Doña Sofía y su Medalla de Oro, lo que no se vio de la recepción: conversaciones con artistas y una frase en catalán
Entramos dentro del acto de la entrega de la Medalla de Oro del Gobierno balear a la Reina emérita, quien se mostró cercana con todos los invitados en el cóctel posterior
Doña Sofia llegaba a las siete de la tarde a la Lonja, sede del Gobierno balear, donde la recibía la presidenta, Marga Prohens. Un acontecimiento importante para la Reina emérita al ser la protagonista de un acto institucional, donde se le hacía entrega de la Medalla de Oro de la comunidad autónoma. Una ceremonia en la que también se reconoció con los premios anuales Ramon Llull a profesionales que han destacado en sus respectivas áreas.
Para la mujer de origen helénico, este reconocimiento la une más a Mallorca, que ha sido y será siempre su paraíso familiar. Desde que el marqués de Mondéjar, jefe de la Casa de su Majestad, recomendó a don Juan Carlos que debían tener un lugar oficial para pasar el verano, el palacio de Marivent se convirtió en el cuartel general. Y así ha sido desde 1973, cuando los Reyes y sus hijos, el príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina, llegaron por primera vez a las islas.
La Reina lo recordaba este jueves con muchos de los invitados con los que compartió conversación en el cóctel servido por La Pajarita. Este antiguo colmado fundado en 1872 cuenta con uno de los servicios de catering más reconocidos de la isla. Las propuestas gastronómicas con productos locales de Pep Mulet, sexta generación familiar al frente del negocio, sirvieron esa noche de tema de conversación de doña Sofía. Habitualmente, en las recepciones institucionales, los Reyes en general y la emérita en particular no suelen participar del cóctel que se ofrece a los invitados. Esta vez, y rompiendo su costumbre, sí lo hizo y probó y alabó varias de las especialidades mallorquinas.
Fue una tarde noche donde quedó patente el cariño que los ciudadanos sienten por la abuela real, que eligió un conjunto de blazer y pantalón en color rojo y adornado con pedrería en mangas y laterales. Un recibimiento con vivas y aplausos en la calle, entre los que resonaban comentarios del tipo “está mucho mejor que el Rey, mucho más joven que él y se la ve más feliz”.
Entre los estilismos de la noche, la presidenta Marga Prohens eligió, como en otras ocasiones, al diseñador mallorquín Sebastián Pons, que fue mano derecha del fallecido Alexander McQueen, al que Prohens definió como “uno de los grandes de la moda y que sabe muy bien lo que me sienta bien”. En la recepción veraniega del año pasado en el palacio de Marivent también se decantó por este profesional.
Dentro de la Lonja, la esperaban mil invitados que compartieron un acto lleno de emociones para doña Sofia y para el resto de premiados. Una vez que recibió la medalla tuvo palabras de agradecimiento en las que reconoció que había tenido el privilegio de disfrutar durante más de medio siglo de “estas islas maravillosas que siempre me han acogido con tanto cariño y afecto”. Acabó su discurso con la frase “aquí me siento como en casa”, que dijo en catalán.
Precisamente esas palabras fueron la excusa para establecer conversación con varios de los invitados. Uno de ellos fue con el actor mallorquín Joan Carles Bestard, cuyo personaje Mado Pereta es uno de sus referentes clásicos en sus apariciones televisivas y teatrales. “Con sentido del humor nos comentó que tenía que perfeccionar el acento mallorquín. Me preguntó por el programa de televisión y por la gira que estoy haciendo con la obra 'Boeing Boeing'. Todos los años en agosto estoy invitado a la recepción que hacen los Reyes y siempre me pregunta por mi trabajo. Para ella Mallorca es un lugar mágico. Nos contaba que le recuerda a Corfú, la isla griega donde pasaba los veranos con sus padres. Los que vivimos aquí sabemos que le gusta mucho Mallorca, donde es muy feliz, y que disfruta de los inviernos mallorquines. Aquí puede pasear tranquilamente por las calles sin necesidad de ir siempre en el coche”, explica el intérprete a Vanitatis.
El denominador común de los comentarios de los invitados que pudieron hablar con doña Sofía era lo relajada que la encontraron. En la entrega de premios actuaron varios grupos folclóricos de Ibiza, Menorca y Mallorca, y habló con varios de los artistas. “Nos preguntaba por nuestros trabajos al margen del baile y cómo lo compaginábamos, cuánto tiempo dedicábamos a ensayar y se interesó por las joyas tradicionales que llevan las bailarinas. Estaba muy atenta a nuestras explicaciones”, nos comentan.
A las diez de la noche, la Reina emérita salía de la Lonja y los aplausos volvieron a repetirse. Doña Sofía puso rumbo a Marivent, donde, como ella misma reconoció en su discurso, “aquí estoy como en casa” .
Doña Sofia llegaba a las siete de la tarde a la Lonja, sede del Gobierno balear, donde la recibía la presidenta, Marga Prohens. Un acontecimiento importante para la Reina emérita al ser la protagonista de un acto institucional, donde se le hacía entrega de la Medalla de Oro de la comunidad autónoma. Una ceremonia en la que también se reconoció con los premios anuales Ramon Llull a profesionales que han destacado en sus respectivas áreas.
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