sobre la información de su estado de salud y de una intervención que implica una recuperación tan larga. Sin una explicación plausible, las especulaciones se pueden disparar. ¿Cómo se puede amortiguar el efecto de esta noticia? Sumando el otro elemento a la parrilla informativa: la intervención de Carlos III. Así se reparte la atención mediática y el debate público. No se centra el foco solo en Kate. Hay una clara voluntad de rebajar el peso de lo que ahí está pasando, de desviar la mirada, lo cual puede dar pie a pensar que lo que está ocurriendo es realmente importante”.

Rubio también destaca esa diferencia en ambos comunicados: “Llama la atención la poca información sobre la operación de Kate, dando pie a muchas elucubraciones sobre su salud, en comparación con la que ahora conocemos del rey Carlos III. Algo que también podemos señalar es la concisión del comunicado del rey Carlos III. No recuerdo haber visto ningún otro tan directo y que vaya de esa forma al grano”.