Las pilladas románticas a los Urdangarin, motivo de bromas entre primos Borbón
Los primogénitos de las infantas Elena y Cristina viven fuera de España y lanzan puyas al resto de sobrinos del rey Felipe VI por protagonizar las revistas con sus primeros noviazgos
Cuando Pablo Urdangarin se mudó a Barcelona, en el verano de 2020, pocos le identificaban por la calle. No fue hasta que su padre, Iñaki Urdangarin, apareció en una revista de la mano de otra mujer que el joven no se convirtió en un personaje conocido. Entonces, cuando dio voz a su familia con educación y mucho temple, la mayoría se sorprendió. El pequeño Pablo, aquel niño, se había convertido en un hombre hecho y derecho.
De pronto, los hijos de la infanta Cristina eran adultos y nadie los había visto crecer. Es lo que tiene vivir en el extranjero, que desapareces para la prensa, sobre todo si tu residencia está fijada en un lugar muy lejano o muy caro (léase Washington DC o Ginebra). Ahora, tres de los cuatro hijos Urdangarin de Borbón viven en España y han descubierto, a su pesar, que ser nieto y sobrino de rey tiene un precio.
Sólo dos de los seis hijos de las infantas Elena y Cristina viven fuera de nuestras fronteras y eso les ha convertido en unos privilegiados. Hacen y deshacen sin que nadie lo cuente, sin que nadie les pille, y eso es una baza para sus chanzas familiares. Provocativos y divertidos, Felipe Froilán de Marichalar y Juan Urdangarin bromean con sus hermanos y primos sobre su situación. “Os tendríais que venir aquí”, sueltan uno y otro para desespero del resto, que siente la presión mediática sobre sus espaldas.
Londres y Abu Dabi
Juan fijó su residencia en Londres hace ya un tiempo y no ha vuelto a vivir en España desde que se marchó de pequeño. Ha pasado alguna temporada en Madrid, desde donde visitaba a su padre en prisión de forma habitual e incluso se sacó el carné de conducir en la capital. Pero su intención en no volver a fijar su residencia en nuestro país si puede evitarlo.
El primogénito de la infanta Cristina ha descubierto lo bien que se vive siendo una persona anónima, alguien normal a quien no reconocen por la calle. Hace unos meses, mientras paseaba por las calles del barrio de Salamanca de Madrid, todavía tuvo que escuchar eso de “ladrón” en boca de un viandante con el que se cruzó. Algo que no hizo más que reafirmar sus ideas.
Tampoco está a gusto en España Felipe Froilán. Su país le tira, claro que sí, pero la persecución mediática a la que está sometido cada vez que cruza nuestra frontera se le hace muy cuesta arriba desde que fijó su residencia en Emiratos. Allí, en Abu Dabi, ha logrado ser él mismo, encontrar un objetivo en la vida y olvidarse de su condición ‘de hijo’ de para trabajar en lo que le gusta y llevar una vida tranquila.
Quien lo lleva mejor
Quien mejor lleva eso de la presión mediática, a fuerza, claro, de trabajo y ayuda, acaso porque está acostumbrada desde siempre, es Victoria de Marichalar, la única hija de doña Elena. Lejos de lo que muchos dicen, que es una chica alérgica a la prensa que odia a los medios, poco a poco se ha ido acostumbrando y la joven ha dado incluso entrevistas.
Su trabajo pasa por ser pública así que con entrenamiento desde su agencia de representación y con los consejos de su familia, Vic, como se la conoce, ha dado un paso adelante y hasta participa en un programa de televisión, ‘El desafío’. Es también la única de los seis sobrinos de Felipe VI que tiene sus redes abiertas al público, lo que denota su intención de mantener ese perfil profesional ante los medios.
También Pablo, profesional del balonmano, ha concedido entrevistas y ha demostrado que, aunque no le guste estar en el foco por cuestiones familiares, sabe lidiar con la prensa. Algo que por el momento es impensable en el caso de Miguel e Irene Urdangarin.
'Por ser vos quien sois'
Los dos hijos pequeños de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin son objeto de broma estos días por parte de su hermano mayor, Juan, y su primo Mayor, Felipe Froilán. Porque ambos han iniciado relaciones sentimentales en nuestro país y la prensa les ha pillado, sin paliativos. Ellos se lamentan en privado con los suyos, pero la familia les ha dejado claro que es inevitable ‘por ser vos quien sois’. La cuestión es que a diferencia de los Marichalar, los Urdangarin han vivido ajenos al ruido mediático durante años, al menos en lo que se refiere a sus vidas.
En 2009 empezaba la aventura en el extranjero de la familia creada por la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Aquel año se mudaron a Washington, donde vivieron hasta 2012. El Caso Nóos ya había estallado y la familia volvió a Barcelona, donde habían vivido siempre, para afrontar el proceso judicial. Pero la presión social y mediática a la que los exduques de Palma vieron sometidos a sus hijos hizo que decidieran mudar a Suiza, país amable con los personajes de su calado.
Y aunque al principio eran objeto de reporteros que se trasladaban hasta Ginebra para sus reportajes, poco a poco bajó el suflé. Y cuando doña Cristina, con su todavía marido ya en prisión, decidió mudarse a un lugar menos céntrico, la prensa se desvaneció. Pocos saben dónde vive actualmente la Infanta en Ginebra y así quedará para preservar su intimidad, algo sagrado para ella, pese a quien pese.
Ante la ausencia de noticias relacionadas con sus madres y padres, son ahora los hijos quienes se han convertido en protagonistas. Sobre todo porque viven cerca de los reporteros que tienen muy fácil tomarles una fotografía.
Así pues, Irene se marcha en septiembre a estudiar a Inglaterra y Miguel tiene la intención de volver a Suiza en cuanto vuelva la temporada de esquí. Han escuchado atentos los consejos de los mayores, Juan y Forilán, y parece que les ha hecho caso.
Cuando Pablo Urdangarin se mudó a Barcelona, en el verano de 2020, pocos le identificaban por la calle. No fue hasta que su padre, Iñaki Urdangarin, apareció en una revista de la mano de otra mujer que el joven no se convirtió en un personaje conocido. Entonces, cuando dio voz a su familia con educación y mucho temple, la mayoría se sorprendió. El pequeño Pablo, aquel niño, se había convertido en un hombre hecho y derecho.