Por qué Thomas Flohr, suegro de Philippos de Grecia, es un hombre clave en la actual vida del rey Juan Carlos

Abu Dabi, Ginebra, Vigo, Madrid. Son los cuatro destinos en los que reparte su tiempo el Rey emérito. Cuatro destinos a los que llega siempre en avión privado. Todo bajo el amparo de Thomas Flohr, el suegro de Philippos de Grecia y un hombre clave en la actual vida de Juan Carlos I. Sin él, no sería tan fácil hacer esos trayectos.

Porque Flohr es el dueño de VistaJet, la compañía de aviones privados que gestiona los viajes del padre del rey Felipe entre Emiratos y Europa, independientemente del destino. Su creación tuvo lugar en 2004, cuando la comodidad de tener un jet propio le hizo pensar en lo beneficioso que sería para las personas más poderosas y pudientes poder tomar un vuelo privado en cualquier momento.

Ahora, cuenta con más de cien aviones, entre Bombardier Global Express y Challenger. Oferta lujo y comodidad en un medio de transporte en el que él mismo pasa gran parte del año, ya que visita con frecuencia las diferentes oficinas que la compañía tiene dispuestas por todo el mundo y que está en constante expansión. Un negocio por el que Forbes calcula su fortuna en 2,3 billones de dólares y que sigue creciendo.

Pero hay mucho más allá de la figura empresarial de Thomas Flohr y su conexión con el rey Juan Carlos. Porque en el papel couché tampoco es una persona precisamente desconocida. Es el padre de Nina, la esposa de Philippos de Grecia. La pareja protagonizó la primera boda griega que se celebró en Atenas en casi 60 años y reunieron a buena parte del Gotha europeo.

Thomas Flohr fue el encargado de llevar a su hija hasta el altar. Ella es la única hija de la relación que mantuvo con Katharina Konečný, quien fuera directora creativa de Fabergé y también editora fundadora de Vogue Rusia y Vogue Grecia. Se separaron años después de su boda, aunque se les pudo ver de nuevo juntos en el enlace de su hija, una cita en la que Katharina hizo gala de su estilo, convirtiéndose en una de las invitadas mejor vestidas.

Tres años después, Philippos y Nina volvieron al lugar donde se casaron, esta vez para ser testigos de la boda de Teodora de Grecia y Mathew Kumar. Junto a ellos, Thomas Flohr, también como invitado. Una presencia que dejaba clara la estrecha relación que tiene el multimillonario suizo con la familia real griega y que se ha extendido también al rey Juan Carlos.

Con su vida personal, el empresario siempre ha sido discreto, pero sí se le han conocido un par de relaciones desde que se separó. De hecho, no dudó en acudir acompañado al brunch que el ya fallecido rey Constantino, su consuegro, organizó en el Club Náutico como parte de las celebraciones de la boda de su hijo pequeño.

No trascendió el nombre de su joven y misteriosa acompañante entonces, pero no era la primera relación que salía a la luz del magnate tras su separación. Unos años antes, en 2015, fue sorprendido en aguas ibicencas con la modelo Shermine Shahrivar, alemana de origen iraní que se alzó en 2005 con el título de Miss Europa y ya había protagonizado varios titulares por su relación con Tom Kaulitz, actual pareja de Heidi Klum.

Pero hay una mujer que es el centro de la vida de Thomas Flohr. Y no es otra que su hija, Nina, princesa griega por su matrimonio con Philippos de Grecia y directora de marca de la compañía VistaJet. Padre e hija comparten devoción y obligación, ya que, como él mismo ha contado en diferentes entrevistas, el empresario intenta pasar las vacaciones con ella y con su ahora marido.

Sus destinos suelen ser los que los ciudadanos de a pie vemos más inalcanzables, pero para ellos están a tiro de piedra. O mejor dicho, a tiro de avión privado, un medio de transporte que es habitual en su día a día. Aunque no es el único. Como buen multimillonario, Thomas Flohr también tiene un yate de 42 metros de eslora para sus días de descanso en el Mediterráneo.

En sus propias palabras, España y Grecia con algunos de sus lugares favoritos, con especial atención a Italia y algunas de sus islas, como Cerdeña o Capri. También Córcega se convierte en destino frecuente de muchas de sus escapadas.

No es una vida apta, desde luego, para cualquier bolsillo. Como decíamos, su fortuna está valorada en 2.300 millones de dólares y su compañía fue de las pocas que no se resintió con la pandemia. El secreto es poner a disposición de los clientes todo lo que un bolsillo tan abultado como el suyo puede querer, incluyendo el mejor servicio del personal de vuelo, quienes se forman en instituciones especializadas para mayordomos.

Lo cierto es que este imperio aeronáutico no era, ni mucho menos el objetivo de Thomas Flohr cuando llegó la hora de tomar decisiones sobre su futuro. Como él mismo también ha contado en algunas entrevistas, su sueño era ser piloto de Lufthansa, pero no cumplía con el perfil que requerían. De hecho, una de las responsables de darle un 'no' como respuesta, le dijo que estaría mucho mejor en un área comercial.

Flohr se apartó del mundo de los aviones unos años para entrar en el de las finanzas Comdisco, llegando a ser presidente de la división europea. Pero su pasión seguían siendo los aires y la velocidad -de hecho, es piloto de carreras aficionado-, además de, por supuesto, el lujo. Y es lo que ha aunado con esta compañía de aviones privados, VistaJet, la misma con la que está haciendo la vida fuera de España mucho más fácil al rey Juan Carlos.